Cada año en los Estados Unidos, a más
de 100,000 personas se les diagnostica
insufi ciencia renal (falla renal), una
afección grave en la cual los riñones dejan
de eliminar los desechos del cuerpo.1 La
insufi ciencia renal es la etapa fi nal, de la
ENFERMEDAD RENAL CRONICA
Fuente: United States Renal
Data System. USRDS 2007 Annual
Data Report.
La diabetes es la causa más común de
insuficiencia renal y constituye más del 44 por
ciento de los casos nuevos.1 Incluso cuando
la diabetes está controlada, la enfermedad
puede conducir a ENFERMEDAD RENAL
CRONICA e insuficiencia renal. La mayoría
de las personas con diabetes no sufren
una ENFERMEDAD RENAL CRONICA
lo suficientemente grave como para
desarrollarse en insuficiencia renal. Hay
cerca de 24 millones de personas con
diabetes en los Estados Unidos y más de
180,000 de ellas padecen insuficiencia
renal como consecuencia de la diabetes.
Las personas con insuficiencia renal se
someten a diálisis, un proceso de limpiar
artificialmente la sangre, o reciben un
riñón sano de un donante en un trasplante
renal. La mayoría de los ciudadanos
estadounidenses con insuficiencia renal
cumplen los requisitos para recibir atención
médica financiada por el gobierno federal.
En 2005, el país gastó cerca de $32 billones
en la atención a pacientes con esta afección
Los africanoamericanos, los
nativoamericanos y los hispanos/latinos
padecen diabetes, ENFERMEDAD
RENAL CRONICA e insuficiencia renal en
proporciones mayores que los caucásicos.
Los científicos no han podido explicar la
razón de esto, ni tampoco pueden explicar
completamente la interacción de factores
que conducen a la enfermedad renal
en personas con diabetes. Entre estos
factores se incluyen la herencia, la dieta y
otras afecciones médicas como la presión
arterial alta. Han encontrado que la presión
arterial alta y los niveles altos de glucosa en
la sangre (azúcar en la sangre) aumentan
el riesgo de que una persona con diabetes
sufra insuficiencia renal.
Curso de la enfermedad renal
La enfermedad renal diabética toma
años en desarrollarse. En algunas personas,
la filtración de los riñones funciona mejor
de lo normal durante los primeros años de
padecer diabetes.
Con el paso de los años, en las
personas que padecen la enfermedad
renal, pequeñas cantidades de albúmina
(una proteína de la sangre) empiezan a
pasar a la orina. Esta primera etapa de
ENFERMEDAD RENAL CRONICA se
conoce como microalbuminuria. Durante
este periodo las funciones de filtración del
riñón generalmente permanecen normales.
A medida que
la enfermedad
progresa, pasa
más albúmina a la
orina. Esta etapa se
puede denominar
macroalbuminuria
o proteinuria.
Mientras aumenta
la cantidad
de albúmina
en la orina,
generalmente
se deterioran
las funciones de
filtración de los
riñones. El cuerpo
retiene algunos
desecho cuando la
filtración se deteriora. Mientras progresa
el daño renal, frecuentemente aumenta la
presión arterial también.
En general, el daño renal rara vez ocurre
durante los primeros 10 años de padecer
diabetes, y normalmente pasan entre 15
y 25 años antes de que se presente la
insuficiencia renal. Las personas que han
padecido diabetes por más de 25 años sin
presentar signo alguno de insuficiencia
renal corren menos riesgo de sufrirla.
Diagnóstico de la
Enfermedad renal crónica
Las perso nas con diabetes deberían
someterse a exámenes periódicos para
detectar una posible enfermedad renal. Los
dos marcadores principales de enfermedad
renal son la tasa de filtración glomerular
estimada y la presencia de albúmina
en la orintasa de fi ltración glomerular
estimada. Cada riñón contiene cerca de
1 millón de pequeños filtros, constituidos
por vasos sanguíneos. Estos filtros se
llaman glomérulos. La función renal puede
evaluarse estimando cuánta sangre filtran
los glomérulos en un minuto. El cálculo de
la tasa de filtración glomerular estimada
se basa en la cantidad de creatinina,
un producto de desecho que se puede
encontrar en una muestra de sangre. A
medida que el nivel de creatinina aumenta,
la tasa de filtración glomerular estimada
disminuye.
