Por José Alvarado Montes
El padre Jesús Hielo Vega fue el primero y único sacerdote de raza Tarahumara en toda la historia, se ordenó en 1975.
José Llaguno Obispo de la entonces recién constituida Diócesis Tarahumara lo destinó a la Parroquia de CEROCAHUI, donde ejerció su ministerio con gran celo, lo que le ganó la confianza de sus feligreses. Una noche antes de dormir encendió la lámpara que siempre lo alumbraba, a el lo venció el sueño dejando la luminaria encendida, esta se apago al congelarse el gas que la alimentaba por el frío intenso que esa noche cayò sobre la sierra; al descongelarse el combustible siguió fluyendo lo que le causo la muerte al sacerdote.
Las personas que mueren en esa forma, el cuerpo se descompone rápidamente, para la tarde del Nuevo día ya estaba putrefacto, entre sus feligreses hubo quienes exigían que el cadáver del padre fuera llevado por tren a su pueblo ya que fue en esa forma como llegò a CEROCAHUI, pero el párroco de una parroquia vecina creyó que era mas conveniente llevarlo en avioneta que dejaría en una aeropista a dos kilómetros de El Salto, la Ranchería donde nació y lo esperaba su madre, así se hizo y como ultimo adiós al sacerdote muerto. La avioneta paso dos veces por encima de la población ya que se congregó un gran numero de gente para despedir al Padre.
El Padre que lo sustituyó fue el Padre Felipe Ruiz y cuenta que un día vino la madre del Padre Hielo a reclamarle sumamente enojada por que no había cumplido con la costumbre de regresar el cadáver por el mismo camino por el que saliera de su pueblo; el Padre Ruiz no recordó esta arraigada costumbre de Los RARAMURIS.
El haber mandado por aire el cuerpo del Padre Hielo, el espíritu se extravió, de acuerdo a su tradición vagaba todavía molestando a los vivos en su comunidad; el curandero mayor preparò cuidadosamente la ceremonia del JICURI o PEYOTE y para aplacar el espíritu del Padre quien dice que no ha encontrado el camino que esta extraviado por lo que los muertos son ciegos.
En Plena Sierra Madre Occidental viven los últimos RARAMURIS “, los que caminan bien, es decir rectos por la vida que ellos mismos se autodenominan para los demás mortales, son TARAHUMARAS, habitan regiones inhóspita en el fondo de gigantescos valles y cañones como el de La Barranca del Cobre y el de URIQUE. El aislamiento ha permitido a esta gente preservar intacta su cultura y se ignora cual sea su remoto pasado en el siglo XVII.
Los Jesuitas fueron incapaces de adoctrinarlos y los actuales mestizos y blancos no han tenido mucho éxito en sus repetidos intentos de occidentarlos. Ellos mismos cuentan que son un pueblo caído del cielo a la sierra y se consideran la raza principio, los intentos de explicar su origen han sido en vano se cree en la posibilidad de que desciendan del grupo UTOAZTECA que vino de Estados Unidos a establecerse en El Valle de México y que hace mas de mil anos se quedaron en el territorio que hoy ocupan.
Sus tradiciones orales cuentan que en su tierra hubo muchas vidas diferentes a las actuales y que en tiempos muy remotos existieron gigantes que murieron por no haber conservado el mundo, lo cierto es que a principios del siglo XX se encontraron restos de hombres gigantescos, lo mismo el rito de un buey que coincidía con el torito de atlante del toro que Platón describió en CRITIAS, el explorador FRANCES ANTONINO ARTAUD lo escribe en su trayectoria de muchos años por estas tierras.
De la misma forma que el filósofo griego. Hay más símbolos semejantes en numerosas rocas, hay símbolos de H figura central donde los atlantes construyeron sus ciudades, en realidad, Hay muchas coincidencias con otras culturas como La Maya, La Egipcia, La China, ellos nunca comen carne solo en ceremonias especiales, creen en la reencarnación, desprecian el dolor físico, tienen una resistencia sobrehumana y son capaces de soportar desnudos temperaturas congelantes; son expertos en viajes astrales y curaciones milagrosas , quizás algún día conozcamos quien enseño esto a los TARAHUMARAS como lo fue el PADRE HIELO VEGA.
