Cuando
Enrique Peña
Nieto asumió
la presidencia
de México hace
exactamente
un año, las
expectativas eran
descomunales e iban
más allá de su joven y
carismática figura.
La pregunta que en ese
entonces muchos se hacían -no sólo
en México- giraba en torno del Partido
Revolucionario Institucional (PRI), que
regresaba al poder tras doce años
en el desierto de la oposición.
¿Había cambiado el PRI o era
el mismo al que alguna vez el
escritor Mario Vargas Llosa llamó
la dictadura perfecta’?
La otra pregunta era si, de
acuerdo con su promesa electoral,
el nuevo mandatario lograría reducir los índices de violencia,
los cuáles se habían disparado en el país luego de que el
presidente Felipe Calderón decidiera utilizar el ejército para
luchar frontalmente contra el narcotráfico.
¿Cambió el PRI?
Soledad Loaeza, politóloga y profesora del Colegio de
México, cree que el PRI contemporáneo es de naturaleza
híbrida: tiene aspectos del partido que gobernó al país durante
más de 70 años, pero también debió asumir algunos de los
cambios que ocurrieron durante los 12 años que estuvo fuera
del poder central.
Por su parte, el profesor e investigador de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) Nicolás Loza
cree que en realidad tenemos todos los ‘pris’ dentro del PRI que
ha habido siempre’.
Eso, agrega, se observa en el gabinete de Peña Nieto,
que refleja las distintas vertientes -modernas y antiguas, de
izquierda- del partido.
‘Ahora, el PRI está gobernando en un contexto institucional
muy distinto al que tuvo hace 15 años. Para empezar tiene un
gobierno dividido -una cámara donde no tiene mayoría- y tiene
que pactar siempre, ya sea con la izquierda o la derecha. Y
tiene órganos de control que no existían hace 25 años, como
las comisiones de derechos humanos o los organismos de
transparencia como las autoridades electorales’.
Y remata: ‘No creo que haya una política de avasallar esos
órganos autónomos, pero tampoco de fortalecerlos’.
Seguridad
La promesa de campaña de Peña Nieto que más penetró en el electorado fue la de reducir los índices de violencia. Cálculos
conservadores indican que al menos 70 mil personas murieron
de manera violenta durante el sexenio de Felipe Calderón.
Según los críticos, los niveles reales de violencia no se han
reducido de manera significativa. En el último número de la
revista Proceso se indica que, este año, los homicidios dolosos
sumaron 17.068, cifra que, insinúan los críticos, puede ser
mucho mayor.
Sin embargo, algo en lo que están muchos están de acuerdo
es que la ‘percepción’ de la violencia ha cambiado.
El constante bombardeo de información violenta en los
medios de comunicación ha disminuido. Algunos observan en
esto la mano oculta del gobierno.
La profesora Loaeza no cree este cambio de percepción sea
algo necesariamente malo, pues ha contribuido dar una mayor
sensación de tranquilidad entre la población, tras varios años
de gran zozobra.
Loza está de acuerdo en que, en términos de seguridad, ‘lo
primero que vimos fue un cambio en términos discursivos, una
relación distinta con la prensa’. Pero agrega: ‘Lo que todavía
no alcanzamos a ver es un cambio en la política en la materia’.
‘(Era obvio) que no se podía retirar al ejército de las calles
de un día para otro, pero ya pasó un año. Tenía que mandarse
algún mensaje en ese tema y no se ha hecho’.
Ambos expertos recuerdan que tampoco se han cumplido
promesas importantes, como crear una Gendarmería Federal.
Sobre esto, la profesora del Colegio de México indica que
la oposición de los gobernadores a una policía nacional -ellos
controlan las locales- ha sido definitiva en este punto.
Y aquí observa otro cambio clave de esta administración
PRI: el presidencialismo ha cambiado. El mandatario ya no es
el ser todopoderoso de los gobiernos del siglo pasado.
Reformas
La otra palabra clave y una de las que más tinta ha recibido
en el último año ha sido ‘reforma’.
Desde que llegó al poder, Peña Nieto ha tratado de llevar a
cabo amplias reformas fiscales, energéticas, educativas y de
telecomunicaciones.
Para ello logró un pacto con las principales fuerzas
políticas del país: el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido
Revolucionario de los Trabajadores (PRD).
De hecho, el propio Peña Nieto le dijo a la BBC que considera
este pacto y las reformas como el principal logro de su gobierno
en el primer año .
Pero el pacto político puede estar tambaleando, ya que el
Partido de la Revolución Democrática (PRD), el principal partido
de izquierda de México, anunció su retiro del acuerdo político,
aduciendo diferencias sobre la manera como se condujo la
reforma energética.
La educativa es otra reforma que ha generado gran polémica,
en especial por algunos sindicatos que se han opuesto con
vehemencia a ella, generando bloqueos, tomas de plazas y
marchas de protesta, principalmente en Ciudad de México.
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