sábado, enero 12, 2013

Celerino Sánchez, un inmortal del béisbol

Jesús Alberto Rubio 
beisrubio@gmail.com

Hoy sentí el deseo de recordar a uno de los grandes del béisbol, al extraordinario Celerino Sánchez con el cual tuve una amistad, en aquellos años cuando estudiaba la secundaria y al igual que en Tepatitlàn, el me decía Tabasco e incluso tuve la oportunidad de ir en varias ocasiones el ir a comer a un restaurant que el tenia muy cerca del campo de béisbol del seguro Social y en donde llegué a conocer a grandes beisbolistas, entre ellos al pequeño gigante de Monterrey, Ángel Macías, pero ese hombre es otra historia y sin duda el más grande beisbolista en su tiempo de la liga infantil, pero pasamos al 3 de febrero, fecha histórica para el béisbol: este día pero de 1944 nació el inolvidable tercera base Celerino Sánchez, miembro distinguido del Recinto de los Inmortales con sede en Monterrey.
Sin duda, Celerino se convirtió en su tiempo en sensacional tercera base estelar en la Liga Mexicana durante 13 temporadas y 11 en la Mexicana del Pacífi co, además de trascender en Series del Caribe con actuaciones que le hicieron llegar a los Yankees de Nueva York.
Fue conceptuado como un antesalista con gran seguridad y potencia al hacer sus tiros a las bases. Fue de personalidad tranquila/calmada, pero de toda entrega y seguro en situaciones difíciles del juego.
Su única debilidad durante su trayectoria fue la tendencia a lastimarse, con lo que reducía su participación en el terreno de juego En la Mexicana de Béisbol se inició en 1964 con el equipo Tigres y allí se sostuvo durante ocho temporadas y media, pasando a los Cafeteros de Córdoba, después, a Coahuila y fi nalmente al León.
Hay un detalle muy interesante en los inicios de Celerino: antes de llegar a los Tigres se presentó a los entrenamientos de un equipo de la Liga Metropolitana (Guillete), pero no lo quisieron contratar. Incluso, en el campo de entrenamiento de los bengaleces tampoco le hacían caso.
Celerino procedía del campo rural de la costa veracruzana: El Guayabal, Veracruz, su tierra natal, es un rancho del municipio de Paso de Ovejas con rumbo a Cardel.
Fue fi nalmente el coach de los Tigres, Jesús “El Pulga” Robles, quien lo recomendó a la organización felinos donde llamó la atención por su poderoso brazo, siendo enviado a foguearse a diversos circuitos veraniegos y al término de cada temporada jugaba algunos partidos con los Tigres.
Por ejemplo, en la Liga Central bateó .354, 16 cuadrangulares y 72 impulsadas; luego en la Tabasqueña, con Tabasco (.330, tres jonrones y 55CP.).
También incursionó en el béisbol de EU con los Turistas de Asheville, sucursal de los Astros en la Liga de Carolina donde pegó para .233, ocho jonrones y 20 producidas y al siguiente año con Greensboro (.321-2HR y 9CP en 18 partidos).
Sin embargo, cuando en la Tabasqueña bateó .448, 50 dobles, 21 triples y 7 vuelacercas para ganarse el “Guante de Plata” por tener el porcentaje más alto de todas las Ligas Menores, los Tigres fi nalmente aceptaron que ya estaba más que listo para ser el titular con el equipo capitalino.
Ese Bat plateado se lo entregaron precisamente cuando vio acción con los Turistas de Asheville. Para 1967 Celerino ya estaba en la capital del país y con los Tigres jugaría 88 partidos, en ocasiones de primera, ya que eran los años en que tenían el “cuadro del millón” con Armando Murillo en tercera, Fernando Remes de short, Arnoldo “Kilo” Castro en la segunda y Rubén Esquivias de primera.
Sin embargo, todo cambió a partir del 69 al ganarse la titularidad promediando .314 ¡con 20 jonrones y 88 impulsadas!, llamando la atención del buscador de la Gran Carpa, Chuck Genovese, por cierto el primer mánager en la historia de los Tigres de México.
Al siguiente año el veracruzano que se caracterizó por ser más bien bateador de líneas, logro .345 y diez jonrones, llegando entonces lo que fue su mejor temporada con el equipo logrando los números que ya le cité.

Anunció su retiro

Pero fíjese qué cosa: terminando la campaña del 71 con los Tigres, sorpresivamente anunció su adiós al béisbol para dedicarse a unos negocios en compañía de su esposa Lorena.
La noticia la dio el 8 de agosto al término del juego que tuvieron contra los Leones de Yucatán en el parque del Seguro Social, accediendo a los deseos de un fotógrafo para tomarle unas imágenes durante sus últimos momentos en el vestidor… antes de colgar sus spikes y uniforme.

¡Se iba en los momentos en que estaba en los cuernos de la Luna!

Qué si impactó con aquella decisión, la que prolongó 32 días hasta que Arcadio Valenzuela, entonces presidente de los Naranjeros de Hermosillo, fue hasta la ciudad de México para convencerlo de que su lugar estaba todavía en la pelota.
Celerino había sorprendido a todos, quizá como estrategia para lograr un mejor contrato con los Naranjeros, después de su notable actuación en la primera incursión que tuvo en 1971 (Naranjeros) en Series del Caribes.
En aquel histórico clásico tuvo relevante actuación al coronarse campeón jonronero (3) y productor de carreras (9), asombrando con su excelentísimo fi ldeo y potente brazo desde la tercera base.
Además, promedió .407 para ser el mejor del torneo donde obviamente fue incluido en El Equipo Ideal. Incluso, con los Tigres había tenido lo que fue su mejor campaña de aquella época al promediar .368, dar 15 de vuela entera e impulsar y 79 carreras, siendo el campeón en slugging con .572….¡imaginese!

¡A los Yankees! 

Por todo su potencial y capacidad manifi esta, Celerino llamaba en 1971 poderosamente la atención tanto de los Reales de Kansas City, Cachorros de Chicago, Padres de San Diego, Mets y Yankees de NY, toda vez ya estaba cotizado como el mejor tercera base mexicano por su fuerte bateo, brazo y seguro fi ldeo.
Junto con Aurelio Rodríguez, quien ya era todo un estelar con los Tigres de Detroit (jugó con ellos 9 campañas/Guante de oro en 1976) en aquellos días “Cele” tenía uno de los brazos más potentes de su tiempo.
Fueron los Reales los que primer lanzaron el anzuelo en el momento en que era el titular de la esquina caliente con los Tigres dirigidos por José Luis “Chito” García: mostraron un cheque al portador de 40 mil dólares, queriéndose también llevar en la negociación a Luis Lagunas.
Empero, falló la negociación. Más tarde, gracias a la recomendación hecha por el gran colega Tomas Morales, en ese tiempo buscador de los Yankees, llegó a la histórica franquicia. Clete (Cletis) Boyer ya no estaba con ellos y les había fallado Rick Mckinney, procedente de las Medias Blancas de Chicago a cambio del pitcher Stan Bahnsen, de modo que les urgía un defensor de la esquina caliente, por lo que con 30 mil dólares y Ossie Chavarría –jugaría después con Hermosillo– se hizo el cambalache para la felicidad del jarocho.
En esos días, Peralta tenía un team con sólo jugadores mexicanos, por lo que envió a Chavarría a los Cafeteros de Córdoba de Roberto y Chara Mansur donde el panameño ayudó en gran forma a obtener el banderín en el primer año de expansión del equipo veracruzano.

De Syracuse a NY 

Hay detalles que quizá pasaron inadvertidos cuando su estancia en el béisbol de Estados Unidos.
Fue en la primavera del 72 cuando Celerino Sánchez hizo su presentación en los campos de entrenamiento de los Mulos del Bronx y luego enviado a la sucursal de NY en Syracuse, Triple A, donde Frank Verdi fue su mánager, al que califi có de excelente.
De ahí, el timón de los Yankees, Ralph Houk, lo mandó llamar al momento en que bateaba .327 con tres jonrones y 28 producidas, causando magnífi ca impresión al llegar al Yankee Stadium. De Ralph Houk, diría: “es el mejor del mundo; es formidable manejando y entendiendo a los peloteros.
No había conocido a nadie como él”. Al primer pítcher que se enfrentó fue ni más ni menos que a Wilbur Wood, el estelar de la bola de nudillos de los White Sox de aquella época y a quien a pesar de conectarle fuerte, no le pudo pegar hit.
En ese 72 consideró a Bobby Murcer y a Thurman Munson como grandes peloteros, lo mismo que el short Gene Michael. Esa temporada de su debut, el veracruzano ganaría un sueldo de 13,500 dólares por su calidad de novato. Por su tez morena y dejarse el cabello largo al estilo de los Pieles Rojas, un periódico newyokino comenzó a llamarle “Comanche”, mote que sería del gusto de toda la fanaticada.