El padre Jesús Hielo Vega fue el primero y único sacerdote de raza Tarahumara en toda la historia, se ordenó en 1975.
José Llaguno Obispo de la entonces recién constituida Diócesis Tarahumara lo destinó a la Parroquia de CEROCAHUI, donde ejerció su ministerio con gran celo, lo que le ganó la confianza de sus feligreses. Una noche antes de dormir encendió la lámpara que siempre lo alumbraba, a el lo venció el sueño dejando la luminaria encendida, esta se apago al congelarse el gas que la alimentaba por el frío intenso que esa noche cayò sobre la sierra; al descongelarse el combustible siguió fluyendo lo que le causo la muerte al sacerdote.
Las personas que mueren en esa forma, el cuerpo se descompone rápidamente, para la tarde del Nuevo día ya estaba putrefacto, entre sus feligreses hubo quienes exigían que el cadáver del padre fuera llevado por tren a su pueblo ya que fue en esa forma como llegò a CEROCAHUI, pero el párroco de una parroquia vecina creyó que era mas conveniente llevarlo en avioneta que dejaría en una aeropista a dos kilómetros de El Salto, la Ranchería donde nació y lo esperaba su madre, así se hizo y como ultimo adiós al sacerdote muerto. La avioneta paso dos veces por encima de la población ya que se congregó un gran numero de gente para despedir al Padre.
El Padre que lo sustituyó fue el Padre Felipe Ruiz y cuenta que un día vino la madre del Padre Hielo a reclamarle sumamente enojada por que no había cumplido con la costumbre de regresar el cadáver por el mismo camino por el que saliera de su pueblo; el Padre Ruiz no recordó esta arraigada costumbre de Los RARAMURIS.
El haber mandado por aire el cuerpo del Padre Hielo, el espíritu se extravió, de acuerdo a su tradición vagaba todavía molestando a los vivos en su comunidad; el curandero mayor preparò cuidadosamente la ceremonia del JICURI o PEYOTE y para aplacar el espíritu del Padre quien dice que no ha encontrado el camino que esta extraviado por lo que los muertos son ciegos.
En Plena Sierra Madre Occidental viven los últimos RARAMURIS “, los que caminan bien, es decir rectos por la vida que ellos mismos se autodenominan para los demás mortales, son TARAHUMARAS, habitan regiones inhóspita en el fondo de gigantescos valles y cañones como el de La Barranca del Cobre y el de URIQUE. El aislamiento ha permitido a esta gente preservar intacta su cultura y se ignora cual sea su remoto pasado en el siglo XVII.
Los Jesuitas fueron incapaces de adoctrinarlos y los actuales mestizos y blancos no han tenido mucho éxito en sus repetidos intentos de occidentarlos. Ellos mismos cuentan que son un pueblo caído del cielo a la sierra y se consideran la raza principio, los intentos de explicar su origen han sido en vano se cree en la posibilidad de que desciendan del grupo UTOAZTECA que vino de Estados Unidos a establecerse en El Valle de México y que hace mas de mil anos se quedaron en el territorio que hoy ocupan.
Sus tradiciones orales cuentan que en su tierra hubo muchas vidas diferentes a las actuales y que en tiempos muy remotos existieron gigantes que murieron por no haber conservado el mundo, lo cierto es que a principios del siglo XX se encontraron restos de hombres gigantescos, lo mismo el rito de un buey que coincidía con el torito de atlante del toro que Platón describió en CRITIAS, el explorador FRANCES ANTONINO ARTAUD lo escribe en su trayectoria de muchos años por estas tierras.
De la misma forma que el filósofo griego. Hay más símbolos semejantes en numerosas rocas, hay símbolos de H figura central donde los atlantes construyeron sus ciudades, en realidad, Hay muchas coincidencias con otras culturas como La Maya, La Egipcia, La China, ellos nunca comen carne solo en ceremonias especiales, creen en la reencarnación, desprecian el dolor físico, tienen una resistencia sobrehumana y son capaces de soportar desnudos temperaturas congelantes; son expertos en viajes astrales y curaciones milagrosas , quizás algún día conozcamos quien enseño esto a los TARAHUMARAS como lo fue el PADRE HIELO VEGA.
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