Ahora sí, es necesario que todo el espíritu del ‘Pacto por
México’ vuelva a renacer para encontrar una solución pactada
–políticamente hablando– para Michoacán
POR ANTONIO NAVALÓN 3
Siempre había dicho que México no era Colombia. Pero la verdad,
es que hay muchos “Méxicos”, tantos como dolores o alegrías, como
colores, como sabores, como tipos de moles y algunos se asemejan
mucho al país sudamericano.
A Michoacán se le va poniendo cada día más cara de Antioquía,
un departamento colombiano que se encuentra al noroeste del país.
Recuerden, que aunque la capital de Colombia es Medellín, es
Antioquía donde desde Pablo Escobar hasta el expresidente Uribe,
tuvieron su comienzo.
La historia es bien conocida: los empresarios agrícolas para
defenderse de la guerrilla crearon un ejército paralelo. Y en medio,
Pablo Escobar y en medio, la droga y en medio, el patrón del mal.
Lo que pasó es bien conocido: los narcos de una parte, la
guerrilla por otra, y los “paras” por otra, hicieron un infierno imposible
de transitar.
Se necesitaron 15 años, un ejército, y una policía bien pertrechada,
así como labores de inteligencia coordinadas -con los gringos- porque
por muchas razones, les convenía que aquello se parara.
Hoy, el tema de los “paras”, o dicho en nuestro lenguaje, las
autodefensas, siguen siendo un lento boteo de las instituciones, de
sangre y de prestigio.
Hoy para quien las creó, alimentó, financió,
permitió o se creyó que con perros rabiosos es posible hacer
acuerdos parciales, ve resultados.
Ahora, habrá pacto con los perros rabiosos del narco, habrá
pacto con los perros rabiosos de la guerrilla y con los perros rabiosos
de los “paras”.
Conclusión: morirás absolutamente comido y devorado por la
rabia de los perros que tú mismo alimentarás.
La situación empieza a ser muy grave porque, además, no
basta con que pongamos al ejército –siempre el Ejército mexicano–
a arreglar lo que los civiles estropean, sino que necesitamos un
ejercicio que sirva para hacer país.
Y, ahora sí, es necesario que todo el espíritu del ‘Pacto por México’
vuelva a renacer para encontrar una solución pactada –políticamente
hablando– para Michoacán.
No se pueden dar saltos en el vacío. Nadie puede estar enfermo,
como nadie tiene la culpa de heredar una situación que no hizo. Pero,
de lo que sí tienen la culpa es de no saber poner un límite operativo
y estar enredados en las formas cuando en realidad es el fondo el
que nos devora.
Se impone una solución política para combatir la inseguridad.
Siendo muy conscientes de que ahí no estamos hablando de
la marginalidad, la pobreza o los despojos de tantos años de
desatención, ya sea a pobres o a indígenas. Ahí estamos hablando
de un estado bien comunicado con grandes frentes de desarrollo
económico y rural, que se está siendo contaminado y despedazado
por intereses que el Estado tiene que ordenar sin demora.
México no era Colombia en su peor época, ¿lo será ya?
P.d. Y de nuevo la mala imagen de México en la prensa
internacional a causa de Michoacán: otro asesinato más, un
empresario más.
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