1886, Día Internacional del Trabajo; la Huelga de Cananea en 1906 y la Revolución Mexicana de 1910, dieron vida a las primeras Leyes del Trabajo que comenzaron en Jalisco y Veracruz en 1914 y Yucatán en 1915.
Enrique Estrada Barrera *
MEXICALI.-Aunque el día primero de mayo, es reconocido a nivel mundial como Día Internacional del Trabajo, como homenaje póstumo a los mártires de Chicago, en México, se tienen antecedentes para la protección del trabajador, desde la Constitución de 1857.
Los principios fundamentales del liberalismo político y económico de la Constitución, determinaron que el Estado no debía intervenir en la vida económica, que “la dirección de la empresa es patrimonio exclusivo del empresario” y que las relaciones de trabajo deberían regularse conforme a la voluntad que las partes hubieran manifestado en el contrato y especifica que este “debería ser considerado en un contrato de prestación de servicios y que las condiciones laborales debían fijarse según el libre juego de la oferta y la demanda”.
Sin embargo y a pesar de la buena medida dictada en la Constitución de 1857 y hecha válida en mínima parte durante los años que Benito Juárez estuvo al frente de la Presidencia de la República desde 1858 hasta 1872, este contrato llamado libre, pronto puso de manifiesto que cuando las partes no poseen la misma fuerza para negociar, la igualdad es la que evita una verdadera relación contractual.
Más se agravó, apenas llegó a la Presidencia de la República, Porfirio Díaz, donde el empresario se enriqueció más y el trabajador, fue vapuleado más veces en sus horarios de trabajo y en sus salarios económicos. Esta vida se daba, mientras que en otros países se habían iniciado ya hechos de trabajadores, por alcanzar la fijación de tiempos mejores, así como salarios más acordes a su demanda.
1º. de Mayo Día Internacional del Trabajo
El día primero de mayo de 1886, los obreros de Chicago, iniciaron un gran movimiento en busca de protegerse, por la explotación del tiempo en que se les tenía trabajando y el corto pago, iniciando con una Huelga General, en la que participaron unos 110 mil trabajadores, demandando ante todo, sólo 8 horas de trabajo y un mejor salario.
El Congreso de Sindicatos y Sociedades de Estados Unidos, tuvieron luego como respaldo el apoyo de los trabajadores de las fábricas de Mc Cornick, desarrollando una intensa actividad, que trajo como consecuencia la represión por parte de la Policía y la muerte entre otros de Adolfo Fisher, Jorge Ángel, Samuel Bielden y Alberto R. Parsons.
En 1889, en París Francia, el Congreso del Sindicato internacional retomó a nivel mundial la lucha de los trabajadores, ejecutando las 8 horas de trabajo a cambio de mejores salarios. En este Congreso, se instituyó el 1 de mayo, como el Día Internacional del Trabajo, para rendir homenaje a quienes habían muerto en Chicago, y para implantar en forma definitiva las reformas, que desde esa fecha, en algunos países comenzaron a respetarse, ajustándose al horario y a mejor paga.
Cananea, inicia el movimiento en 1906
Cananea, en Sonora y Río Blanco, en Veracruz, fueron en México los puntos que iniciaron el movimiento en busca de mejores tiempos y mejor salario en los trabajos, sobre todo en Cananea, en 1906, que dio el primer paso.
En 1905 las minas de Cananea, eran un verdadero oprobio contra todos los obreros que eran mexicanos, mientras que los contratantes norteamericanos, contaban hasta con guardias personales de su misma nacionalidad. Dos maestros, llegados bajo el ideal del trabajo, estaban enfadados de esa situación y reconociendo la vida que en otros países lograron los trabajadores, comenzaron a reunirse en busca de mejores condiciones de vida.
Manuel M. Diéguez, de Guadalajara, Jalisco y Esteban Baca Calderón de Nayarit, fueron quienes dejaron su cátedra de profesores rurales, para trabajar de mineros y luego en enero de 1906 fundar el grupo “Unión, Liberal, Humanidad”, con el cual demandaban trato justo, horario acorde y mejor salario.
El 16 de enero de 1906, se reunieron en la casa de Cosme Aldana, 15 trabajadores para planear las acciones a tomar y se formó con Manuel M. Diéguez como presidente del grupo, Francisco M. Ibarra, vicepresidente y Pablo Baca Calderón, como Secretario.
