Por José Alvarado Montes
El miércoles 28 de Noviembre 2012, por la noche, las
campanas de La Parroquia de San Juan Bautista doblaron a
duelo anunciando la muerte de un sacerdote; poco después
se supo del fallecimiento del Padre Salvador Bobadilla
Arellano ; su cuerpo fue velado ahí mismo.
Hasta ti morada Santa
Hasta ti tierra de salvación
Peregrino, caminante vamos hacia Ti’.
Con este canto dio inicio la Misa de cuerpo presente
del Padre, acontecimiento que apesumbró a una parte
de la población ya que él por muchos años ejerció su
ministerio en esta ciudad;
su familia presbiteral lo
acompañó, fue revestido
con sus blancas ropas
sacerdotales y un Cristo
de metal en su pecho,
el Cristo al que tanto
sirvió en vida ahora lo
reclamaba a su presencia,
su ataúd de fi na madera,
lo cubría amorosamente
rodeado de fl ores
blancas, su semblante
como si durmiera un
profundo y tranquilo
sueño como tranquila y
sin poses fue su vida.
El Sr. Cura visiblemente
apesumbrado refi rió sus
cualidades y exaltó sus
virtudes ministeriales que
a pesar de su edad nunca
quiso abandonar, ya que las ataduras Sacerdotales que
él mismo había forjado atándose al Padre Eterno, solo las
disolvería la muerte; paso trascendental hacía la vida eterna,
por la que tanto había luchado. Por fi n el Altísimo lo recibía
en su morada a tan fi el servidor de Cristo.
El nació el 14 de Julio de 1925 en un lugar situado al
Norte de nuestro estado, ahí realizó sus primeros estudios
continuándolos en Guadalajara, entró al Seminario; como
seminarista y joven sorteó duras pruebas, resistiendo
ardientes tentaciones, llegó a la meta de sus sueños. Fue
ordenado Sacerdote el 25 de Julio de 1948; años después
fue destinado a la Parroquia de San Juan Bautista, en El
nunca disminuyó su energía y cumplió su misión de amor y de
Fé. Fué un confesor incansable, nunca pretendió ni halagos
ni honores, ni el codearse con ricos y poderosos ni el de
poseer bienes terrenales, su riqueza la encontró en los libros
y en el saber que de ellos emanaba su riqueza, fue espiritual
su personalidad recia, seria, seguro de su investidura, fue
maestro de varias generaciones en el seminario.
De 1990 hasta su muerte fue miembro activo del Circulo
Histórico “Entre Amigos”, participo’ en varios coloquios y
conferencias de temas Históricos y en los llamados Paseos
Culturales realizados a diferentes sitios de la Republica.
El fué el primero que escribió en la revista del grupo un
artículo bien documentado en que cuestionaba que le fue
añadido el nombre de MEXQUITITLAN al de San Juan,
algo que muchos años después otro investigador del grupo
el maestro y licenciado José de Jesús Martín encontró’
documentos que dan la pauta que el antiguo nombre de San
Juan fue el de MAZATITLAN
“lugar de venados”. En otro
articulo hace una completa
crónica de cuando el Sr.
Obispo Sepúlveda recibió’
la noticia que en su lugar
venia Don Javier Navarro,
le da la bienvenida, hace
la presentación y entrega
La Diócesis, le dirige una
elocuente y emotivas
palabras las que concluye
en una seria advertencia:
necesita un Corazón fuerte
para luchar contra todos
los lobos que también aquí
acechan en el ambiente
degradable en el que
vivimos.
Sus restos mortales
fueron sepultados en el
Panteón de Jesús María y
José en La Cripta Presbiteral donde descansan Sacerdotes,
Canónigos y Obispos, hasta el fi nal lo acompañaron el Sr.
Cura, dos Sacerdotes, unos pocos hombres, sus amigos,
unas cuantas mujeres, las mas sencillas y pobres de su
feligresía.
Pero como amigo imagino que me diría: No llores por
mi ausencia, alégrate por todas las cosas que conocimos,
no me busques entre los que han muerto en donde nunca
estuvimos, encuéntrame entre los libros, entre los relatos
de Historia y en todas esas cosas CULTURALES que nos
emocionaban. La Paz es la recompense máxima con la que
El Creador premia a los que observan sus preceptos.
Salió en silencio de su ciudad amada y murió como
los profetas lejos de su tierra que lo vio nacer, PADRE
SALVADOR BOBADILLA…………. Descanse en Paz.
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