Para quienes nos dedicamos al ejercicio medico desde hace varios años y sobre todo en la provincia mexicana este término sigue siendo de uso común entre los familiares de nuestros niños y es prudente hacer unas anotaciones al respecto. Dado el manejo que se le ha dado, su carácter oculto y sobre todo por los riesgos que nuestros niños corren con algunas de estas curaciones caseras.
El empacho situación o condición infantil conocida entre la población mexicana desde antes del siglo XVI. Tradicionalmente se ha sugerido como malestares de origen abdominal, que les decían dispepsias, crudeza estomacal, flaqueza gástrica. Indigestión. Empacho. entre otros. Los médicos siempre han querido encontrar una explicación a este fenómeno tanto en niños como en adultos.
El médico y dramaturgo yucateco José Peón y Contreras. Describía este fenómeno más o menos así "Los pequeñuelos, como se sabe bien, se hartan de leche, y cuando no vomitan el exceso, indudablemente sus digestiones se entorpecen (...). Por lo general el niño, primero inquieto, se queja en seguida débilmente; después llora y grita; pero a intervalos irregulares quedándose en éstos frecuentemente dormido, pasando ya el acceso doloroso. En los momentos del dolor se despierta bruscamente y contrae las piernas dobladas contra los muslos y éstos sobre el abdomen. Prefiere la posición horizontal, es decir, acostado sobre el dorso; no tardan en aparecer náuseas y vómitos de leche cortada de un olor agrio, penetrante, y parecido al del coco rancio. Rechaza el seno, se lo aleja de los labios, y sólo cuando la fiebre enciende, más o menos alta, lo toma con avidez para aplacar su sed y empeorar su situación, pues toma inmoderadamente grandes cantidades y las indigestiones se suceden las unas a las otras. El abdomen se meteoriza, su volumen adquiere proporciones considerables y sólo desean los pequeños pacientes refugiarse en el regazo materno, con el vientre apoyado contra el seno, porque su calor les consuela.
Se asumía que la causa del empacho es por substancias ingeridas que se quedan adheridas al estomago o intestino y que causan obstrucción, que puede ser chicharos, frijoles, leche en exceso, granos de elote, huesos de capulín, de tuna, endocarpio de cítricos o alimentos no digeridos, hebras de tela, pelos, tierra, papel o cuanto cosa se lleve el niño a la boca.
Así pues el tratamiento del empacho tenía como objetivo central expulsar aquello que lo estaba causando. Utilizando históricamente para este fin: Plantas medicinales: Añil, Milo, Linaza, Manzanilla, Hojas de naranjo. Purgantes: Aceite de ricino, tequesquite. Lavativas: Valeraniato de amoniaco. Vomitivos: Ipecacuana, tártaro emético. Linimentos: Bálsamo tranquilo. Emolientes: Aceite de almendras, jarabe de goma.
Los médicos académicos recomendaban purgantes "suaves y repetidos", y en caso necesario, un vomitivo más fuerte como la ipecacuana junto con un enema simple, o bien, aceite de ricino o manteca asociada con el tequesquite. Un tratamiento muy popular para curar el empacho, y que fue reafirmado por los médicos académicos fue el añil (Indigofera tenctoria) diluido en agua. Además para disminuir el dolor abdominal, los lienzos calientes, lavativas oleosas, unturas con aceite de beleño, de belladona o alcanforado, y supositorios diversos.
Después -con el inicio del siglo XX- el silencio académico relativo a esta enfermedad sería absoluto. Para los médicos académicos el empacho será en todo caso una gastroenteritis de origen infeccioso, desdeñando la causalidad mecánica. Para las amas de casa, según Vega-Franco, el empacho es originado porque "...el paciente ha comido fruta verde, alimentos con cáscara, o bien, que tienen una consistencia masosa como la tortilla o el pan, los cuales se "pegan" en el estómago".
Es evidente la inexistencia documental de mortalidad por empacho en el siglo XX y en estos principios del siglo XXI. No obstante, el problema que representa el empacho no ha desaparecido. Los enfermos empachados escasamente llegan hasta el consultorio de los médicos generales, familiares y especialistas pediatras, pero la morbilidad es elevada. Esto se afirma por la venta constante, permanente y sin publicidad del pan puerco en la mayoría de las boticas de la Ciudad de México (pomada envasada por pequeños laboratorios, que contiene manteca animal, raíz de jalapa, jengibre y otros componentes minoritarios, que cuesta menos de diez pesos). Así como de otras curaciones caseras.
Por ello, se destaca que el empacho era (y es) una enfermedad que afecta sobre todo a los niños, en especial aquellos menores de dos años de edad, cuando son liberados en forma paulatina de la tutela y los cuidados maternos. Y que como médicos y padres debemos estar informados para acudir con nuestro pediatra y ser asesorados claramente así poder tomar la mejor decisión en el cuidado de nuestro hijo, evitando prácticas potencialmente nocivas como el uso de añil entre otros. Haciendo un buen diagnostico y manejo de nuestros niños, llámese empacho, bezoares o dispepsias.
Para finalizar una reflexiones que transcribo del articulo original publicado por el hospital infantil de México: Desde el punto de vista epidemiológico, se concluye que el empacho era una "enfermedad" trascendente para el análisis de la mortalidad, ya que se ubicaba dentro de las primeras diez causas de mortalidad general; endémica (es decir, que se presentaba en forma continua); con mayor riesgo en la edad infantil (especialmente en mayores de un año y menores de cinco); estacional (con incrementos al final de la primavera, todo el verano y parte del otoño); y diferenciable (en cuanto se distinguía de otras entidades diarreicas parecidas).
Desde el punto de vista clínico, el empacho es una entidad desconocida por la medicina académica europea; inicialmente descrita y discutida por médicos mexicanos, desde 1870; reconocida como una condición clínica con características propias; con una causalidad relacionada con sustancias o alimentos difíciles o imposibles de digerir; con un cuadro clínico que incluye diarrea o constipación, dolores abdominales tipo cólico, vómitos, meteorismo, hipertermia, agotamiento, irritabilidad y presencia de una tumoración abdominal palpable fija o móvil, siguiendo el tránsito intestinal; y el tratamiento fundamental es purgante, provocando el vómito o la evacuación de la sustancia causal.
Desde una perspectiva socio-cultural, el empacho es una enfermedad que pertenece a los saberes y prácticas de los conjuntos sociales populares; que se ha reproducido de una generación a otra, mediante la transmisión verbal; que forma parte de una amplia -y hasta ahora poco estudiada- red social de solidaridad; y que mantiene una asombrosa vitalidad y continuidad, pues los conocimientos populares siguen siendo válidos -en su mayoría- hasta estos albores del siglo XXI.
domingo, julio 18, 2010
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