Gonzalo “Chalo” de la Torre Hernández
chalo2008jalos@hotmail.com
Jalostotitlán, Jal. a 27 de junio de 2014
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Jalostotitlán, Jal. a 27 de junio de 2014
Ese personaje alemán interpretado en la televisión por el
genial Eugenio Derbez, a la vez gruñón, pero simpático, de
repente nos hace reflexionar acerca de la forma de hablar de
los mexicanos y algunas frases que utilizamos, aparentemente
sin sentido.
Con su venia, tomamos la frase que utiliza, para
reflexionar acerca de algunos asuntos curiosos en nuestra
economía y nuestro vivir diario.
Hace algunas semanas, acudimos el grupo de Teatro
Támara de la casa de cultura de Jalostotitlán, al encuentro de
teatro interior del Estado de Jalisco, cita en Puerto vallarta,
a presentar la puesta en escena de la obra titulada “ El otro
Judas”. (próxima presentación, en Jalos, 12 de Julio, casa de
la cultura, les invitamos). Con la finalidad de ahorrar un poco en
los gastos, me obsequiaron un bote de leche en polvo y me lo
llevé creyendo que iba a disminuír los gastos por alimentación,
ya que yo soy de los de “mi lechita y a dormir”. No perdono la
leche por las noches.
Acompañando al bote del polvo lácteo, iba un vaso y
una cuchara. Como dice el instructivo, añada agua y ¡listo! Ah,
luego, luego fuí a comprar una botellita de agua y ¡oh sorpresa!.
el medio litro de agua embotellada tenía un precio de 8 pesos. Y
voy viendo el medio litro de leche Sello Rojo, esa de los meros
altos de Jalisco, a $ 6.50
Me quedé, ¿cómo dicen? súpito. O sea, no podía creerlo.
Los rancheros (insisto en decirlo con un enorme respeto,
pues gracias a Dios y a los “rancheros” tenemos comida), se
levantan a las cuatro y media de la mañana, sus vacas, que han
costado algunos miles de pesos cada una, ya los esperan para
ser alimentadas y ordeñadas, para lo cual hay que desinfectar
cada una de sus chichillas (ubres) antes de colocar los
modernos aparatos de ordeña (si tiene, si no, ordeña a mano)
que también costaron algunos miles de pechereques; una vez
terminada la ordeña, hay que hacer la labor de limpieza de todo
el establo, los conductos de la leche, los aparatos, los pisos, ya
que el estiércol es muy abundante. Es pesadito el trabajo.
Ahora hay que enfriar la leche en los termos y mantenerla
fría (que también cuesta otros miles) hasta que pase la pipa de
la lechera a recogerla y se la lleve, a la espera de que tal vez en
quince días, se las paguen al precio increíble de... 3 Pesotes.
Híjole, que dineral.
¡Ah! y el precio del forraje, como el Adal Ramones; arriba
y arribotota. Puro subir. Y las vacas no saben de domingos
y días festivos. El ganado tiene que comer, llueva, truene o
relampagueé.
Bueno ¿y el agua?, creo que el negocio va por partida
doble. Nos la parten en el líquido y creo que en la botellita,
también. Que alguien me explique.
Cambiemos de producto, pero no de tema. Mi mujer
elabora una deliciosa carne en su jugo y uno de sus ingredientes
es el tocino. Me dirigí voluntariamente al súper (mi mujer no
me mandó, ya sé mis deberes) con la intención de comprar un
cuartito de kilo, de ese producto. Me sorprendió ver el precio;
78 pesos el kilo y eso que estaba de “oferta”.
¡Guau! El mejor jamón comercial que he probado, el york
de Jalos, es pura carne y cuesta a 72 pesos el kilo. O sea, más
barata la carne en forma de Jamón, que ese producto que es
en su inmensa mayoría, grasa del mismo animal. Que alguien
me explique.
Ahora acerca de los huevos. Hace algunas semanas ya
hablamos de ese tema tan delicado. El precio, sube y sube.
Salvo algunas empresas que imprimen su fecha de postura,
el consumidor no tiene la garantía de frescura de ese alimento
básico e indispensable. Un huevo caducado puede causar
severos daños a la salud.
Por otra parte, no he podido comprender eso del precio.
Ya dijimos anteriormente que la crisis ya fué resuelta y los
productores recibieron ayuda gubernamental para resarcir en
algo sus pérdidas. Pues resulta que en Ixtapa-Zihuatanejo, el
producto de gallina es un poco menos caro que en los altos de
Jalisco.
Lo que no comprendo es que si el traslado de los huevos
a esas costas preciosas, cuesta algunos miles, ¿cómo es que
en el corazón de la zona productora de huevos por excelencia,
donde el traslado es mucho más barato por las distancias
cortas, el precio sea más alto? Que alguien me explique.
Dicen que un señor y su hijo llegaron a comprar un
boletito de esos del Melate con la intención de convertirse en
millonarios de la noche a la mañana y el señor decía a su hijo,
ya joven más que adolescente: mira, si nos la sacamos, nos
vamos a Vallarta, puro champán y mujeres hermosas.
¿Y si no?, preguntó el vástago. Pues, nos vamos a la
presa, agua fresca y tu mamá. Ya qué.
El otro día yo también fuí a comprar de esos boletitos que
alimentan la ilusión, por la posibilidad de mejorar “de golpe” la
economía familiar y al salir del establecimiento, un amigo me
pregunta: Chalo, ¿también te quieres hacer millonario?
Le respondí: sí claro. Tengo ganas de atinarle al melate,
como mi papá.
Abriendo los ojos, como si le fueran a echar gotas
preguntó: ¿Tu papá se hizo millonario con el melate?
No, pero también tenía ganas, le respondí.
Bueno, mis pobres entendederas, esperan pacientemente
respuesta a las dudas de mucha gente, no solo yo.
El comercio tiene muchos temas, pero por lo pronto,
hágannos el favor de que alguien nos explique.
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