El puro nombre de este
pueblo nos hace soñar
para irlo a conocerlo.
Ubicado a orillas de la
Sierra Madre Occidental,
en el oeste del estado
de Jalisco, evoca a los
vaqueros de los westerns.
Pero en realidad fue
una importante ciudad
minera de 20,000 habitantes, ahora habitada tan sólo
por 600 personas. San Sebastián del Oeste conserva
la grandeza de los buenos tiempos, tiene el encanto
de la tranquilidad y muchos lugares naturales para
sorprender al visitante.
Para disfrutar al máximo San Sebastián del Oeste
debes conocerlo en sus días de fiesta. En enero se
celebran las fiestas en honor a su patrono y se organizan
eventos como peleas de gallos, charreadas y bailes.
Las celebraciones a la Virgen de Guadalupe y del
Rosario son igualmente coloridas aunque de carácter
más religioso con procesiones, misas y adoraciones.
No se diga de celebraciones decembrinas, cuando
se organizan las tradicionales posadas y pastorelas.
En el mes de septiembre es especialmente patriótico
con la conmemoración de la lucha de Independencia y
sus noches mexicanas. No te pierdas los atardeceres
desde la cima del Cerro de la Bufa. Camina por los
alrededores del pueblo y los caminos que van a Mascota
y La Bufa y echa un vistazo al museo parroquial.
Desde Puerto Vallarta tomar la carretera 70 hacia
el norte y desviarse en Las Palmas por el camino de
terracería para seguir el camino a San Sebastián. El
viaje dura aproximadamente hora y media. Tabla de
distancias: A Guadalajara – 272 km; A Puerto Vallarta
– 60 km.
Disfruta de la tradición culinaria de este destino
que ofrece bondades como el huitlacoche guisado
con cebolla y especias, el plato mixto que incluye un
chile relleno, una gordita, machaca y agua de nanche.
Tampoco puedes pasar por alto el “chocorraíz”, bebida
a base de chocolate con raicilla y, para el postre,
disfruta de los duraznos con rompope y canela o de
la llamada “cajeta”, que es una especie de jalea de
frutas como membrillo, tejocote y manzana. Pero sobre
todo, disfruta de la generosidad de la naturaleza que
ofrece guayabas, limones reales, plátanos, naranjas,
duraznos y una especie de mora llamada faisanes.
Para hospedarte en una cabaña con chimenea o
alguna de las quintas o haciendas acondicionadas
para huéspedes que harán de tu estancia toda una
experiencia.
Sus calles empedradas te llevan por senderos
arbolados y flanqueados por paredes musgosas y
enredaderas, todo hipnóticamente musicalizado por el
sonido de un arroyo que cruza antiguos puentes de
piedra. Conoce sus secretos mejor guardados, como la
fábrica de puros artesanales que exporta su producto al
extranjero; sus fincas de café o la destilería de mezcal
de agave lechuguilla. Atrévete a subir al Cerro de la
Bufa o busca un guía que te lleve a explorar la caverna
de prismas basálticos. Disfruta de la generosidad de
su gente y de su vegetación rica en árboles frutales
que te ofrecen su producto en el marco más natural
que hayas imaginado.
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