Instrucciones para llevar a cabo una lectura:
1. Léase en voz baja, como para sí mismo, no vaya más allá del
tono que asumiría con su amante bajo íntimas circunstancias.
2. Léase a media luz, no para crear una atmósfera romántica,
sino para escenificar el ambiente idílico de un hombre solo, que
esporádicamente se permite soñar con la compañía de alguien
más.
3. Léase con una copa de vino en la mano, porque además de
la pretensi0n implícita, será ese sabor agrío tan magnifico o
corriente lo que le dará un toque clásico al ambiente.
4. Cuando empiece a leer esto, despójese de los zapatos,
del cinturón y de cuanta atadura ahora mismo se ha hecho
consciente, pues no hay nada más incómodo y molesto que
saber que -aunque en pequeñas manifestaciones- algo trata de
robarnos nuestra libertad, aquel derecho inigualable e inherente
a nosotros, por ello, le invito a desabotonar la camisa, a aflojar los
pantalones.
5. Léase de noche, sólo por capricho, porque la escena nocturna
asume complicidad, intimidad, porque adiciona misticismo.
6. Ahora bien, tome alguna otra condición que a título personal le
haga llevar a cabo esta lectura, porque hasta aquí refiero lo que
es idóneo para mí.
Y entonces imagina la voz de Julio Cortázar, tan clara y tan breve mientras
te relata lo siguiente:
Entrará una mujer a través de tu puerta, basta decir que a dicha
mujer tú la construirás de acuerdo al capricho de tu sexo; puedes imaginarla
rubia, morena o pelirroja, de estatura promedio o un tanto más alta, no me
preguntes como pero una vez que ella este frente a ti, llegará desnuda,
no para evitarte el deseo que produce quitar desesperada o lentamente la
ropa de alguien más, sino para despertarte de golpe el instinto, para que no
tengas alternativa.
El nombre de ella puede iniciar con consonante o vocal, una
etiqueta que nos da identidad, para la praxis de este ejercicio mental,
realmente no importa.
Y bien, ella te quitara estas letras de tus manos, aventará
estás hojas en el piso, mismas que caerán de forma gradual, casi
imperceptiblemente, como en cámara lenta. Tu mirada tratatá de seguir el
rumbo de estás hojas blancas pero sin mayor aviso ella con un acto háptico
sutil te hará voltear la mirada, te hará concentrarte en su desnudez.
Para quitar del primer cuadro la copa de vino, basta decir
que ella agarrará el frágil recipiente de cristal que tú hasta el momento
conservas en la mano, dará un pequeño sorbo para conocer y empatizar de
manera previa con el sabor que invade tu boca y cuidadosamente pero sin
despegarte la mirada, ella dejará la copa de vino en la superficie lisa más
cercana.
Ahora bien, si hiciste caso omiso a una de las instrucciones
(sobre la libertad) sugeridas para llevar a cabo esta lectura, afirmo que
así es, porque en ocasiones eso de ser libres no sé nos da con facilidad,
deja que ella te ayude a desvestirte, me gustaría que imaginaras un ritmo
pausado pero continuo, sin que esto último implique una contradicción, al
fin recuerda que estas palabras puede que no sean tan efectivas como mi
imaginación.
Una vez desnudos, ella y tú se verán sonrientes, cómplices;
lo único que me permitiré detallar sobre ella será el color de sus ojos,
los cuáles son oscuros, profundos, la vida, aún no los ha te0ido de
transparencia, por eso ahora te observa fijamente conservando ese brillo
de deseo contenido.
Sin mayor aviso, tú le corresponderás, posando tu mirada sobre
ella, reconocerás el aspecto suave de su piel, sin importar el color que
posea, identifica sus rasgos faciales, tienes la libertad de imaginarlos
gruesos o finos, no importa si sus labios son delgados, pálidos, rosados o
carnosos, la finalidad será la misma. Ahora tu mirada recorre detenidamente
el cuello, esa parte del cuerpo que es un lienzo en blanco para la pasión,
baja tu vista un poco más y te encontrarás con los senos, tú dime como
son, si son grandes o pequeños, sin más sé que los imaginarás del tamaño
perfecto para ti.
Tus ojos ahora ven la cintura, el eje principal de tu pasión, hasta
este punto asumo que ya sabes si ella es de complexión gruesa o delgada,
así que la cintura y la cadera, ya sean estrechas o amplias corresponderán
en justa medida al capricho de tus deseos ¡construye a esta mujer para
ti! No para el imaginario colectivo, vale la pena explorar tus instintos, tus
pensamientos, desentraña tus ideas, exponlas sin recelo, sin temor, porque
la mujer que está ahora mismo frente a ti, desnuda, entregándose en su
plenitud, no tiene miedo de entregarse a ti una sola noche o todas, no le
importan los títulos impuestos socialmente, a ella no le interesa llamarse la
novia, la esposa, la amiga o la amante, ella simplemente es tan tuya como
tú lo permitas, y está aquí para ti… Así que sin más, da rienda suelta a tus
manos, a tu sexo, toma decididamente la cintura de ella y acércala a ti,
no repares en simplezas convencionales, que aquí, bajo este constructo
ninguna gestación física o psicológica se podrá hacer realidad, aquí solo se
conspira en pro de la libertad.
Sin mayor preámbulo, tócala, que tus manos no se limiten a
temblar, siente como ese leve nerviosismo tuyo se convierte en seguridad,
piérdete entre su cuerpo y el de ella, acércala tanto a ti que por instantes te
cueste reconocer si aquella piel es de ella o es tuya, bésala de mil formas,
cierra los ojos mientras que esto sucede, reinventa la estrategia para que
por lo menos Ðsi así corresponde a tus fueros internos- en esos instantes
ella sea tuya y nada más.
Entrégate como nunca antes, como con nadie, sé tan tierno o
tan salvaje como así lo desees, ella corresponderá en la justa medida a
tus actitudes, a tu iniciativa, puede ser tan activa o tan sumisa como lo
prefieras, puedes sentir que solo es sexo casual o que estás reinventando
al amor, insisto en que ella puede ser lo que tú quieres que sea.
Sigue el ritmo de tu cuerpo, reconócele el cuerpo con la boca,
con las manos, con la mirada, que no exista un ápice de su piel que
quede inexplorado, que no quede ningún espacio sin ser dibujado por tus
caricias.
Y sólo entonces podrás terminar con este acto de magia tan
simple pero al mismo tiempo tan ininteligible, porque implica despojarse de
complejos, de ser realmente en esencia lo que los seres humanos siempre
hemos querido ser: uno mismo.
Cuando abras de nuevo los ojos todo será perfecto (imagina que
dicha cualidad existe), ya sea que implique despertar de un sueño, que la
sensación de deja vú termine o estar al lado de alguien más, en cualquiera
de sus manifestaciones el destino te hará saber que quien escribe estas
líneas siempre -en donde quiera que estés y con quien estés- te deseará lo
absoluto de la felicidad.
Comentarios: laura.esle@hotmail.com
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