Corrían los invernales días de diciembre de 1899, cuando el tiempo abría un nuevo siglo en la vida, y en lo alto de la sierra de Baja California, agotados los yacimientos de oro, las minas cerraban sus tiros y todos los que hasta ellas habían llegado desde el sur de la península, se quedaban sin trabajo y sin horizontes.
Los arrieros que tramontaban del este al oeste, habían llevado la noticia hasta esos minerales, que cerros abajo rumbo al oriente y en un inmenso valle conocido como Desierto del Colorado, comenzaban obras para desviar el agua del Río Colorado a ese valle y al de Imperial en Estados Unidos.
Frente a los Indios Cucapa
Tendrían un enemigo común: los indios Cucapá, que en grandes formaciones, pero desunidos todos, asolaban a quienes llegaban, siempre en busca más de comida que de robo; no olvidaban las guerras de las Péchitas que desde mediados de 1,800 habían sostenido contra los indios Cochimíes,en pos de éste alimento producto del mezquite.
Desde los minerales de Juárez, El Alamo, Reforma y Real del Castillo, hombres y mujeres con sus hijos y enseres, rudimentarios aperos de labranza y animales, enfilaron como los Magos de Oriente guiados por la estrella de su destino, rumbo al lugar señalado: el oriente. Desafiaron los desfiladeros de Picachos y Alaska, soportaron los cruentos fríos del amanecer y anochecer cuando diciembre moría y nacía enero; igual que a Joséy María, los guiaba el amorpaternal y cuando el siglonuevo nacía se encontraron tierras abajo frente al enorme mar nombrado Laguna Cahuilla, hoy Salada; una jornadadespués el Cerro de la Señal, hoy del Centinela, con una laguna semiseca, llena de pescados muertos. Cuatro leguas adelante el inmenso desierto, que los recibía con los brazos abiertos: era El Río.
A los bordes de la Ciénega Cameron echan pie a tierra y se instalan; desensillan y descargan las bestias con los pocos enseres y sin más horizontes que el que les limita la vista, reconocen su nueva tierra, solamente hollada por tribus de Yumas, Dieguinos y Cucapá y muy retiradamente de Cochimíes, todos ellos, originales dueños de estas tierras desde ocho mi años antes de Cristo.
Sólo aparecen unos cuantos cucapás encabezados por el Jefe Manaza y perdidos entre los recién llegados los indios Dos de Bastos y El Indio Borrego. Más al sur del Río, los Cucapás, tenían asentadas sus viviendas, desde donde salían a recorrer todo el contorno, como parte propia.
El Baile del Siglo, 1899-1900
En la cita de referencia apunta: “Con motivo del siglo y llegada del XX, “La Señorona” que hacía poco había inaugurado la fonda, invitó a sus clientes y amigos para festejar el suceso. Las pocas familias que había y otras que vinieron del lado americano, organizaron un baile en la ramada de “cachanilla” que se levantó en el lote contiguo. Dos guitarras, una mandolina, un violín, una flauta y una arpa hicieron la música. Se bailó hasta las 12 y media de la noche, en cuanto pasó el abrazo del año nuevo, pues el intenso frío no los dejó continuar”.
Se habla que ya entonces, había varias familias dispersas en lo que todos conocían como “El Río”, así como en el camino anexo al bordo del Canal Alamo.
Así llegaron los primeros a El Río cuando nacía el año de 1900, cuando tocaba las puertas el Siglo XX; así arribaron los pioneros a estas tierras, para formar un asentamiento y forjar al nuevo mexicano capaz de afrontar y desafiar todas las vicisitudes: El Cachanilla.

El coronel Agustín Sanginés, Jefe Político del Distrito Norte, bautiza a El Río, como Mexicali en noviembre de 1902 y nombra a Urbano Vázquez, primer policía, reconociendo el impulso del poblado y el 14 de marzo de 1903, es designado don Jesús Manuel Vizcarra Moreno, como primer Juez de Paz, dependiente de Los Algodones.
