Un señor de muy avanzada edad que vivía en los Estados
Unidos, casóse con jovencita alteña a distancia; esto es, lo
que legalmente se le denomina “Por poder”. Sus siguientes
trámites legales fueron de su divorcio “por no poder”.
Si bien decíamos que hay algunas cosas que la mujer
debe saber acerca de su marido, los maridos a su vez, deben
saber ciertas acciones y actitudes que no agradan para nada a
la reina de la casa. Lo que es parejo no es chipotudo.
Si usted como marido no desea cuidar su matrimonio, le
sugeriremos algunas acciones que seguramente pondrán de
mal humor a la dueña de sus quincenas. Veamos.
Si luego de una jornada de trabajo, por la naturaleza
de sus labores llega oliendo a chivo todo sudado, mugroso y
desaliñado, no se bañe; acuéstese y duerma junto a ella así
como llega, al fin y al cabo ella tiene que aguantar los “gajes
del oficio” de su labor. Es la forma de conseguir el alimento.
Además, todas esas ropas, lárguelas donde caigan, ahí todas
regadas, a lo guandajo, pues.
Como es tradición, el varón es quien se encarga de
proveer casa, vestido y sustento, aún cuando en los tiempos
modernos, hay mujeres que ganan más que el marido. Pero
volvamos a lo tradicional. Haga como que se le olvida dejar el
diario, “chivo” o para el gasto como le llaman otros. No pasará
que al preguntar usted por la comida, le dirán: pues no dejaste
“chivo” y claro, la respuesta suya será: pero si no quería birria,
con unos frijolitos tengo. Desde luego que quién sabe cuánto
aguante la esposa con esa situación.
Sus amigos no dejan de serlo por el hecho de que usted
se case. Pero si le interesan más los amigos que su esposa,
dedíqueles más tiempo a ellos con mucha frecuencia. Haga eso
que ellas le llaman “ya te vas con tus amigotes” y llegue tarde.
Los pretextos para justificar laas llegadas de madrugada son
muy extensas y variadas. “Se alargó la junta por las votaciones
para elegir nuevo presidente de la compañía”, “ la secretaria
me perdió unos papeles muy importantes y no la dejé salir
hasta que los encontrara y claro que le ayudé a buscarlos”,
“hoy jugamos la final de la liga nocturna de futbol y nos tuvimos
que ir a penaltys” y los que usted se imagine. Total de todas
formas no le creerá y sí que se va a enojar.
Y con esos amigotes, llévelos frecuentemente a casa
para ver juntos su evento deportivo y mientras ustedes
disfrutan, ella va a estar a vuelta y vuelta trayendo las cheves,
los refrescos, preparando la botana y de una vez la comida
para todos y trapeando cuando alguno de ellos derrama las
bebidas, etc.
Nunca le ayude en los quehaceres domésticos. Así esté
el altero de trastes sucios, la ropa sucia haciendo monte, la
casa tirada y el patio mojado, no tome la escoba ni el trapeador;
no lave los trastes, pos cómo, si usted es el hombre de la casa.
Aún cuando tenga lavadora automática, necesita quién ponga
la ropa y programe el aparato de aseo. No son tan automáticas,
vaya. Además hay que tender la ropa, pero no le ayude.
Algo que definitivamente contribuirá a preparar el terreno
para una separación es que usted imponga su ley y voluntad.
Nomás sus chicharrones truenen. No le tome ni tenga en
cuenta su opinión. Ya verá cómo su mujercita se guarda su
opinión, pero para usarla más delante, a la hora del divorcio.
Estas son sólo algunas acciones que predisponen las
circunstancias ideales para desbaratar un matrimonio en una
sociedad basada casi totalmente en la familia, como es la
mayoría de las familias mexicanas.
Y eso que no toco el tema de las posibles infidelidades,
que ésa ya es harina de otro costal. Esa situación es una de las
principales causas de divorcio, pero como dijo un sabio muy
paciente: “Los cuernos son como los dientes; duele cuando
salen, pero después sirven para comer”.
Hay quienes buscan la pareja perfecta y nunca la
encuentran. Dijo Facundo Cabral (q.e.p.d.) “ Ahí va la mujer
que me gusta, con el hombre que le gusta”.
El hombre perfecto se compone de varios noes.
No fuma, no bebe, no es mujeriego, no malgasta el
dinero, no llega tarde, no es infiel y sobre todo, no existe.
Ojalá no se malinterprete esta ocurrencia pues no se
trata de confrontar al hombre con la mujer. No es una lucha
de géneros. La vida conyugal (aún cuando no se case) es
el complemento natural del ser humano. La mujer necesita
al hombre y el hombre a la mujer. Tampoco se trata de que
uno de los componentes sirva al otro; ambos deben servirse
mutuamente.
El amor real (no el de las telenovelas) se demuestra
acoplando diferentes caracteres y uniendo cualidades para
vencer los propios defectos y brindar esa dosis de felicidad que
a cada uno nos hace falta.
Yo tengo apenas cuarenta años y meses de matrimonio
y ya nos caemos bien mi mujer y yo.
Viva la familia.
Gonzalo “Chalo” de la Torre Hernández
chalo2008jalos@hotmail.com
Jalostotitlán, Jal. a 10 de septiembre de 2014
chalo2008jalos@hotmail.com
Jalostotitlán, Jal. a 10 de septiembre de 2014
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