Francisco Javier Contreras H.
Hay otro México, el olvidado. Hay un México del que no
nos hemos querido acordar. El México en que vivimos fue
conquistado por España; el otro, aparte de ser conquistado
por españoles, lo fue también por los gringos.
Hay un México del que casi nunca reparamos y se nos
olvida que la mitad de nuestro territorio nacional se lo llevaron
los gringos a la gacha, y en ese territorio vivían muchos
mexicanos que de la noche a la mañana dejaron de ser
nuestros connacionales y pasaron a ser güeros siendo prietos.
Sí, ellos son unos mexicanos como nosotros, que se
ven a sí mismo como MEXICANOS, tan mexicanos o más
que nosotros, pero con la desventaja que el suelo que
pisan no pueden llamarle su patria, porque aquella nación
es gringolandia y ellos no se pueden ver como güeros. Son
MEXICANOS (así en superlativo, con mayúsculas) no sólo
lejos de su tierra, no sólo desterrados, sino que están donde
deben estar, pero su patria no está ahí para cobijarlos.
A ellos no los corrieron de su tierra, los dejaron sin nada en
que estar parados. Esto es difícil de entender para cualquiera
de nosotros, porque nosotros al caminar lo hacemos sobre
suelo firme. La única manera de entenderlos sería que un
día de repente, no tuviéramos suelo en donde pisar. Eso nos
crearía una enorme inseguridad, una enorme indefinición.
Quizá los únicos de nosotros que puedan entender a los
mexicanos que se quedaron viviendo en el otro lado de la
frontera, cuando se llevaron el territorio los gringos, serían
las personas que aquí llamamos hijos naturales: SON LOS
ÚNICOS QUE SABEN LO QUE SE SIENTE, VIVIR SIENDO
SIN SERLO. (Algo así como que eres hijo de Juan Pérez, pero
no puedes decirlo a nadie ni admitirlo si alguien lo comenta;
no puedes negar tu filiación, pero tampoco puedes reclamarla:
eres y no eres al mismo tiempo)
Y luego resulta, que allá en aquellos terrenos, hay una
enorme cantidad de MEXICANOS, que ya son de cuarta
generación. Esto es, nacieron allá, de padres nacidos allá,
que a su vez fueron hijos de gente nacida allá; que nunca han
conocido el país de México, pero se presentan así mismos
como MEXICANOS, se sienten muy orgullosos de serlo y
sueñan con este país como algo mítico, soñado, lejano; algo
así como la tierra prometida. Todos ellos son bilingües, su
primera lengua es el inglés; pues la utilizan para trabajar,
estudiar y relacionarse; pero en el interior de su casa, en las
relaciones interfamiliares, se hablan con la calidez del idioma
de su abuelita, el español.
Aunque se sienten MUUUY MEXICANOS, muchas veces
se consideran como mexicanos de segunda; no sólo allá,
donde con frecuencia viven en áreas bien demarcadas,
bien específicas de ellos, (En algunos pueblos de Texas,
hay un templo católico para güeros y otros templo católico
para mexicanos, en uno todo es en idioma gringo y en otro todo es en español); sino que aparte, cuando platican con un
mexicano nacido en México, notan la diferencia en la forma de
hablar, lo diferentes que son los modismos de cada uno, que
se les figura que su español no es correcto, y entonces resulta
que se sienten en desventaja y no están cómodos ni con el
mundo gringo, ni con mundo del México actual.
Y decíamos, que se sienten MUUUY MEXICANOS, tal vez
más que nosotros, porque nadie aprecia más algo, que aquel
que lo ha perdido. Pero déjeme decirle, como comentario
enriquecedor al respecto, que la bandera mexicana más
grande que usted puede ver pintada en un muro, no está
en nuestro país, no señor, está en el Parque México de la
ciudad de los Ángeles, California. Pero también el segundo
signo mexicano por excelencia, después de la bandera, la
imagen de la Virgen de Guadalupe, una imagen pintada en
todo un lado de una casa de una altura de dos pisos, esa
la puede encontrar, (ojo, no en México) también en el área
de Los Ángeles, en el pueblo de Comptom. Y si usted se
cree muy católico o muy rezandero, le diré que la cruz más
grande del hemisferio occidental, tampoco está en la católica
Latinoamérica, sino en el pueblo de Groom, Texas, muy
cerca de la ciudad de Amarillo. Y así por el estilo sucede
con diferentes signos de la mexicanidad: escudo nacional,
calendario azteca, diferentes dibujos de alegorías aztecas;
como pirámides, águilas, etc.
Convendría que nos fuéramos informando un poco más
sobre ese otro México, que está más allá de lo que alcanzamos
a ver, cuando nos paramos sobre un papel.
Convendría
que supiéramos que hay muchos pueblos gringos que
tienen mayoría de habitantes hispano parlantes. Debemos
saber que hay más mexicanos viviendo en el área de los
Ángeles, que en la segunda ciudad más grande de México:
Guadalajara. Convendría que conociéramos más a esos
nuestros hermanos, antes de que ellos tengan oportunidad
de reclamarnos nuestro olvido e indiferencia. Convendría que
abriéramos un poco más los ojos, a ver si alcanzamos a ver,
un poco más de lo que estamos acostumbrados a ver.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario