sábado, enero 15, 2011

Una historia escalofriante

Les voy a contar una historia escalofriante; bueno la verdad de todo es que no sé si a estas alturas de la vida, las líneas que les narraré les resulten aunque sea un poco inquietantes, refiero esto y ojalá estuviera inmersa en un error, porque tal pareciera que la tendencia del ser humano contemporáneo es lade ser individualista y superficial, dando mayor énfasis a la forma y no al fondo de las situaciones.
Resulta que había una vecina llamada María,cuando la conocí ella vivía en unacolonia cerca del centro de cierta ciudad y no tenía mucho de haber enviudado, alguna extraña enfermedad le arrancó a su esposo de su lado, pero más que a un compañero de vida, la muerte le había quitado a su brazo derecho, a su apoyo incondicional y a su sustento económico.
Cabe mencionar que María se casó cumplidos los 35 años de edad y solo tuvo un hijo, él cual había nacido con retraso mental grave, con aquel amor de padres María y Felipe habían criado a Joaquín según sus medios; “como Dios les dio a entender” puesto que ninguna institución pública o privada pudo oquiso ayudarles pues según dijeron “el chico no tenía remedio” y lo único que quedaba era alimentarlo y mantenerlo con vida según las posibilidades de la familia, la cual tenía orígenes humildes y aún incluso con eso la propia familia de María y Felipe lejos de apoyarlos, habían rechazado a aquel pequeño que nació diferente a los demás, eso hizo que estematrimonio perdiera contacto con sus padres y sus hermanos, y quedaron ellos dos más su pequeñocontra el mundo, en un sentido idealista suena genial, casi como si fuesen “invencibles” en el sentido más literal de la palabra y durante unos cuantos añosparecía que así era, las preocupaciones surgieron cuando el cabello y los huesos de María y Felipecomenzaron a envejecer y más tarde con la muerte inoportuna de este último el mundo de María, por ende el de Joaquín, se vieron drásticamente deteriorados… Por un lado María no contaba con nadie que pudiera cuidarle a Joaquín si ella decidiera trabajar, por otro, ya había buscado trabajo sin éxito, así que lo que hizo fue ofrecerse para hacer mandados a sus vecinos, o servicios pequeños como tirarles la basura, cuidar el jardín o barrer las banquetas, cualquier cosa con tal de ganar algunos pesos, las personas le apoyaban en medida de sus posibilidades y cuando parecía que las cosas simples de la vida se resolvían quizás no favorablemente pero por lo menos se resolvían, María descubrió que tenía cáncer terminal… si, lo sé, fue como si la vida se ensañara con esa pobre madre que no encontraba la salida, a penas trataba de reponersede la perdida de su marido cuando la muerte le empezóa contar los días en cuenta regresiva.

María no tuvo otra opción más que empezara buscar algún lugar en el que pudieran cuidar a Joaquín quizás no como le trataba ella, porque el amor de madre es irremplazable pero al menos que le respetaran como el ser humano que su hijo era… una tarea imposible por supuesto, pues en menos de dos semanas ella se dio cuenta de que sus vecinos ponían cara de pocos amigos, aquellas instituciones gubernamentales o asociaciones civiles; hablemos de asilos, internados... no tenían el presupuesto ni la infraestructura para “lidiar” con una persona con capacidades diferentes, en pocas palabras se le cerraron las puertas. María amaba inmensamente a Joaquín como para dejarlo a merced de la caridad de los demás, tomando en cuenta claro el egocentrismo en el que vivimos, así que su único recurso eraaceptar y llevar a cabo una decisión irreversible, la cual ustedes, estoy segura ya dedujeron, obviamente, después de leer un poco del contexto de esta historia, pero para quienes apenas percibimos la lucha interna de esta madre en aquel entonces comprenderán que al principio nos resultó desconcertante ver que había pasado más de una semana sin que María se viera barriendo las calles o haciendo mandados como habitualmente lo hacía, posteriormente fue impactante constatar que SEMEFO ingresaba a casa de María para sacar los cuerpos putrefactos de ella y de Joaquín quienes habían muerto hacía unos diez días y de acuerdo a la carta póstuma de María no se debía culpar a nadie, solo a ella quien había inyectado veneno a su hijo y después había ingerido cantidad suficiente de aquel químico para morir pero solo una vez que comprobó que su hijo estaba muerto, según sus palabras fue la decisión más difícil por la que optó en vida pero era su única salida.Y lo escalofriante de esta historia no es la decisión de aquella madre o la forma en la que murieron ella y su hijo, lo escalofriante radica en la indiferencia que este tipo de situaciones provoca en nosotros, los primeros días en los que ocurrió este acontecimiento, naturalmente se hablaba de ello más por morbo que por cargo de conciencia, el clérigo, el gobierno incluso los medios de comunicación juzgaron duramente a esta mujer pero… ¿qué hicieron ellos cuando María tocó sus puertas y ellos simplemente las cerraron? ¿Qué hacemos tú y yo cuando alguien nos pide ayuda? Al menos sabemos que lo que hizo María fue un acto de amor, pero a veces lo que nosotros hacemos; como ignorar a la persona que tenemos a un lado, no le podemos llamar de otra forma más que inmunidad hacia el dolor del hombre… que triste ¿no?

Comentarios: laura.esle@hotmail.com

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