De esa reunión, Baca Calderón hizo un extracto que envió a San Luís Missouri a Ricardo Flores Magón, en el que señala: “En la noche del 16 de enero de 1906, reunidos en la casa del señor Cosme Aldana, varios compañeros de trabajo, no pasábamos de quince, resolvimos constituirnos en una sociedad secreta bajo la denominación ‘Unión, Liberal, Humanidad” y dentro de esos pensamientos, escribe Baca Calderón también que “Si hoy la clase humilde a la que me honro pertenecer se uniera para reclamar justicia en el pago de su trabajo, los caciques, viles lacayos del capitalista, nos perseguirían irremisiblemente, bien comprenderían que enseguida nos uniríamos también para derrocarlos del poder y exigirles responsabilidades”.
El envío de Baca Calderón a Flores Magón, en calidad de información secreta, se publicó en el periódico “Regeneración” de marzo de 1906, lo que despertó la curiosidad primero de los dueños de las Minas de Cananea y luego el enojo, disponiéndose medidas que más que disgustar a los trabajadores los unieron.
El 1 de junio de 1906, los mineros caminaron desde El Ronquillo hasta la plaza, para protestar ante el gobernador Rafael Izábal, juntándose más de 1,550 trabajadores y uniéndose otros muchos, que llevaban sólo una petición en una gran manta: “Cinco pesos, ocho horas”.
El movimiento fue agredido por un norteamericano, que luego fue incendiado con todo y su maderería y se precipitó todo, resultando ese día 23 muertos, 17 heridos y muchos desaparecidos, pero también fueron detenidos los líderes de la agrupación “Unión, Liberal Humanidad”, Manuel M. Diéguez, Pablo Baca Calderón, Francisco M. Ibarra y otros 8 trabajadores.
El Gobernador de Sonora Rafael Izábal, junto con el general Luis E. Torres, ex gobernador de Baja California 1888-1890 y Jefe de la Primera Zona Militar, acordaron fusilar a los 11 detenidos, para lo cual comunicaron por telégrafo al Secretario de Gobernación: “el General Torres y yo hemos acordado fusilarlos; pero a la luz del día, para que el ejemplar castigo surta efectos. Esperamos consejo de usted”, respondiendo Ramón Corona, también sonorense “es imposible fusilar a los instigadores de los desórdenes porque causarían gran escándalo en el país. Que les aplique el Juez todo el rigor de la ley, y después los mande a San Juan de Ulúa, a 15 años de prisión, término de su condena”.
Todos fueron enviados en efecto a San Juan de Ulúa, Veracruz, donde estuvieron detenidos hasta enero de 1911, fecha en que quedaron en libertad, alcanzando Manuel M. Diéguez y Pablo Baca Calderón, grandes reconocimientos en la milicia, pues se regresaron a Sonora ingresando al movimiento armado del Ejército del Noroeste, desempeñado además cargos de gobernadores en diversos Estados del país.
Río Blanco, Veracruz, estalla en 1907
A raíz de la trágica huelga de Cananea, en Sonora, en la que el régimen había hecho una vez más su desprecio total a los derechos de los trabajadores y aun a su condición de seres humanos los obreros textiles de Río Blanco, Veracruz, habían formado a fines de 1906 el Círculo de Obreros Libres.
Para destruir el movimiento, los industriales de Veracruz, Puebla, Tlaxcala y otros Estados decidieron cerrar las fábricas de hilados y tejidos, desembocando el conflicto en un arbitraje presidencial que se redujo a una orden para que los obreros volvieran al trabajo sin condiciones, el 7 de enero de 1907.
Descontentos, pero vencidos por el hambre, acataron el laudo los trabajadores de Río Blanco, mientras sus mujeres acudían a la tienda de raya en busca de los alimentos que requerían ya desesperadamente, encontrándose con una negativa por parte del encargado de la tienda, lo que motivó que los obreros, enardecidos dieran muerte a un joven español, que los amedrentó con una pistola.
El descontento fue total; se incendiaron varias casas entre ellas la del presidente del Círculo de Obreros Libres a quien consideraron traidor al movimiento por haber aceptado el laudo presidencial.
Porfirio Díaz, decidió entonces hacer un escarmiento ejemplar con los obreros rebeldes y con tal objeto envío un fuerte contingente militar que arribó a Río Blanco el 8 de enero. La represión fue resuelta y brutal: más de 200 trabajadores fueron asesinados por los soldados, que dejaron además una multitud de heridos entre hombres, mujeres y niños.
Jalisco y Veracruz, con primeras Leyes de Trabajo
La lucha revolucionaria de 1910, puso como condición que se puede alcanzar el bienestar social sin sacrificar la libertad, rechazando el principio de que el Estado no debe intervenir en la vida económica y se niega que la dirección de la empresa sea patrimonio exclusivo del empresario, reclamándose que la ley establezca condiciones de trabajo mínimas que deban ser respetadas por el libre juego de la oferta y la demanda.
