domingo, marzo 04, 2012

Artículos periodístico de Sergio Sarmiento

Felipe Calderón parece empeñado en ser el presidente que más enmiendas constitucionales ha promulgado en un sexenio. Este 8 de febrero firmó enmiendas de los artículos 3ro y 31 de la Constitución para hacer obligatoria la enseñanza media superior. Con esto acumula ya unos 50 cambios constitucionales de los más de 500 que ha sufrido nuestra carta magna desde 1917.

Si lo que queremos es seguir llenando la Constitución de buenas intenciones vamos por buen camino. Sin embargo, el que la preparatoria sea obligatoria no hará que más jóvenes mexicanos la cursen o que ésta sea realmente de la calidad necesaria.

Modificar la Constitución es un desplante político y no un paso en la construcción de un mejor sistema educativo. No es ésta la única obligación o derecho constitucional que no se cumple en nuestro país. Hace 10 años se promulgó también unaley que hacía obligatoria la educación preescolar.

Hasta la fecha esta buena intención no se ha cumplido ni hay indicios de que se pueda lograr en un futuro previsible ya que no hay ni recursos ni infraestructura ni maestros para ello.
Este tipo de consideraciones prácticas poco importan a los políticos.
Lo que el presidente Calderón y los diputados y senadores quieren es pararse el cuello y afirmar que México es uno de los pocos países del mundo en el que es obligatorio cursar 15 años de instrucción. El que no haya ni dinero ni infraestructura ni maestros para cumplir el objetivo carece de importancia para ellos.

Tampoco les inquieta que una ampliación de cobertura sin recursos pueda bajar todavía más el lamentable nivel de la enseñanza en nuestro país.
Ya el Presidente ha asumido una estrategia similar en el campo de la salud al presumir que en México hay una cobertura universal que no existe en países ricos como Estados Unidos. Detalles como la falta de medicamentos e insumos básicos en las instituciones de salud pública y el hecho de que los hospitales no se den abasto para dar servicio a los enfermos no tienen importancia una vez que se ha logrado el impacto deseado de relaciones públicas.

Si no queremos sólo legislar buenas intenciones, ¿qué debemos hacer para acercarnos al propósito de tener una educación media superior universal? Lo primero, paradójicamente, es consolidar la educación básica. De nada sirve que más jóvenes cursen la preparatoria si llegan
a ese nivel con graves carencias de preparación. Para qué pretender que se enseñan trigonometría y cálculo diferencial e integral en las prepas si los estudiantes no saben ni multiplicar ni dividir.

Mientras se trabaja en elevar la calidad de la enseñanza básica, el gobierno puede ampliar de forma gradual el número de lugares en las instituciones de instrucción media superior. Esto debe
hacerse contratando maestros realmente preparados, los cuales no se pueden improvisar, y desarrollando evaluaciones nacionales que permitan certificar que los estudiantes realmente están alcanzando el nivel de preparación que corresponde a este grado de estudios. Debe darse,
por otra parte, un mayor énfasis ala educación media de carácter técnico, que es la que más necesita el país y la que mayores posibilidades de empleo ofrece.

Lo que ya no podemos hacer como nación es mantener el engaño de que con enmiendas a la Constitución impulsaremos una mayor y mejor preparación de los jóvenes. La medida que menos ayuda a mejorar el nivel educativo de nuestro país es enmendar la Constitución para hacer obligatoria la preparatoria. Sin embargo, ésta es la medida de la que más se enorgullecen los miembros de nuestra clase política.

Más pobres
Aumentó el número de pobres en México de 48.8 a 52 millones entre 2008 y 2010. Sin embargo, los legisladores y sus partidos se siguen negando a hacer las reformasestructurales que permitirían generar una mayor inversión,una mayor creación de empleos y una reducción de la pobreza.

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