sábado, julio 13, 2013

El libre albedrío

El albedrío es la potestad de obrar por propia determinación; el libre albedrío o libre elección es la creencia de aquellas doctrinas filosóficas que sostienen que los humanos tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones. Muchas autoridades religiosas han apoyado dicha creencia, mientras que ha sido criticada como una forma de ideología individualista por pensadores tales como Baruch Spinoza, Arthur Schopenhauer, Karl Marx o Friedrich Nietzsche. El concepto es comúnmente usado y tiene connotaciones objetivas al indicar la realización de una acción por un agente no-condicionado íntegramente ligado por factores precedentes y subjetivos en el cual la percepción de la acción del agente fue inducida por su propia voluntad. 
El principio del libre albedrío tiene implicaciones religiosas, éticas, psicológicas, jurídicas y científicas. Por ejemplo, en la ética puede suponer que los individuos pueden ser responsables de sus propias acciones. En la psicología, implica que la mente controla algunas de las acciones del cuerpo, algunas de las cuales son conscientes. En cuanto a la ciencia, no hay ninguna evidencia de que el libre albedrío exista. A pesar de esto, en las últimas décadas se ha popularizado mezclar erróneamente el libre albedrío con la física cuántica. 
Según esta rama de la ciencia, algunos procesos a escala subatómica no están determinados por la clásica causalidad física, y esta clase de procesos ocurre en el cerebro, por lo que puede ser tentador imaginarlo como una manifestación del libre albedrío. Sin embargo, esta es una interpretación incorrecta de la física cuántica, ya que ella no afirma que las personas tengan ningún control voluntario sobre dichos procesos cuánticos, sino que por el contrario, se cree que estos ocurren completamente al azar. Por otra parte, siguiendo el mismo razonamiento debería concluirse del mismo modo que el resto de los animales, las rocas, los árboles y los planetas también tienen libre albedrío, ya que los mencionados fenómenos cuánticos no se dan solamente en los átomos del cerebro humano, sino en todos los átomos del Universo. 
La existencia del libre albedrío ha sido un tema central a lo largo de la historia de la filosofía y la ciencia. Desde que los individuos tienen la habilidad de actuar de una manera diferente a la que el resto espera, el libre albedrío puede existir. Existen varios puntos de vista sobre si la libertad metafísica existe, eso es, si las personas tienen el poder de elegir entre alternativas genuinas. 
El determinismo es el punto de vista según el cual todos los eventos son resultados inevitables de causas previas, de que todo lo que pasa tiene una razón de ser. El incompatibilismo es el punto de vista según el cual no es posible reconciliar una creencia en un universo determinista con el verdadero libre albedrío. El determinismo duro acepta tanto el determinismo como el incompatibilismo, y rechaza la idea de que los humanos poseen un libre albedrío. 
Lo contrario a esto es el libertarismo filosófico, que mantiene que los individuos tienen libertad metafísica y por lo tanto rechaza el determinismo. El indeterminismo es una forma del libertarismo que, según su punto de vista, implica que el libre albedrío realmente existe, y esa libertad hace que las acciones sean un efecto sin causa. La teoría de la agencia es una forma del libertarismo que mantiene que la elección entre el determinismo y el indeterminismo es una dicotomía falsa. Antes que voluntad, es un efecto sin causa, la teoría de la agencia sostiene que un acto de libre albedrío es un caso de agente-causalidad, por lo cual un agente (persona, el ser) causa un acontecimiento. Es una filosofía separada de la teoría económica y política del libertarismo. El libertarismo metafísico se llama a veces voluntarismo para evitar esta confusión. 
El compatibilismo es el punto de vista que sostiene que el libre albedrío surge en el exterior de un universo determinista aún en ausencia de incertidumbre metafísica. Compatibilistas pueden definir al libre albedrío como el surgimiento de una causa interior, tal como los pensamientos, las creencias y los deseos. La filosofía que acepta tanto el determinismo como el compatibilismo se llama el determinismo suave. 
Dentro de la filosofía masónica, se destaca que la inteligencia, es la acción combinada de las ideas del hombre, fuerza reflexiva, que determina el albedrío. El albedrío nace de la inteligente combinación de ideas, como la luz nace de la combinación de los siete colores primitivos. En consecuencia, donde no existe inteligencia no puede haber albedrío. 
Al final de cuentas tendremos que llegar a la reflexión de si realmente tomando como referencia lo señalado con anterioridad, si nosotros hacemos uso de nuestro libre albedrio siempre emanado de nuestro interior, o aún creemos que ciertas situaciones nos lo determinan; o en algunos casos sólo hacemos uso del libre albedrio dependiendo de la situación en la que nos encontremos y estamos sujetos a lo determinado por los usos sociales. 

Fraternalmente 
C. L.A.E. Juan Manuel Becerra Casillas

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