martes, noviembre 10, 2015

Historia de la salvación

Basados en el libro del profeta
JEREMÍAS
De la Santa Biblia

Hubo un tiempo en el que Dios siempre protegió al pueblo de Israel contra el hambre y contra sus enemigos,
pero ahora tiempo después, Él quiere que maduren como pueblo y como personas y mediante los nuevos profetas les empieza a exigir que sean más responsables. Les pide que sean justos y misericordiosos entre sí, y que sean fi eles a su alianza con Él. Jeremías será el prototipo del profeta que habla de las exigencias de Dios ante un pueblo que se muestra reacio a obedecer. 
En el capítulo 1, Jeremías nos dice cómo lo llamó Dios.  
4 Me llegó una palabra de Yavé:  
5 «Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía. 
6 Yo exclamé: «Ay, Señor, Yavé, ¡cómo podría hablar yo, que soy un muchacho!»  
7 Y Yavé me contestó: «No me digas que eres un muchacho. Irás adondequiera que te envíe, y proclamarás todo lo que Yo te mande. 
8 No les tengas miedo, porque estaré contigo para protegerte, palabra de Yavé.» 
9 Entonces Yavé extendió su mano y me tocó la boca, diciéndome: «En este momento pongo mis palabras en tu boca. 10 En este día te encargo los pueblos y las naciones. 

Jeremías hablará de un Dios que exige que se porten bien y que al ver que su pueblo no le obedece, lo amenaza con castigos por su rebeldía. 

En el capítulo 4, el Señor nos dice: 

20 Las derrotas se suceden una tras otra, el país va quedando desierto.  
22 Esto te pasa porque eres un pueblo estúpido que no me conoce. Ustedes son hijos tontos y sin inteligencia que saben hacer el mal pero no el bien.» 

En el capítulo 5, el Señor nos dice: 

7 ¿Cómo te voy a perdonar? Tus hijos me han abandonado tomando por Dios a los que no lo son. Cuando cuidaba que nada les faltara, ellos se entregaron al adulterio. Juntos acudían a la casa de las prostitutas. 8 Son potros satisfechos y lozanos que relinchan por la mujer de su prójimo. 9 ¿Y no voy a castigar tales acciones? ¿No he de vengarme de una nación como ésta? 

El pueblo de Israel sigue sin obedecer, y en el capítulo 7, el Señor les dice y nos dice cual es a los ojos de Dios la verdadera religión: 
23 Lo que les mandé, más bien, fue esto: Escuchen mi voz, y Yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo. Caminen por el camino que les indiqué para que siempre les vaya bien. 
24 Pero ellos no me escucharon ni me hicieron caso, sino que siguieron la inclinación de su corazón malvado, me dieron la espalda y me volvieron la cara. 

En el capítulo 9, el Señor no dice cual es La verdadera sabiduría:

22 Así dice Yavé: «Que no se alabe el sabio por su sabiduría, ni el valiente por su valentía, ni el rico por su riqueza.  

23 Quien quiera alabarse, que busque su alabanza en esto: en tener inteligencia y conocerme. Yo Soy Yavé, y mi obrar en la tierra no es más que bondad, rectitud y justicia. Estas son las cosas que me gustan, palabra de Yavé. 

Los israelitas no entienden que ahora son débiles por no obedecer a su Dios. Los Reyes de Israel al sentirse débiles como nación ponen su confi anza en aliarse con los países fuertes. Así cuando los amenaza alguna nación de mesopotamia, buscan fortalecerse haciéndose aliados de Egipto, y cuando los amenaza este país, buscan el apoyo de Babilonia o cualquier otra nación fuerte de mesopotamia. Pero Dios les dice que son débiles porque se han alejado de Él y que la solución a sus problemas es buscar a Dios, no buscar la ayuda de las naciones fuertes. 

En el capítulo 17, el Señor no dice: 

5 Así habla Yavé: ¡Maldito el hombre que confía en otro hombre, que busca su apoyo en un mortal, y que aparta su corazón de Yavé! 
7 ¡Bendito el que confía en Yavé, y que en él pone su esperanza! 
8 Se asemeja a un árbol plantado a la orilla del agua, … su follaje se mantendrá verde en año de sequía no se inquieta, ni deja de producir sus frutos. 
10 Yo, Yavé, Yo escudriño el corazón y sondeo las entrañas; Yo doy a cada cual según su conducta y según el fruto de sus obras. 