La enfermedad renal está presente
cuando la tasa de fi ltración glomerular
estimada es inferior a 60 mililitros por
minuto.
La Asociación Americana de la
Diabetes (ADA, por sus siglas en
inglés) y los Institutos Nacionales
de la Salud (NIH, por sus siglas en
inglés) recomiendan calcular la tasa de
fi ltración glomerular estimada a partir de
la creatinina sérica al menos una vez al
año en todas las personas que padecen
diabetes.
Albúmina en la orina.
La albúmina
en la orina, o albuminuria, se mide
comparando la cantidad de albúmina con la
cantidad de creatinina en una sola muestra
de orina. Cuando los riñones funcionan
bien, la orina contiene grandes cantidades
de creatinina pero casi nada de albúmina.
Aun un pequeño incremento de la relación
entre la albúmina y la creatinina es un signo
de daño renal.
La enfermedad renal está presente
cuando la orina contiene más de 30
miligramos de albúmina por gramo de
creatinina, con o sin disminución de la
tasa de fi ltración glomerular estimada.
La ADA y los NIH recomiendan
realizar una evaluación anual de la
excreción de albúmina en la orina, para
determinar un posible daño renal, a
todas las personas con diabetes tipo 2
y a aquellas personas que hayan tenido
diabetes tipo 1 por cinco años o más.
Si se detecta una enfermedad renal,
ésta se debe manejar en el marco del
tratamiento integral de la diabetes.
Efectos de la presión arterial alta
La presión arterial alta, o hipertensión,
es un factor importante en la aparición de
problemas renales en las personas con
diabetes. Tanto los antecedentes familiares
de hipertensión como la presencia de
hipertensión parecen aumentar las
probabilidades de padecer la enfermedad
renal.
La hipertensión también acelera el
progreso de la enfermedad renal cuando
ésta ya está presente.
La presión arterial se mide con dos
cifras: la primera corresponde a la presión
sistólica, y representa la presión en las
arterias cuando el corazón late; la segunda
se llama presión diastólica, y representa
la presión entre los latidos. En el pasado,
la hipertensión se definía como presión
sistólica mayor de 140 y presión diastólica
mayor de 90 dicho “140, 90”.
La ADA y el National Heart, Lung, and
Blood Institute, que en español se llama
Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y
Sangre, recomiendan que las personas con
diabetes mantengan su presión arterial por
debajo de 130/80.
La hipertensión se puede considerar no
sólo como una causa de la enfermedad renal,
sino como resultado del daño causado por la
misma. A medida que la enfermedad renal
progresa, los cambios físicos en los riñones
provocan un aumento de la presión arterial.
Esto es peligroso, ya que el aumento de la
presión arterial empeora los factores que
causan el aumento y viceversa. La detección
temprana y el tratamiento oportuno de la
hipertensión, incluso si es leve, son de suma
importancia para las personas con diabetes.
Prevención y retraso del
curso de la enfermedad renal
Medicamentos para la presión arterial
Los científicos han logrado enormes
avances en el desarrollo de métodos para
retrasar la aparición y el progreso de la
enfermedad renal en personas con diabetes.
Los fármacos que bajan la presión arterial
pueden retrasar en forma importante el
progreso de la enfermedad renal. Hay
dos tipos de fármacos que han retrasado
eficazmente el progreso de la enfermedad
renal: inhibidores de la angiotensinconverting
enzyme (enzima convertidora de
angiotensina, ACE por sus siglas en inglés) y
angiotensin receptor blockers (bloqueadores
del receptor de angiotensina, ARB por sus
siglas en inglés). Muchas personas necesitan
tomar dos o más fármacos para controlar su
presión arterial. Además de un inhibidor ACE
o un ARB, un diurético también puede ser
muy útil. Pueden requerirse también fármacos
betabloqueadores, bloqueadores de los
canales de calcio y otros medicamentos para
controlar la presión arterial.
Un ejemplo de un inhibidor ACE eficaz
es el lisinopril (Prinivil, Zestril), recetado
generalmente por los médicos para el
tratamiento de la enfermedad renal en
personas con diabetes. Los beneficios del
lisinopril van más allá de su capacidad
de bajar la presión arterial: tal vez proteja
directamente los glomérulos del riñón. Los
inhibidores ACE han reducido la proteinuria
y retrasado el deterioro incluso en personas
con diabetes que no tenían presión arterial
alta.
