viernes, agosto 13, 2010

La tercera es la vencida

Sobre el dicho “la tercera es la vencida” se tienen varias versiones, de las cuales me ha llamado la atención solo una, esto quizás se deba a mí estado de ánimo; se dice que esta frase surge entre el siglo XVI y XVII en donde el derecho penal de aquel entonces estipulaba que la pena de muerte se imponían una vez que un delito era cometido tres veces por la misma persona.

En relación a lo anterior, les comentaré lo siguiente: Yo jamás había sido víctima de un robo, al menos no de manera directa, es decir, sé que algunos impuestos son un abuso (unos más que otros pues), que determinadas gasolineras nos dan menos combustible del que pedimos, que las compañías telefónicas nos roban el saldo, etcéte
ra, pero además de esos robos de los que somos víctimas cotidianas los ciudadanos nadie me había despojado directamente de nada, hasta hace algunos días:

1.Mi auto no era modelo del año, por ende, no era un auto costoso, pero era fruto de un año de ahorros y como quien no quiere la cosa ya le empezaba a “agarrar cariño”, después de un año de tenerle empecé a depender en cierta medida de esas cuatro llantas que me transportaban como dice cierto personaje “hasta el infinito y más allá” no obstante, cierto día mi hermano menor se percató de que la chapa de una de las puertas había sido violentada, tomé medidas mínimas sin darle mayor importancia, pues al final de cuentas no pasó nada.

2.Después de la primer tentativa de robo tuve la precaución de estacionar mi auto en lugares públicos, colocar siempre el candado de la palanca de velocidades y los seguros de las puertas, este grado mínimo de paranoia al paso de algunos meses no rindió frutos pues un sábado cuando me disponía a irme a trabajar noté con terror que el vidrio trasero de mí vehículo estaba hecho añicos, que dos de las cuatro puertas estaban abiertas, el espacio del estéreo había recibido algunos golpes y que la guantera había sido revisada… hasta ese momento nunca me había sentido tan vulnerable o frágil, pues el mensaje era claro “nadie es invencible” ni yo con mi auto noventero que tenía aquellas herramientas de seguridad; dicho suceso me intra
nquilizó pero aparte de las medidas lógicas ¿qué más podía hacer?

3.Y como el título de este escrito lo refiere “la tercera fue… efectivamente la vencida”, cuando menos lo esperaba llega de nueva cuenta mi hermano menor pero ahora con cara de verdadero susto y me lanza la noticia “el auto no esta, se lo han llevado” en mi ingenuidad le pregunté ¿quién? Y me responde con el semblante desencajado “se lo robaron”… lo curioso de todo esto es que lejos de paralizarme; me movilicé, llame de inmediato a la policía municipal, a vialidad y tránsito, al ministerio público y a cuanta “liga de la justicia” me vino a la mente, desgraciadamente y a quince días del robo de mi auto, éste sigue sin aparecer, sé que no aparecerá, al menos ya no en su forma original, tal vez tenga razón aquel policía al que di el reporte cuando me dijo “Pues no es por ser negativo pero quizás su carro a estas horas (aproximadamente una hora después del robo) ya este desmantelado”.

Si determinados delitos conllevaran la pena de muerte (y no me refiero exactamente al robo de vehículos) seguramente muchos delitos ya no existirían, porque aunque sé que nadie tiene derecho de quitar la vida de otro ser humano ¿quién es ese otro “ser humano” que se cree tan listo como para quitarte lo que a ti te pertenece? Dicen que la esperanza muere al último pero sobre esta situación no sé si yo nunca tuve esperanza o en que momento murió, lo único que sé es que la vida no termina con el robo de un auto, quizás se hace un poco incomoda… pero solo un poco.
Ahora empiezo a disfrutar de nueva cuenta el caminar por las calles de la ciudad, la brisa fría del viento, las miradas de los transeúntes… probablemente sea como dijo una buena amiga y compañera de trabajo “esto del robo de tu auto velo positivamente… es como cuando podas una planta; le quitas algo pero siempre aparecerán cosas mejores”.

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