Dios ha amenazado a Israel, pero luego les muestra su modo de proceder, y les explica cómo los humanos se ganan sus propios problemas y cómo se pueden alejar de ellos. 

En el capítulo 18: En casa del alfarero. 

1 Aquí viene una palabra que Yavé dirigió a Jeremías: 2 «Levántate y baja a la casa del que trabaja la arcilla 3 Bajé, pues, donde el alfarero que estaba haciendo un trabajo al torno. 4 Pero el cántaro que estaba haciendo le salió mal, mientras amoldaba la greda. Lo volvió entonces a empezar, transformándolo en otro cántaro a su gusto. 5 Yavé, entonces, me dirigió esta palabra: 6 «Yo puedo hacer lo mismo contigo, pueblo de Israel 7 A veces Yo hablo respecto de algún reino o de alguna nación, amenazando con destruir y arrancar. 8 Mas ellos cambian su proceder, dejando la maldad que Yo denunciaba. Entonces, Yo también cambio mis proyectos y ya no les quiero causar ningún mal. 9 Otras veces, Yo hablo respecto de alguna nación, o de algún reino, prometiendo edificar y plantar. 10 Mas ellos hacen lo que me desagrada y dejan de escuchar mi voz. Entonces Yo también me arrepiento y ya no quiero hacerles el bien que prometía. 

Jeremías, al igual que muchos de nosotros, a veces llegó a sentir que la vida era demasiado dura para ser vivida, llegó a sentir que las pruebas que vivía eran insoportables y sin sentido. Antes que él, los profetas hablaban de parte de Dios diciendo que El Señor los salvaría, pero ahora, Jeremías habla diciendo que Dios exige a su pueblo que sea mejor y como no quieren componerse, los amenaza con enviarles castigos que llegarán del norte, en forma de invasiones de parte de las naciones de Asiria o Babilonia. La gente no le cree a Jeremías que Dios de verdad lo esté utilizando como su instrumento y entonces lo atacan, lo golpean y lo meten a la cárcel. Y Jeremías a veces se cansa de la misión que Dios le dio, y de estar aguantando las tonterías de sus conciudadanos que se consideran hombres buenos, que creen que le están cumpliendo a Dios y que Éste, más que regañarlos, los debería felicitar. Así que se dedican a estar persiguiendo a Jeremías para que no anuncia castigos de parte de Dios. Es en este ambiente que Jeremías dice en el capítulo 15: 

¿Por qué me has abandonado?
10 Ay de mí, ¡madre mía!, ¿por qué me diste a luz? Soy hombre que trae líos y contiendas a todo el país. No les debo dinero, ni me deben. 11 Di, Yavé, si no te he servido bien: ¿no intercedí ante ti, por mis enemigos, en el tiempo de la desgracia y de la angustia? Tú lo sabes. 15 Yavé, acuérdate de mí y defiéndeme y véngame de mis perseguidores. No detengas más tu ira. Piensa que por tu causa soporto tantas humillaciones. 
 y el capítulo 20 

14 ¡Maldito sea el día en que nací, en que mi madre me dio a luz: ¡No sea bendito! 
15 Maldito sea el que avisó a mi padre y le colmó con esa alegría: «Te ha nacido un hijo varón.» 

Dios termina anunciando una nueva forma de hacer las cosas, en las que Él intervendrá personalmente para que su pueblo conozca a su Dios, le obedezca y sea salvo. 

En el capítulo 31, el Señor no dice que hará una Nueva Alianza: 

31 Ya llega el día, dice Yavé, en que Yo pactaré con el pueblo de Israel (y con el de Judá) una nueva alianza. 
32 No será como esa alianza que pacté con sus padres, cuando los tomé de la mano, sacándolos de Egipto. Pues ellos quebraron la alianza, siendo que Yo era su Señor, palabra del Señor. 
33 Esta es la alianza que Yo pactaré con Israel en los días que están por llegar, dice Yavé: pondré mi ley en su interior, la escribiré en sus corazones, y Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 
34 Ya no tendrán que enseñarle a su compañero, o a su hermano, diciéndoles: «Conozcan a Yavé.» Pues me conocerán todos, del más grande al más chico, dice Yavé.

Por Javier Contreras

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