Con los Yankees, utilizó en su franela el No. 10. 

Celerino estaría con Nueva York en las temporadas del 72 y 73, siendo la primera de ellas en la cual ayudó al equipo a pelear hasta el fi nal por el título de la División Este de la Americana, el que fi nalmente se llevaron los Tigres de Detroit.
El mismo Houk diría después que de no haberse lastimado al fi nal de la campaña, los Yankees habrían sido los campeones del circuito.
Fue por ello que, a causa de las constantes lesiones del veracruzana, el equipo realizó en diciembre del 72 un cambio que por consecuencia le relegó a un segundo plano: Obtuvo de Cleveland a Craig Nettles, un gran tercera base y jonronero zurdo, ideal para la barda derecha del Yankee Stadium. Así, Celerino sólo jugaría 34 partidos en 1973, bateó .219 e impulsó nueve carreras.
 Un instante inolvidable para él, fue aquel sábado 12 de Mayo del 73 cuando el gran “Comanche” conectaría su único cuadrangular en Grandes Ligas en un partido contra los Orioles.

Vivió momentos históricos

Le tocó ser testigo presencial del momento en que el viejo Yankee Stadium –aquel histórico escenario “Que Ruth Construyó”– iba a pasar a mejor vida para erigirse sobre el mismo sitio de nuevo como una fl amante morada de la histórica franquicia que había sido adquirida por George Steinbrenner a la Columbia Broadcasting System (CBS) en 10 millones de dólares, por lo que el 73 y 74 los Mulos del Bronx jugaron en el Shea Stadium de los Mets mientras terminaban las obras del majestuoso estadio newyorkino que hoy también hace un año cambió de escenario.
Celerino también estuvo presente cuando aquel 73 su compañero de equipo, Ron Blomberg, se enfrentó a Luis Tiant como el primer Bateador Designado en la historia de Grandes Ligas. (Blomberg caminó con las bases llenas en su primer turno y concluyó la jornada con 3-1 en la derrota de 15-5 de Nueva York ante Boston).
Sin embargo, sus lesiones y sobre todo al tener a Craig Nettles, los Yankees no lo retuvieron más y un año después, durante los entrenamientos primaverales, lo enviaron a Ligas Menores, por lo que mejor optó por retornar a Los Tigres de México.
En esos dos años con los Mulos del Bronx, el inolvidable veracruzano acumuló .242 de bateo en 105 partidos, anotando 30 veces, con once dobles, tres triples un jonrón y 31 producidas. De no haber sido por sus constantes lesiones que siempre le caracterizaban, los Yankees lo hubiesen retenido más tiempo.

Privilegio de verlo jugar

 ¡Cuánta fortuna y privilegio tuvieron aquellos afi cionados que le vieron jugar tanto en invierno como en verano, convertido en el mejor tercera base mexicano de fi nes de los 60 y toda la década siguiente, especialmente por su potente brazo, defensa y gran bateo.
Por aquí en esta región del Pacífi co lo gozamos en el desaparecido Fernando M. Ortiz y después a partir del 72 en lo que entonces fue el “Gigante de El Choyal”, honrosamente bautizado en enero de 1976 como “Héctor Espino” como un homenaje a quien hasta nuestros días ha sido el mejor pelotero mexicano de todos los tiempos.
Exactamente, en aquellos años, Celerino haría gran mancuerna ofensiva con Espino, “El Superman de Chihuahua, “El Niño Asesino” y otros califi cativos que daban cuenta de su grandeza y con quien el veracruzano integró una de las duplas más poderosas en la historia de la Mexicana del Pacífico.
Tengo muy presente aquella coronación del 71 de los Naranjeros ante los Cañeros de Los Mochis con aquel enorme jonrón Bob Darwin, su segundo de la noche, ante el férreo pitcheo que mantenía hasta ese cierre del noveno el gran Pepe Peña, dándole así el pase a la serie caribeña…. ¡la locura!...

Con los Naranjeros, el primer equipo mexicano en Series del Caribe.

¡Qué capítulo, qué momento e historia en los anales del béisbol invernal… y ahí estaba la presencia, carismática y de gran personalidad de un ídolo de entonces, como lo fue Celerino Sánchez junto al mánager Maury Wills y su coach “Adolfo “Tribilín” Cabrera; Espino, Paul y Tim Johnson, Roberto Méndez, el refuerzo Zoilo Versalles, Pancho Barrios, Sergio Robles, Miguel “Pilo” Gaspar, Eduardo Acosta, Max León, Angel Macías, Alfredo Ortiz, Manuel Lugo, Lauro Villalobos, David Ochoa…

¡Qué equipo! 

