Por José Alvarado Montes
Olor a tierra quemadaOlor a establo y a pino
Animales que descansan.
Algarabía en el camino.
Una campana que tañe
Un horizonte de fuego
El ave que llega al nido
Y eleva al cielo su ruego.
Tras la montaña lejana
La luna acecha curiosa
Y mientras muere la tarde
La luz se enciende en la choza.
La campiña languidece
Se va envolviendo en la calma
El viento ya se adormece
Tranquilizando las almas.
Las voces del día se escuchan
Que van muy lejos muy lejos
Cuales amores pasados
Que siempre nos dejan ecos.
Así se muere la tarde
Como se va nuestra vida
Se va envolviendo en la sombra
Hasta que queda perdida.
Esta vieja canción se debe a la
inspiración de Felipe Bermejo, para
mi refleja gran parte de mi existencia,
quizás por sentimentalista o sencilla
y simple que ha sido mi vida o por
el amor a la tierra que nací, crecí y
me eduque’, ciudad rural, chica, pero
diferente a otras, sentí y disfrute’ el
olor a tierra quemada cuando los
hortelanos de las huertas hacían
la quema para prepararse la tierra
al cultivo, el olor a establo fue muy
común el alboroto a la hora de la
ordeña, el arreo a sus ganados de
Don Nacho Pérez y de la mama’
de los Guerrero que contaban con
grandes extensiones en sus casas
para tal fin o también Montes el
arriero más famoso del pueblo y su atajo de burros de Castilla que tenían
la alzada de un caballo, al final de su
jornada de trabajo , cepillaba y daba
de comer y descanso a sus bestias.
Fueron vecinos la la Calle de las
Flores por el rumbo del Jardín del
Hospital
El teñir de las campanas
marcaban las horas del día, con sus
toques los campaneros de muchos
años fueron en el Santuario Don
José A. El Carcal y en el templo
Parroquial, el conocido como Chicho
el Campanero.
Las aves hacían sus nidos en los
frondosos árboles del jardín en los
sauces y los álamos del rio lo cual
hacían gran alboroto antes de dormir,
cuando la luna se preparaba a salir,
el sol se iba ocultando por el rumbo
del rancho de Don Pablo Martin.
En las casas para tener luz se
prendían los aparatos de petróleo y
en los más humildes se alumbraban
con mechones.
Al toque de oración o de anim as
se rezaba en familia el Rosario, los
niños jugábamos en la calle, los más
jóvenes cantaban acompañados de
sus guitarras canciones nostálgicas
o de moda, el autor dice ¨ Así muere
la tarde como se van nuestra vida, se
va envolviendo en las sombras hasta
que queda perdida´´, verdad muy
cierta que bien comprendemos los
que hemos llegado a la tercera edad,
pero sin sentir rencores, reproches, o
resentimientos, agradecidos porque
se fi nco’ la prosperidad, sin perjudicar
al prójimo, si hubo imperfecciones y
defectos, que el creador los juzgue si
no hicimos ningún bien a la sociedad,
quedaremos olvidados de la memoria
colectiva, pero si trabajamos por
ella, alguien lo recordara’ . Felipe
bermejo en su canción refl eja la vida
cotidiana de la gente buena, sencilla
y el fi nal de su existencia bellamente
la compara con un AL MORIR LA
TARDE.
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