sábado, septiembre 13, 2014

Al morir la tarde

Por José Alvarado Montes
Olor a tierra quemada
Olor a establo y a pino
Animales que descansan.
Algarabía en el camino.

Una campana que tañe
Un horizonte de fuego
El ave que llega al nido
Y eleva al cielo su ruego.

Tras la montaña lejana
La luna acecha curiosa
Y mientras muere la tarde
La luz se enciende en la choza.

La campiña languidece
Se va envolviendo en la calma
El viento ya se adormece
Tranquilizando las almas.

Las voces del día se escuchan
Que van muy lejos muy lejos
Cuales amores pasados
Que siempre nos dejan ecos.

Así se muere la tarde
Como se va nuestra vida
Se va envolviendo en la sombra
Hasta que queda perdida.

Esta vieja canción se debe a la inspiración de Felipe Bermejo, para mi refleja gran parte de mi existencia, quizás por sentimentalista o sencilla y simple que ha sido mi vida o por el amor a la tierra que nací, crecí y me eduque’, ciudad rural, chica, pero diferente a otras, sentí y disfrute’ el olor a tierra quemada cuando los hortelanos de las huertas hacían la quema para prepararse la tierra al cultivo, el olor a establo fue muy común el alboroto a la hora de la ordeña, el arreo a sus ganados de Don Nacho Pérez y de la mama’ de los Guerrero que contaban con grandes extensiones en sus casas para tal fin o también Montes el arriero más famoso del pueblo y su atajo de burros de Castilla que tenían la alzada de un caballo, al final de su jornada de trabajo , cepillaba y daba de comer y descanso a sus bestias. Fueron vecinos la la Calle de las Flores por el rumbo del Jardín del Hospital 
El teñir de las campanas marcaban las horas del día, con sus toques los campaneros de muchos años fueron en el Santuario Don José A. El Carcal y en el templo Parroquial, el conocido como Chicho el Campanero. 
Las aves hacían sus nidos en los frondosos árboles del jardín en los sauces y los álamos del rio lo cual hacían gran alboroto antes de dormir, cuando la luna se preparaba a salir, el sol se iba ocultando por el rumbo del rancho de Don Pablo Martin. 
En las casas para tener luz se prendían los aparatos de petróleo y en los más humildes se alumbraban con mechones. 
Al toque de oración o de anim as se rezaba en familia el Rosario, los niños jugábamos en la calle, los más jóvenes cantaban acompañados de sus guitarras canciones nostálgicas o de moda, el autor dice ¨ Así muere la tarde como se van nuestra vida, se va envolviendo en las sombras hasta que queda perdida´´, verdad muy cierta que bien comprendemos los que hemos llegado a la tercera edad, pero sin sentir rencores, reproches, o resentimientos, agradecidos porque se fi nco’ la prosperidad, sin perjudicar al prójimo, si hubo imperfecciones y defectos, que el creador los juzgue si no hicimos ningún bien a la sociedad, quedaremos olvidados de la memoria colectiva, pero si trabajamos por ella, alguien lo recordara’ . Felipe bermejo en su canción refl eja la vida cotidiana de la gente buena, sencilla y el fi nal de su existencia bellamente la compara con un AL MORIR LA TARDE.

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