Por Felipe Hermosillo Padilla
Desde San Juan de los Lagos, Jalisco.- La Capilla Sixtina
es uno de los más famosos tesoros artísticos de la ciudad del
vaticano en la ciudad eterna.
El Papa Sixto IV ordenó al arquitecto Baccio Pintelle a
mediados del siglo XV la construcción de una Capilla privada.
Tal es el origen de la Capilla Sixtina. Esta, está enclavada
en el vaticano al lado norte de la Basílica, mide 40 x 15 m. y
alcanza 18 de altura.
El mismo Papa (su nombre de pila fue Francisco Della
Rovere) en cargo a Botticelli, Chirlandaio, Perugino, Roselli
y Signorelli que pintara algunos frescos que se observan en
las paredes laterales en número de doce.
Pero lo que hace a la capilla un monumento único de
arte, son los frescos de Miguel Ángel Buonarroti del techo y
la pared central.
El papa Julio II encargó en 1508 al artista que decorara el
techo “con algunos santos”, Miguel Ángel protestó diciendo
que él era escultor, no pintor, y por lo tanto se negaba. El
Pontífice Ð de terrible genio Ð se irritó y amenazó con
castigarlo y el toscano, temeroso del castigo y también
debido a su temperamento no menos terrible, huyó a su
natal Florencia. El papa envió un ejército a capturarlo y
entonces el escultor debió de emprender la obra valido de
varios ayudantes.
Tenía casi terminadas la figura de doce apóstoles cuando
se disgusto; sintió que debía hacer algo más digno de sí y
despidió a sus ayudantes, borro todo lo hecho y planeo algo
diferente. El Papa molesto por estos, más aún porque Miguel
Ángel llenó de andamios La Capilla y prohibió que nadie,
incluso el jefe de la iglesia lo molestaran. Julio II a pesar
de ello subía con dificultad para ver los avances de la obra.
Tenían, Jerarca y artistas pleitos terribles. Uno sentía que su
vida se acababa y quería ver pronto terminado aquello y otro
tenía necesidad de tiempo para crear.
Desesperada Julio II ordenó el primero de noviembre de
1512, que fueran quitados los andamios que cubrían los casi
600 m2 de bóveda; lo que vio fue lo mismo que aparece en
la página opuesta. (ver “ de verdad”. No en fotografías, la
Capilla impresiona a cualquier persona). Julio II se conmovió
profundamente. Todo Roma desfiló por aquella maravilla. El
único disgustado y tremendamente fue Miguel Ángel.
Año después, en 1535, y bajo el pontificado de Pablo III,
Miguel Ángel fue llamado de nuevo para que pintara la pared
del altar mayor. Ya septuagenario, el artista concibió la escena
del Juicio Final. También ya más pintor, supo darle mayor
luminosidad a su creación. Esta obra le ocupó seis años,
habiéndola terminada en la Navidad de 1541.
Abajo, el Hijo de Dios juzga a la humanidad en el último día.
Por la izquierda resucitan los muertos al son de las trompetas
de los Ángeles, en el centro Ð abajo- y ascienden, siendo
aceptados algunos y rechazados otros. Los condenados
descienden al infierno por la derecha ahuyentados por el
gesto de Jesucristo.
Un cardenal Cuyo nombre olvida la historia, molestaba a
Miguel Ángel viéndolo pintar esta obra. En castigo el artista
lo dibujó entre los condenados. Se quejó el ofendido al papa
quién repuso:
“HIJO, DEL INFIERNO NADIE TE PUEDA SACAR”
En la Capilla Sixtina tiene lugar las elecciones del papa.
El recinto Ð junto con los palacios pontificales se aísla del
exterior mediante tapias y no hay comunicación alguna.
Después de cada elección (dos al día) se queman las boletas
en un horno que tiene chimenea al exterior.
Si no se ha logrado mayoría por algún candidato se añade
paja húmeda a los votos y sale humo negro, que ven los
periodistas de todo el mundo y personas desde lejos, lo que
indica que aún no hay Papa. Si se elige éste las boletas se
queman con algo de incienso y sale humo blanco.
El mundo se conmueve. Hay nuevo papa. Poco a poco la
plaza de San pedro se llena de gente ansiosa de saber quien
es el nuevo elegido ( los italianos tienen sus favoritos) para
recibir su primer bendición.
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