Tiempo de Inundaciones
El río que daba nueva vida a la comarca, peligrosamente arrojaba sus aguas sobre el naciente poblado y se tornaba en una pesadilla; buscando la protección divina. Un año después, las aguas se salen de su cauce, inundan Mexicali y casi acaban con el caserío; las familias huyen a Calexico, salvando los hijos y las pocas pertenencias. Vuelta a la tranquilidad, hombres y mujeres otra vez levantan sus casas con la fe estoica confiados en el futuro, con la llegada del ferrocarril Intercalifornia, como anuncio de progreso.
En 1903 hay muchos niños sin la luz del saber y la joven Sarita Muro da las primeras clases en casa de don Jesús Carrillo; en 1904 Merceditas Carrillo es maestra en la primera escuelita instalada en casa de don Urbano Vázquez, donde también atiende la oficina de Correos; en 1916, se construye la Escuela Cuauhtémoc y en 1924 la Leona Vicario y se crean muchas escuelas, en la zona urbana y la rural.
Entre avance y zozobra, Mexicali se vuelve punto de encuentro y cual Rosa de los Vientos, recibe en su seno a hombres y mujeres de todas partes. Entre los primeros llegan de la Baja California Sur, Sonora y Sinaloa; llegan de Zacatecas, Durango, Jalisco, Guanajuato, Chiapas, Yucatán y de toda la República Mexicana. Arriban también los chinos, los hindúes y los japoneses y del norte llegan los norteamericanos, explotando las posesiones.
Aprovechando las extensiones arenosas, en 1913 el gringo Sherman hace la primera siembra de algodón y la tierra generosa le devuelve casi 20 pacas de fibra y con ello, la seguridad de que el terreno es productivo; así se incrementa la siembra y en 1918 alcanza la más alta producción y el Valle de Mexicali crece, enfilado al progreso gracias al oro blanco y nos llaman “El Rancho más grande productor de algodón en el mundo”.

1911, Asalto a Mexicali
El 29 de enero de 1911, Mexicali es asaltado por hombres armados que venidos del vecino país, quieren posesionarse
de México; mataron a Camilo el Alcaide de la Cárcel y soltaron a los presos; mataron a otras personas, secuestraron a las autoridades y pelearon contra el Ejército y finalmente fueron sacados del país, con la llegada del coronel Esteban Cantú Jiménez.
Con Cantú Jiménez se inició una era de progreso a partir de 1915 que asumió el cargo de Jefe Político, mismo que cambió por el de Gobernador del Distrito Norte de la Baja California; cambió la capital del Distrito de Ensenada a Mexicali, construyó el camino de Mexicali a Tijuana y a El Mayor y San Felipe, hizo la Escuela Cuauhtémoc, edificó el Palacio de Gobierno, hoy Rectoría, el Parque Héroes de Chapultepec y dio a Baja California, seguridad económica y social, por lo que fue llamado El Rey Sol.
A partir de 1920 se inició una etapa de progreso y en 1923 se construye la Cervecería de Mexicali que al igual que la Compañía Industrial Jabonera dan empleo a miles de mexicanos que siguen llegando de todas partes.
1937, El Asalto a las Tierras
A pesar de tanto auge y progreso las extensiones del Valle de Mexicali seguían en manos extranjeras hasta que el 27 de enero de 1937 se produjo el Asalto a las Tierras y los campesinos lograron hacerse de una parcela, siguiendo la guía de doña Felipa Velásquez viuda de Arellano, que desde 1930 había iniciado el hecho por lo que fue enviada a las Islas Marías, junto con otros compañeros de lucha.
La tierra volvió a los campesinos en 1937, pero todos, se olvidaron de la promotora de sus ideales y cual es la vida, aquel puñado de hombres que salieron de todos los horizontes para fraguar un nuevo poblado, pronto acogieron ideales e intereses y se olvidaron de los demás.
Doña Felipa, promotora de la entrega de las tierras en el Valle de Mexicali, murió en la más incruenta de las pobrezas y el abandono, mientras los gritos se daban cada 27 de enero, alabando a “Felipa y sus Ideales”. Con todo, Mexicali, sigue siendo grande, brillante y majestuosa, a pesar de los arrastres de insensibilidad de gobiernos que padecemos.
El Autor es Premio México de Periodismo Cronista y Forjador de Baja California.
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