Por José Alvarado Montes
Quiquin como cariñosamente
te nombro escribo para ti unas
cuantas palabras que expresan lo
que eres y significas para nosotros
ya que los nietos son el orgullo de los abuelos. He retenido
por largo tiempo en mi memoria, el mágico momento en que
llegaste a este mundo, llenando de felicidad a los que Ya te
queríamos antes de nacer.
Mi niño el trabajo de los abuelos, es dar amor y disfrutar
de los nietos sin ninguna condición nada más por ser lo que
son, lo único que sentimos y que a veces nos apesumbra
es el que físicamente estemos tan separados y no poder
convivir más con ustedes, pero espiritualmente muy cerca
y presentes en nuestras oraciones; decirte como consejo
de abuelo y experiencia propia que el supremo bien no
consta para los humanos el buscar honores y riquezas que
apegados a este mundo son perecederos, hay que buscar la
virtud, la honradez, el trabajo lo cual por su esencia misma
se identifica con la ley divina ya que la riqueza espiritual es
la que triunfa, todo lo material ganado lícitamente es bueno
y es una obligación, escucha los consejos de tus padres
y de los que te quieren ya que te servirán de base en los
años venideros cuando te enfrentes a los retos de la vida
y te ganes tu lugar como ha sido lo tradicional en nuestras
familias con honradez, orgullo y la frente en alto. Date tiempo
de reír que es la música del alma, de leer donde vas a
obtener conocimiento, de pensar que es la fuente del poder,
pero sobre todo busca la felicidad.
Por ahora celebra y goza la alegría que te da la niñez y tus
siete años de edad, si al nacer tu hermanita nos llenamos de
felicidad con tu llegada y tu existir nuestra satisfacción está
completamente realizada; te digo que tus abuelitos gozan
de una madurez pacifica, con la experiencia que solamente
se ganan con los años aunada al deseo permanente de
aprender cosas nuevas, que Dios siga protegiendo a tu
papá, mamá y hermanita y a ti MI NIETECITO QUERIDO.
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