Así, las aguas vueltas a su
curso, sumergieron los carros y a
la caballería de todo el ejército del
faraón que había entrado en el mar en
seguimiento de Israel: ni uno siquiera
se salvó”. Éxodo 14, 28.
Aquellos que hayan recibido una
educación católica recordarán de la
época del Catecismo la historia de
la Huída de Egipto de los israelitas.
El faraón los persiguió con un gran
ejército hasta el Mar Rojo, una barrera
geográfica que cruzaron una vez que,
según nos cuenta el Éxodo, Moisés,
que dirigía a los hijos de Israel,
levantó por mandato divino su cayado
y extendió su mano sobre el mar y
lo dividió en dos. Una vez pasado el
pueblo el mar, una imagen que vimos
en la película protagonizada por
Charlton Heston, las aguas volvieron
a su sitio y sepultó a todo el ejército del
faraón Akhenatón. Todos perecieron.
Los hallazgos de un equipo
de arqueólogos parece que da
verosimilitud a la historia narrada en el
Éxodo. El Ministerio de Antigüedades
de Egipto ha revelado que un
grupo de arqueología subacuática
ha descubierto en el Mar Rojo, a
kilómetro y medio de la costa de la
ciudad de Ras Gharib, en el golfo de Suez, los restos
de un ejército
egipcio datados
en el siglo XIV
A.C.
Por
casualidad, estos
invest igadores
dirigidos por el
profesor Abdel
Mohamed Gader
junto a un equipo
de la Facultad de
Arqueología de El
Cairo, se toparon
con restos óseos
procedentes
de unos 400
soldados junto con armas, restos de
carros de guerra, armaduras y otros
artefactos bélicos. Él área ocupada
por este ejército sería de unos 200
metros cuadrados, aunque parece
ser que en un área circundante podría
haber hasta más 5.000 cuerpos.
La conexión con el episodio narrado
en el Antiguo Testamento estaría en
que estos soldados encontraron su
muerte en tierra firme, puesto que
en ese contexto arqueológico no hay
restos de ningún tipo de embarcación
que los transportara.
Además, por su postura todos
ellos se habían quedado atrapados
en arcilla y roca, lo cual ha inclinado
a aventurar al profesor Gader que su
muerte podría haber sido causada
por una repentina avalancha de lodo
o una súbita gran ola de barro y agua.
Entre los restos arqueológicos
encontrados hemos podido ver una
hoja de un khopesh egipcio, un arma
habitual de los ejércitos faraónicos,
que apareció junto a los restos
de un carro de guerra decorado
profusamente que podría haber
pertenecido a un noble o un príncipe.
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