
¡Cómo me duele mirarte
En agonía!
Porque compruebo
Acongojado y triste,
Que ya no eres
Lo que antaño fuiste.
Porque ya se mira
Que es un mito,
“Lo de la falda
Bajada hasta el huesito”,
Que en un tiempo
Ya lejano,
Te cantara el poeta
Jerezano.
Y ya es cosa comprobada
Y cierta,
Que en tus hombres el honor
Y en tus jóvenes mujeres
El pudor
Es letra muerte.
Tu juventud se desgañita,
Aplaude frenética,
Ruge y grita
Fatalmente hipnotizada
Por el humo, baile y los sonidos
Que aturde los sentidos
Por falta de valores auspiciada.
Sexo, alcohol, droga y hedonismo
La precipitan sin remedio
Hacia el abismo.
Y le dan, en forma herrada
Al cuerpo ¡Todo!
Y al espíritu ¡nada!
Sobre ti pesa,
Loa herencia fatídica francesa
De un ateo laicismo,
Enemigo mortal del cristianismo
Por eso,
En tu urbe de Babel asoma
Amenazante la sobra de Sodoma,
Y tus modernos virreyes,
Expiden a su antojo
Absurdas leyes,
Sin razón, inicuamente,
Que permiten matar al inocente,
y bajo su abrigo,
queda el asesino sin castigo,
y a la unión hombre mujer
que da la vida,
lo opusieron otra unión
vulgar y pervertida.
¡Patria! Te ves ensombrecida
Por el nulo respeto hacia la vida.
¡No matarás! Es uno de los grandes
Mandamientos.
Y a diario
Vemos mil intentos
Fatalmente consumados,
De niños hombres y mujeres
que son asesinados
y en forma más que bestial,
¡son mutilados!
¡No matarás!
Así la ley de Dios conmina,
Y quien tiene temor de Dios,
¡Nunca asesina!
Patria, todo esto pasa,
Porque en el atrio,
En la escuela y en la casa
Se han olvidado,
Y en hechos históricos me ciño
Gravar, en el corazón de niño
Y cargar sobre su espalda
El libro insustituible de Ripalda,
Pero… nuestro mayor pecado
¡Patria mía!
Es que tú y yo de Cristo y de María
¡Nos hemos olvidado!
Luis Gutiérrez Medrano
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