domingo, octubre 13, 2013

De las lunas la de octubre es más “hermosa”

Dice la canción que inmortalizara Pedro Infante en los años cincuenta; desde entonces esa melodía ha influido a varias generaciones, afianzando en ellas la creencia en el esplendor de las lunas de este mes. 
Hablemos un poco de la Luna. Es nuestro satélite natural con un diámetro aproximado a los 3,470 kilómetros; es decir, una cuarta parte del diámetro terrestre. Por ello nuestra Luna es la más grande del Sistema Solar en relación con el tamaño del planeta alrededor del que gira. Otro dato interesante es que tiene un periodo de rotación de 27.32 días, y le da la vuelta a la Tierra en el mismo tiempo, por ello siempre podemos ver únicamente una cara donde el conejo es una figura sencilla de ubicar. Su influencia en nuestro mundo va más allá de iluminar las noches, rige los ciclos de mareas, el crecimiento de las plantas, y también ciertas actividades humanas como las temporadas de las cosechas para optimizar la humedad de los frutos, etcétera. 
Pero, ¿de dónde surge la idea acerca de las lunas de octubre? En realidad es una pregunta sumamente compleja debido a que en este caso no solamente intervienen los factores astronómicos sino también la percepción del ser humano al decir que algo es ‘bonito’ o ‘feo’; ambas palabras denotan sensaciones y no tanto cuestiones físicas. Desde aquí podemos ver que el resultado será tan discutible como la propia afirmación de que las lunas que vemos estos días son particularmente hermosas. 
¿ASUNTO DE TAMAÑO? 
Comencemos por buscar un fenómeno físico relacionado con la Luna y el décimo mes del calendario. Al año podemos tener entre 12 y 13 lunas llenas (también llamadas plenilunios). Cuando un mismo mes tiene dos, a la segunda se le llama ‘Luna azul’. Todos los meses pueden tener lunas azules, sin embargo es sumamente difícil que coincidan para que una se pueda dar en febrero. 
Cada mes nuestro satélite natural llega a estar completamente iluminado y alineado en posición contraria al Sol para poder decir que tenemos una Luna llena; en ese momento puede estar cerca o lejos de nuestro planeta, ya que su órbita no es circular sino alargada, donde en su punto más lejano (Apogeo) estará a 405 mil kilómetros y el más cercano (Perigeo) a 362 mil kilómetros. Eso hace que en algunos meses podamos notar a la Luna un poco más grande que en otros. Sin embargo tal cambio es difícilmente percibido por el ser humano, sólo aquellos ojos entrenados en largas horas de observación astronómica logran notar tan sutil cambio en el tamaño de la Luna cuando se encuentra llena, pues únicamente aumenta un seis por ciento. 
Como la órbita lunar no está sincronizada con el movimiento de translación alrededor de la Tierra, en un mes puede tocar una Luna muy grande pero la misma fecha del año siguiente ser muy pequeña. Dicha situación hace que octubre, al igual que cualquier otro mes, posea tanto lunas espectaculares como comunes. 
Con esta base podemos descartar que las lunas de octubre sean más grandes. Busquemos entonces una solución diferente. 
¿CUESTIÓN DE POSICIÓN? 
Cuando vemos la Luna, casi siempre está iluminada en el mismo ángulo con respecto al Sol. En un artículo publicado recientemente un escritor aseguraba que las Lunas son más hermosas sobre Guadalajara porque en esa región del planeta “el ángulo en el que le da la luz del Sol es mejor y más constante dando por efecto una bella iluminación”. Tal afirmación carece de sustento, ya que nuestro satélite natural sigue la línea imaginaria de la Eclíptica por donde se desplazan todos los planetas y el Sol; tal línea en realidad es el plano de nuestro Sistema Solar, y la Luna siempre la sigue variando muy poco de posición. En otras palabras: cada año la Luna llena estará entre las constelaciones de Piscis y Aries, simplemente porque ese es el punto del cielo que vemos hacia fuera del Sistema Solar; e invariablemente será así porque para que haya Luna llena debe estar alineada con el Sol y la Tierra. 
Saber que la Luna siempre se encontrará en esas constelaciones durante el mes nos hace pensar que debería tener una posición más alta que en otros meses, sin embargo eso no ocurre durante este tiempo, de hecho la Luna puede llegar a verse casi sobre nuestra cabeza durante diciembre y enero en la constelación de Tauro. Por ello, retiramos también la hipótesis de que la posición en el cielo sea un factor que le dé mejor aspecto en octubre. 
ENTONCES, ¿MÁS HERMOSAS, O NO? 
Existe una reunión anual de escritores llamada Lunas de octubre (en Baja California); un festival artístico se denomina Las lunas, y curiosamente se celebra este mes. La idea de que nuestro satélite natural es particularmente bonito en octubre ha permeado muy profundo en nuestra sociedad. 
No obstante, más que ser un fenómeno astronómico, la creencia en cuestión nace de una percepción social. Veamos por qué. 
Octubre coincide justo con la entrada del otoño, es una época donde las noches aún son lo suficientemente cálidas para permanecer en el exterior un buen rato después del atardecer. Para muchos el viento fresco y las tonalidades de las hojas dan una sensación de nostalgia y añoranza, son un buen marco para ponerse a ver las estrellas; y sin duda, al ver el cielo lo que atrae mayor atención es el astro más luminoso, la Luna. 
Durante este mes las lunas llenas se encuentran próximas a las estrellas más resplandecientes de las constelaciones de invierno como Orión, Can Mayor y Can Menor, por mencionar algunas. Éstas no son opacadas por su brillo al no estar tan cercanas, por lo cual generan un gran marco para la observación celestial... aunque sin duda todo es sólo una apreciación de lo que podemos llamar ‘hermoso’. 
Para finalizar, vale la pena escudriñar la letra de la icónica canción que tanto ha contribuido a perpetuar la idea de la belleza en las lunas de este mes. Al hacerlo, encontraremos algo muy interesante. La letra comienza diciendo: “De las lunas la de octubre es más hermosa”, frase que tenemos muy presente... pero olvidamos el resto, donde se menciona: “Porque en ellas se refleja la quietud de dos almas que han querido ser dichosas, al arrullo de su plena juventud”. Así, el resto de la melodía habla de una historia romántica que el autor recordaba en esta época del año. Y nos remontamos a la misma premisa de inicio: podemos denotar la preciosidad de algo por nuestra propia experiencia, gustos e intereses. Es posible anotar muchos ejemplos más relacionados con octubre, como hablar de ‘amores otoñales’ debido a la edad y a la serenidad que ello puede representar. 
Si tras analizar la parte científica del fenómeno la respuesta no le parece satisfactoria y usted sigue considerando que las lunas de octubre son las mejores del año, seguramente tiene la razón. En las cuestiones intangibles que nos hacen felices lo idóneo es gozar los detalles que nos regala la Naturaleza. Sobre todo no dejemos de mirar al cielo, con los pies bien puestos en la Tierra.

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