domingo, junio 08, 2014

A mi madre que nunca conocí

Madre mía, hoy estoy pensando en ti, en todos momentos felices que hubiéramos pasado juntos, nuestros cumpleaños, nuestras navidades, nuestros paseos, nuestro fin de curso en la escuela y tantas otras cosas. 
Por eso bendigo a todos mis conocidos y no conocidos que aun tienen a su madre. ¡Que alegría para ellos! 
Pueden compartir con ella sus penas, sus alegrías, sus planes, sus proyectos. En fin, todo.¿Que dicha es tener una madre! 
Por eso mismo, me da tristeza con aquellos que maltratan a su madre, la menosprecian y aún se atreven a insultarla con palabras groseras y majaderas. 
¿Qué no comprenden el tesoro que tienen? ¿Qué no saben quién les dio la vida? ¿Qué no saben quien los cuidó de niños? ¿Quién los alimentó? ¿No saben de las noches que su madre pasó en vela cuidándolos de sus enfermedades? De que estuvo al pendiente de que hicieran sus tareas escolares? 
En vez de insultarlas, deberían de agradecerle todo lo que ha hecho por ustedes. 
Ser agradecidos en un Don de Dios. Ahora, en vida, cuando tienen a su madre con ustedes, es la oportunidad de devolverle algo de lo que les ha dado.
¿Cómo? Pues procurar estar al pendiente de ella, de sus necesidades,. 
Hacer más placentera su vejez. No le den preocupaciones ni dificultades. 
Tómenla más en cuenta, no la menosprecien ni se burlen de su vejez o de que haya perdido alguna de sus facultades. 
En vez de eso, ayúdenla, cuídenla, pues no saben el tesoro que tienen 
Ya quisiéramos nosotros, los que no tenemos mamà, disfrutar de sus caricias, sus abrazos, su comprensión. 
Ahora comprendo Madre por qué te fuiste con Dios cuando yo tenía dos años, mi hermanita de seis y mi pequeño hermano con tan solo dos meses de vida. Ahora se por qué te fuiste. Para que allá desde el cielo darnos tu protección, pidiendo a Dios por tus hijos y velando día y noche por cada uno de nosotros. 
Tu viste desde el cielo nuestras alergias , nuestra s penas, nuestros trabajos y procurabas , aunque nosotros no te viéramos, estar cerca de nosotros para cuidarnos, para protegernos. 
Ahora que mi hermanita está contigo, junto a Dios, se que las dos nos protegen a mi hermano y a mí. 
Y es por eso que, en este día tan especial, quiero decirte las palabras que en esta tierra no te puedo expresar. 
Darte un abrazo y decirte desde el fondo de mi corazón: 

TE AMO MADRE MIA 
¡COMO ME HUBIERA GUSTADO CONOCERTE! 

Por eso, tú, amigo o amiga, (Que me estas escuchando). Si aún tienes la dicha de tener a tu madre contigo, ve corriendo con ella y dándole un beso en la frente, Dile con todo tu corazón: MADRE: ¿QUE DIOS TE BENDIGA? 

Por José Martín Guzmán

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