Tres ocasiones en el Equipo Ideal 

Participó en cuatro Series del Caribe y tres veces integró al Equipo Ideal; dos con Naranjeros de Hermosillo (1971 y 1976), así como refuerzo de Algodoneros de Guasave (1972) y Venados de Mazatlán (1974); su promedio de bateo fue de .306 tras participar en 24 juegos. Disparó 5 cuadrangulares, 5 dobles, un triple y sumó 21 carreras producidas. En el primer juego y de debut de México en esas confrontaciones (1971) en San Juan, Puerto Rico –dirigidos por Maury Wills– contra los Cangrejeros de Santurce, en el noveno pegó cuadrangular para empatar el partido y mandar el juego a extrainings, diciéndole al mundo del béisbol… quién era Celerino Sánchez. Fue aquel clásico donde los Cangrejeros dirigidos por Frank Robinson traía gente de alcurnia, como Reggie Jackson, imagínese, Don Baylor, Santos Alomar, Elrod Hendricks, Jerry Morales, Arsenio “Pinolo” Rodríguez y entre otros, Tany Pérez, quien precisamente pegó el hit de la victoria en la onceava ante los debutantes aztecas. La histórica primera victoria mexicana caería hasta día 9 de aquel febrero del 71 ante los borinqueños, partidazo donde “Cele” en el sexto capítulo empezaría reacción de 4 carreras al iniciar la voz de ataque con un cuadrangular y luego ya en la novena, con profundo elevado al jardín central, se iba a convertir en el héroe de la jornada al enviar al plato las carreras de la ventaja defi nitiva (7-5).

En la serie del Caribe del 74 

Fue refuerzo de los campeones Venados del 73-74 dirigidos por Ronnie Camacho. También en la Serie del Caribe del 74 en Hermosillo, el gran veracruzano se coronó campeón en impulsadas (9) volviendo a jugar una esquina caliente de campanillas con aquellos Venados de Mazatlán que esa vez tripuló Ronnie Camacho.
En ese 74, caray, cuántos notables estrellas se vieron: Mike Schmidt, Héctor Espino, Gary Carter, Steve Garvey, Ken Tekulve, Manny Mota, Charlie Hough, Bill Buckner, Joe Pactwa, Melcíades Olivo, Sergio Robles, César Gerónimo, Ed Bauta, Willie Montañez, Tom Paciorek, Félix Millán, Aurelio López, Vicente Romo, Eleno Cuen (autor de la única blanqueada del torneo y el mejor en efectividad con 0.00); Jorge Orta, Rudy Meoli, Dennis O´Toole, José Vidal, Rommel Canadá, Jack Pierce, Derrell Thomas, Max León, Enrique Romo, Otoniel Vélez, Jesús Rojas Alou, Pedro Borbón…¿le sigo?.... 
Tom La Sorda fue el mánager de los Tigres de Licey de la República Dominicana y en la grada uno se podía encontrar al maestro de la crónica, Buck Canel; a Ernesto Carmona, “El Marqués de San Basilio”, fundador junto a Alejandro Aguilar Reyes (“Fray Nano”) de la Liga Mexicana, además de inteligente y astuto mánager; al gran Maury Wills, a Aurelio Rodríguez, al Comisionado de las Ligas Mayores, Bobby Kuhn y su asistente Bobby Maduro; al fl amante presidente del circuito invernal, Horacio “Macacho” López Díaz…. en fi n, ¡cuántas personalidades! 

El primer banderín caribeño 

¿Quién no recuerda el título ganado por Hermosillo en 1976 en la Serie del Caribe de Santo Domingo, República Dominicana? La representación mexicana fue dirigida por el también inolvidable “Pelón Mágico”, Benjamín “Cananea” Reyes, en una demostración de valía y coraje por la camiseta. 
Exactamente sería un lunes 9 de febrero de aquel año cuando México hizo historia al conquistar el primer banderín en ese nivel de pelota en este clásico que conocemos como la Serie Mundial del Béisbol Latino. 
Y ahí estuvo Celerino Sánchez en la victoria defi nitiva de 6-1 sobre los Tigres de Aragua de Venezuela para lograr el enorme e histórico título y donde también brillarían con gran intensidad Héctor Espino, Jerry Hairston, Sergio “Kalimán” Robles, George Brunet (el pítcher ganador); Tony Komadina, Steve Stroughter, Francisco “Pancho” Barrios, Rich Hinton, Elliot “Bump” Wills, Douglas Capilla, Arnoldo de Hoyos, Rafael “Picho” Ornelas y Chester Lemon, Adolfo de la Torre, Rafael Barrón, Trinidad Aguirre, Francisco Chávez, Ramón Arano, Eduardo Acosta y Chuck Giboon, teniéndose como coachs a Sam Hairston y Miguel Sotelo.

