Todos los años, al llegar el invierno,
crece el temor a la bronquiolitis entre
los padres con niños pequeños. Esto se
debe a que conocen que es un proceso
que se contagia fácilmente, que es
motivo frecuente de hospitalización
para los niños pequeños y que puede
dejar secuelas en forma de bronquitis
de repetición. ¿Qué hay de cierto en
todo ello?
¿Qué es la bronquiolitis?
La bronquiolitis es una enfermedad
infecciosa causada por VIRUS; afecta
a las pequeñas vías respiratorias,
llamadas bronquiolos, que están en los
pulmones. Allí produce una infl amación
de la pared que causa obstrucción para
la entrada y salida de aire, dificultando,
así, la respiración del niño.
El virus Respiratorio Sincitial
(conocido por las siglas VRS) es el
principal agente causal de bronquiolitis
(80%), de manera especial de aquellos
casos que ocurren de forma epidémica
durante los meses de frío, entre
noviembre y marzo, y que afectan
preferentemente a los menores de 2
años de edad. Otros virus respiratorios
también pueden causarla, como el
virus de la gripe, el virus parainfl uenza
o el adenovirus.
El VRS se contagia a través de la
mucosidad o la saliva de una persona
¡Que viene la bronquiolitis!
¿Qué debemos saber?
infectada, y
se propaga
fácilmente en
el seno de la
familia, en las
guarderías
o centros de
educación
infantil y en
las salas de
los hospitales
o centros
sanitarios. Por
ello es muy importante tomar medidas
para evitar contagios, tales como:
no llevar el niño a la guardería, evitar
contactos próximos con hermanos o
niños mayores con síntomas de catarro
en épocas epidémicas y, sobre todo,
asegurarse que las personas que lo
cuidan se lavan bien las manos y con
frecuencia.
También los adultos y niños mayores
pueden infectarse por el VRS, pero en
ellos sólo se producen síntomas de
resfriado.
¿Cuáles son los síntomas de una
bronquiolitis?
Casi todos los niños han tenido, al
menos, una infección por VRS en los
primeros 3 años de vida; lo que ocurre
es que, en la mayoría de ellos, cursa
como una infección respiratoria de vías
altas, con síntomas de resfriado, que
no va a más. Aquellos que desarrollan
bronquiolitis comienzan con síntomas
catarrales de nariz mocosa, tos leve y,
a veces, fiebre; pero, después de uno
o dos días, la tos empeora y el bebé
inicia una respiración agitada, que
puede acompañarse de dificultad para
respirar (fatiga) y ruidos en el pecho (se
le escuchan como “pitos” o “silbidos”).
En este punto es importante que
las familias sepan reconocer algunas
señales que indican que la dificultad
respiratoria que presenta su hijo/a
requiere de una atención médica
inmediata o, en ocasiones, precisar
hospitalización.
Los siguientes signos y síntomas de
difi cultad respiratoria en el niño pequeño
nos alertan de un empeoramiento en el
curso de la bronquiolitis, que obliga a
buscar atención médica inmediata:
• Se “ensanchan” los orifi cios de la
nariz al respirar y se contraen los músculos
bajo las costillas, en un esfuerzo para
hacer llegar más aire a los pulmones.
• Al exhalar el aire, suenan
ruidos torácicos como silbidos.
• Los lactantes más pequeños
pueden tener difi cultades para
tomar alimento, debido al esfuerzo
que realizan para respirar.
• Aparición de signos de deshidratación:
tener la boca seca, ingerir menos cantidad
de líquidos de lo habitual, llorar sin
lágrimas u orinar con menos frecuencia
de lo normal. .
Aparece un color azulado en labios y
punta de los dedos, lo que indica que las
vías respiratorias están tan obstruidas
que no está llegando cantidad sufi ciente
de oxígeno a la sangre.
¿Es grave?
La mayor parte de los niños con
bronquiolitis no precisan ingreso
hospitalario y el tratamiento puede
realizarse en su domicilio. Pero hay
un grupo de niños que tiene un mayor
riesgo de padecer bronquiolitis grave
y/o precisar hospitalización. Son los
menores de 3 meses, los que nacieron
prematuramente y aquellos afectos
de una cardiopatía congénita grave,
enfermedad pulmonar crónica (fibrosis
quística, displasia broncopulmonar) o
inmunodefi ciencia.
El proceso natural de la bronquiolitis
acostumbra a durar entre 7 y 10 días, pero
es entre el segundo y tercer día cuando
puede aparecer el empeoramiento,
momento que requiere mayor vigilancia.
Posteriormente se produce una mejoría
gradual, aunque algunos síntomas leves
como la tos pueden persistir durante 2-4
semanas.
¿Tiene alguna relación con el asma?
Algunos niños pequeños que han tenido
una bronquiolitis pueden presentar
síntomas parecidos al asma, con
sibilancias y/o difi cultad respiratoria,
asociados a los catarros o infecciones
respiratorias propias de la infancia,
de manera recurrente durante los
2 ó 3 inviernos siguientes y luego
desaparecen, sin que esto signifique que
sean asmáticos.
¿Cómo se trata?
Es importante saber que no hay un
tratamiento específico para combatir la
bronquiolitis aunque, afortunadamente,
la mayoría de casos son leves y
autolimitados, evolucionando bien con
medidas de soporte y cuidados generales
que pueden y deben realizarse en el
domicilio del niño.
Los antibióticos no son útiles al
tratarse de una infección viral; sólo
son efectivos si se produce una
sobreinfección bacteriana, que puede
ocurrir en forma de otitis media o
neumonía. Y algunos otros fármacos
utilizados con frecuencia en el
tratamiento de la bronquilolitis, como los
broncodilatadores (que sirven para abrir
los bronquios) o los corticoides (que se
emplean para reducir su infl amación),
sólo producen una mejoría limitada en
algunos casos.
Por ello, lo más importante es
conocer los signos de alerta de dificultad
respiratoria que obligarían a buscar
atención médica, y aliviar los síntomas
causados por la infección con algunas
medidas generales y cuidados que sí
han demostrado utilidad:
• Mantener una adecuada hidratación,
ofreciéndole líquidos (agua o leche) en
pequeñas cantidades y frecuentemente.
• Hacer lavados nasales con suero
o soluciones salinas, con o sin aspirado
nasal, para mantener la nariz despejada
y colocar al bebé en posición semiincorporada
en decúbito supino (boca
arriba), que le ayudará a respirar mejor.
• Si hay fiebre, tratar con las medidas
físicas y antitérmicos habituales.
• Es importante evitar el humo del tabaco
y ambientes cargados de humo. No fumar
en casa.
• Debido a la difi cultad
respiratoria, es posible que el niño
coma más lentamente y tolere peor los
alimentos sólidos; ofrézcale cantidades
más pequeñas y frecuentes de alimentos
blandos e insista en la ingesta regular de
líquidos para evitar la deshidratación.
• En los casos en que exista una
dificultad respiratoria importante
o signos de deshidratación, el
niño deberá ser hospitalizado.
• Es importante que los padres
dispongan de información adecuada.
Dr. Enrique Sigala Gómez
Pediatra-Cirujano Pediatra
E mail: drsigala@hotmail.com
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