Madre mía, hoy estoy pensando
en ti, en todos momentos felices que
hubiéramos pasado juntos, nuestros
cumpleaños, nuestras navidades,
nuestros paseos, nuestro fin de curso
en la escuela y tantas otras cosas.
Por eso bendigo a todos mis
conocidos y no conocidos que aun
tienen a su madre. ¡Que alegría para
ellos!
Pueden compartir con ella sus
penas, sus alegrías, sus planes, sus
proyectos. En fin, todo.¿Que dicha es
tener una madre!
Por eso mismo, me da tristeza con
aquellos que maltratan a su madre,
la menosprecian y aún se atreven
a insultarla con palabras groseras y
majaderas.
¿Qué no comprenden el tesoro
que tienen? ¿Qué no saben quién les
dio la vida? ¿Qué no saben quien los
cuidó de niños? ¿Quién los alimentó?
¿No saben de las noches que su
madre pasó en vela cuidándolos de
sus enfermedades? De que estuvo al
pendiente de que hicieran sus tareas
escolares?
En vez de insultarlas, deberían de
agradecerle todo lo que ha hecho por
ustedes.
Ser agradecidos en un Don de Dios.
Ahora, en vida, cuando tienen a su
madre con ustedes, es la oportunidad
de devolverle algo de lo que les ha
dado.
¿Cómo? Pues procurar estar al
pendiente de ella, de sus necesidades,.
Hacer más placentera su vejez. No
le den preocupaciones ni dificultades.
Tómenla más en cuenta, no la
menosprecien ni se burlen de su vejez
o de que haya perdido alguna de sus
facultades.
En vez de eso, ayúdenla, cuídenla,
pues no saben el tesoro que tienen
Ya quisiéramos nosotros, los que
no tenemos mamà, disfrutar de sus
caricias, sus abrazos, su comprensión.
Ahora comprendo Madre por qué
te fuiste con Dios cuando yo tenía
dos años, mi hermanita de seis y mi
pequeño hermano con tan solo dos
meses de vida.
Ahora se por qué te fuiste. Para que
allá desde el cielo darnos tu protección,
pidiendo a Dios por tus hijos y velando
día y noche por cada uno de nosotros.
Tu viste
desde el cielo
nuestras
alergias ,
nuestra s
penas, nuestros
trabajos y
procurabas ,
aunque
nosotros no
te viéramos,
estar cerca de
nosotros para
cuidarnos, para
protegernos.
Ahora que mi hermanita está
contigo, junto a Dios, se que las dos
nos protegen a mi hermano y a mí.
Y es por eso que, en este día tan
especial, quiero decirte las palabras
que en esta tierra no te puedo expresar.
Darte un abrazo y decirte desde el
fondo de mi corazón:
TE AMO MADRE MIA
¡COMO ME HUBIERA GUSTADO
CONOCERTE!
Por eso, tú, amigo o amiga, (Que
me estas escuchando). Si aún tienes la
dicha de tener a tu madre contigo, ve
corriendo con ella y dándole un beso
en la frente, Dile con todo tu corazón:
MADRE: ¿QUE DIOS TE BENDIGA?
Por José Martín Guzmán
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