Ranchero, así te llaman
Como burla y con desprecio.
¡Ranchero.
Porque no sabes vestir
Como la gente de pueblo.
¡Ranchero!
Porque tus manos callosas
no aprecian lo suave y terso.
Ranchero.
Porque no sabes hablar
Con un citadino léxico
¡Ranchero.
Porque tú usas huaraches
En vez de botas de cuero.
Si apreciaran tu trabajo
Te verían con más respeto.
Tú te levantas al alba
Haya lluvia frío o viento
Soportas las inclemencias
Que traen los campos abiertos,
El sol fiero que calcina,
Y las escarchas y el hielo
Tú tocas la puerta al sol
Para que deje su lecho.
Tú te levantas al alba
Haya lluvia, frío o viento.
Tú siembras notas de vida
En la pauta del barbecho
Que lluvia y sol tornarán
En sinfonías de alimento.
Eres realmente feliz
En el edén de tu huerto
Que entre las verdes galaxias
Esplenden frutos de fuego.
Tú has cuidado esa fruta
Que sonríe con dientes negros
Y gozas de tus manzanas,
De los cabellitos “güeros”
Que caen sobre las espaldas
De los elotitos tiernos.
Tú si cumples cabalmente
Lo que ordena el evangelio:
De que haz de ganar el pan
Con el sudor de tu cuerpo.
Si algunos de ti se burlan,
¡Yo te bendigo ranchero!
Luis Gutiérrez Medrano
Como burla y con desprecio.
¡Ranchero.
Porque no sabes vestir
Como la gente de pueblo.
¡Ranchero!
Porque tus manos callosas
no aprecian lo suave y terso.
Ranchero.
Porque no sabes hablar
Con un citadino léxico
¡Ranchero.
Porque tú usas huaraches
En vez de botas de cuero.
Si apreciaran tu trabajo
Te verían con más respeto.
Tú te levantas al alba
Haya lluvia frío o viento
Soportas las inclemencias
Que traen los campos abiertos,
El sol fiero que calcina,
Y las escarchas y el hielo
Tú tocas la puerta al sol
Para que deje su lecho.
Tú te levantas al alba
Haya lluvia, frío o viento.
Tú siembras notas de vida
En la pauta del barbecho
Que lluvia y sol tornarán
En sinfonías de alimento.
Eres realmente feliz
En el edén de tu huerto
Que entre las verdes galaxias
Esplenden frutos de fuego.
Tú has cuidado esa fruta
Que sonríe con dientes negros
Y gozas de tus manzanas,
De los cabellitos “güeros”
Que caen sobre las espaldas
De los elotitos tiernos.
Tú si cumples cabalmente
Lo que ordena el evangelio:
De que haz de ganar el pan
Con el sudor de tu cuerpo.
Si algunos de ti se burlan,
¡Yo te bendigo ranchero!
Luis Gutiérrez Medrano
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