Basados en estos términos Jalisco estableció el 7 de octubre y Veracruz el 19 también de octubre, ambos de 1914, las primeras Leyes de Trabajo. El 11 de diciembre de 1915 lo hace también Yucatán y el 14 de septiembre de 1916, Venustiano Carranza, anuncia una “legislación para mejorar la condición del peón rural, del obrero, del minero, y en general de las clases proletarias”.
El texto original de la Constitución de 1917 facultó a la Legislatura de cada Estado para expedir las leyes en materia de trabajo y de 1917 a 1929 se expidieron unas 90 codificaciones, sin un criterio uniforme; el tratamiento desigual que las leyes le conferían a los trabajadores, las constantes violaciones a las normas sobre indemnizaciones legales y el hecho de que algunos conflictos colectivos se extendieran a dos o más entidades federativas, ninguna de las cuales podía intervenir porque sus decisiones carecían de eficacia fuera de sus fronteras, ocasionaron que la clase obrera organizada en sindicatos, federaciones y confederaciones planteara la conveniencia de que se expidiera una sola ley de carácter federal.
A partir de entonces el Artículo 123 ha experimentado las siguientes modificaciones, cuya fecha de publicación en el Diario Oficial, indica entre paréntesis reformas y adiciones, para otorgar al trabajador las prestaciones necesarias que el tiempo requería.
Nacimiento de las Asociaciones
Al triunfo de la revolución maderista se multiplicaron las organizaciones obreras y el 2 de mayo de 1911 surgió la Confederación de Tipógrafos de México, después llamada Confederación Nacional de Artes Gráficas; en junio del mismo año se formó en Tampico, Tamaulipas el gremio Unido de Alijadores, junto con la Confederación de Sindicatos Obreros de la República Mexicana.
En 1912 se fundó la casa del Obrero Mundial y en 1915, por las contingencias de la Revolución, se cambió a Orizaba con batallones de trabajadores 1.- De la Fábrica Nacional de Armamentos a San Luis Potosí; 2.- De la Federación de Ferrocarriles del Distrito Federal y sus sindicatos que marchó a Veracruz; 3 y 4.- Textiles, carpinteros, canteros, albañiles, pintores, sastres y cocheros incorporados al Ejército del Noroeste al mando de Obregón y 5 y 6.- Mecánicos, albañiles, grabadores y metalúrgicos que se quedó en Orizaba.
La Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal convocó a un Congreso Obrero Nacional, en Veracruz, inaugurado el 5 de marzo de 1916, acordándose que todas las organizaciones presentes se llamaran Confederación de Trabajo de la República Mexicana, y el 1º. de mayo de mayo de 1918, se constituyó en Saltillo, Coahuila la Confederación Regional Obrera Mexicana.
Del 16 al 22 de febrero de 1921, se formó la Confederación General de Trabajadores y en junio de 1933 nace la Confederación General de Obreros y Campesinos de México y en 1936 con la unificación de Sindicatos independientes y de grupos escindidos de la CROM y de la CGT, de la disolución de la CGOCM y de la actividad del Comité Nacional de Defensa Proletaria, se formó la Confederación de Trabajadores de México, CTM.
La Asamblea Constitucional de la CTM se celebró en la Arena Nacional del 21 al 24 de febrero de 1936, concurriendo intelectuales al servicio del movimiento obrero de la calidad de Vicente Lombardo Toledano, Alejandro Carrillo, David Vilchis, Rubén Magaña, Gustavo Ortiz Hernán, Francisco Breña Alvirez, Francisco Zamora, Valentín Campa, Salvador Rodríguez, Antolín Piña Soria y Filiberto C. Villarreal.
Los 4 mil delegados, representantes de 600 mil trabajadores eligieron la primera directiva: Vicente Lombardo Toledano, Secretario General; Juan Gutiérrez, Trabajo y Conflictos; Fidel Velásquez, Organización y propaganda; Miguel A. Velasco, Educación; Carlos Samaniego, Finanzas; Pedro A. Morales, Acción Campesina y Francisco Zamora, Estudios Técnicos, adoptando como lema “Por una Sociedad sin Clases” y pasados unos años al hacerse varias reformas, cambió de lema imponiendo el de “Por la Emancipación de México”. Desde 1940, luego de desplazar al grupo de comunistas, la organización fue controlada por Fidel Velásquez, reelecto en muchas ocasiones y aglutinando a muchos otros sindicatos, haciendo de la CTM, el organismo obrero más grande de América.
* El autor es Premio México de Periodismo,
Cronista y Forjador de Baja California.