Un ejemplo de un ARB eficaz es losartan
(Cozaar). Ha sido demostrado que protege la
función renal y reduce el riesgo de sucesos
cardiovasculares.
Cualquier medicamento que ayude a los
pacientes a lograr una presión arterial de
130/80 o menor es beneficioso. Los pacientes
que tengan incluso una hipertensión leve o
una microalbuminuria persistente deberían
consultar a un profesional de salud acerca del
uso de medicamentos antihipertensivos.
Dietas con cantidades moderadas de
proteína.
En las personas con diabetes, el consumo
de cantidades excesivas de proteína puede
ser nocivo. Los expertos aconsejan que las
personas con enfermedad renal diabética
consuman una dieta con las cantidades
recomendadas de proteína, evitando
dietas con cantidades altas de proteína.
Las personas con una función renal muy
deteriorada pueden ayudar a retrasar el inicio
de la insuficiencia renal consumiendo una
dieta con cantidades reducidas de proteína.
Todas las personas que sigan una dieta baja
en proteína deben consultar a un dietista para
asegurarse de recibir una nutrición adecuada.
Control intensivo de glucosa en la sangre
Los medicamentos antihipertensivos y las
dietas bajas en proteínas pueden retrasar la
ENFERMEDAD RENAL CRONICA. Un tercer
tratamiento, conocido como control intensivo
de glucosa en la sangre (o control de la
glucemia), ha demostrado ser prometedor en
personas con diabetes, especialmente para
quienes están en las primeras etapas de la
ENFERMEDAD RENAL CRONICA.
El cuerpo humano normalmente convierte
los alimentos en glucosa, es decir, el azúcar
simple que es la principal fuente de energía
para las células. Para entrar en las células, la
glucosa necesita la ayuda de la insulina, una
hormona producida por el páncreas. Cuando
una persona no produce suficiente insulina
o el organismo no responde a la insulina
existente, el organismo no puede procesar
la glucosa y ésta se acumula en el torrente
sanguíneo. Un alto nivel de glucosa en la
sangre lleva a un diagnóstico de diabetes.
El control intensivo del nivel de glucosa
es un régimen de tratamiento para mantener
los niveles de glucosa en la sangre cerca de
lo normal.
El tratamiento consiste emedirse
frecuentemente el nivel de glucosa en la
sangre
administrar insulina a lo largo del día,
dependiendo del consumo de alimentos y de
la actividad física
seguir una dieta y un plan de actividad
física
consultar con regularidad a un equipo de
profesionales de la salud
Algunas personas utilizan una bomba de
insulina para aplicarse el medicamento a lo
largo del día.
Varios estudios han recalcado los efectos
beneficiosos del control intensivo del nivel de
glucosa.
Diálisis y trasplante
Cuando las personas con diabetes sufren
insuficiencia renal deben someterse a diálisis
o a un trasplante renal. Hasta los 1970, los
expertos médicos generalmente excluían de
la diálisis y los trasplantes a las personas con
diabetes, en parte porque pensaban que el
daño causado por la diabetes contrarrestaría
los beneficios de los tratamientos. Hoy en
día, gracias al mejor control de la diabetes
y al aumento de las tasas de supervivencia
después del tratamiento, los médicos no
dudan en ofrecer diálisis y trasplante renal a
los pacientes con diabetes.
En la actualidad, la supervivencia de
los riñones trasplantados a personas con
diabetes es aproximadamente la misma que
la supervivencia de trasplantes en personas
que no padecen diabetes. La diálisis en
personas con diabetes también funciona bien
a corto plazo. A pesar de esto, las personas
con diabetes que reciben trasplantes o diálisis
experimentan mayor morbilidad y mortalidad
debido a las complicaciones coexistentes de
diabetes como el daño al corazón, los ojos y
los nervios.
DR ENRIQUE JIMENEZ V
UROLOGO (VIAS URINARIAS)
NIÑOS Y ADULTOS BARTHOLO HDEZ NUM 268 A
TELS 70 144 03 Y 044 378 885 0320
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