Notable Naranjeros 

Tras llegar en 1967 a Hermosillo procedente de los Venados de Mazatlán por el primera base Arturo “Camarón” Alvarez, Celerino acumularía 681 imparables, de ellos 85 fueron cuadrangulares, produjo 381 carreras, logrando un porcentaje global de .288. Fueron diez grandes campañas las que dio a la fanaticada de los Naranjeros; entre sus grandes años, destaca aquella campaña del 69-70 cuando pegó 19 cuadrangulares empatando el título en la especialidad con Espino; también fue el mejor en impulsadas (67) y en slugging (.606)… e incluso una vez bateó el ciclo en 1976 (lunes 25 de octubre) contra los Ostioneros de Guaymas. 
Y qué decir de lo mostrado en sus participaciones de Series del Caribe que donde también se ganó a pulso un nicho de oro. Tras “colgar los spikes”, se fue a radicar a Celaya, Guanajuato donde abrió una casa de Deportes y ahí exhibía el uniforme que utilizó con los Yankees. 
Periódicamente iba a la Ciudad de México donde se había casado y cuya mamá era propietaria de un restaurant, “La Reina”, ubicado a unos metros del estadio del Seguro Social. Cuenta Tomás Morales que todos le llamaban “El Café de Celerino”. 

Una leyenda… 

Desafortunadamente, el 2 de Mayo de 1992, cuando tenía 48 años de edad, falleció en Celaya víctima de un derrame cerebral… desapareciendo así, físicamente, toda una leyenda del béisbol mexicano… y universal. 
Luego de su inesperada partida física, el 24 de noviembre de 1993, los Naranjeros retiraron su número 14 en una ceremonia especial en el “Héctor Espino” honrándolo así a través del tiempo como noble homenaje a su vida en el béisbol. Más tarde, en febrero del 94, el Salón de la Fama del Béisbol Profesional de México con sede en Monterrey lo entronizó en un Nicho de Oro. 
Hoy, sus restos mortales descansan en el Panteón Jardín de la Ciudad de México…. 

Celerino Sánchez, en el equipo ideal de la Serie del Caribe del 74 en Hermosillo; a su lado, Héctor Espino, Rudy Meoli y Gary Carter.

7 comentarios:

  1. dios lo tenga en el cielo.siempre lo recordaremos como un gran tercera base y tremendo bateador.

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  2. Hola, buenas noches! Excelente su reseña sobre Celerino Sánchez, muchas felicidades. Hoy anduve por la zona donde tuvo su café, ya que mis papas solían vivir en el mismo edificio que Celerino Sánchez y su esposa, y se hicieron amigos por un breve tiempo, pues fue cuando lo contrataron para irse a los Yankees. Sabe usted en que edificio de la calle Anaxágoras vivió Celerino con su esposa? Sabe si el Restaursnt café que tenía estaba en la esquina de Cuauhtémoc y Obrero Mundial?

    Saludos, y gracias de antemano!

    José del Bosque

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  3. Conocí a Celerino cuando yo tenia aproximadamente 8 años en la ciudad de Leon donde el jugo y fue mi benefactor, yo tengo poliomwelitis y por lo tanto no puedo caminar, es una historia un poco larga, pero les puedo decir que Celerino Sanchez fue muy bueno conmigo y mi familia

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  4. El restaurant era de la mamá de su esposa yolanda

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  5. Yo vivo donde nacio celerino sanches en guayabal veracruz

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  6. Conocido amigo de mi padre, vivió y jugó con el equipo de La Estanzuela, municipio de Emiliano Zapata, Veracruz, vivió en los cuartos de "porroco" Rodolfo Rivas, de aquí partió rumbo a los grandes equipos mexicanos y a las grandes ligas...

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  7. Mi tío quien solía visitar a uno de sus maestros, el buen pelotero Cristoforo Perez, alias Chofo su primo. Al llegar en su carrazo al barrio de Tepito donde vivíamos, era admirable decir el es mi tío y siempre me daba mis monedas de a peso. Es un gusto leer este homenaje de el gran Celerino Sánchez.

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Junio 2022