
Las carreteras son indudablemente
obras que contribuyen enormemente al
desarrollo económico, social y cultural
de un país y de las regiones por las que
cruza, pues las comunicaciones facilitan
el movimiento de personas y mercancías,
así como los llamados caminos
“sacacosechas”
Al igual que en los libros de anatomía
aparece el sistema circulatorio, en los
mapas aparecen las carreteras y caminos
secundarios, que conforman la importante
red de distribución que permite el acceso
a lugares antes inaccesibles, llevando
y trayendo el oxígeno para la sangre del
desarrollo del país.
Normalmente al hablar de sangre,
nos viene a la mente, siempre que la
vemos o la imaginamos, relacionarla
con heridas o incluso con la muerte y no
estamos equivocados. Pero la sangre es
vida para nuestros cuerpos y mientras no
la vemos ni nos acordamos de ella y las
carreteras se manchan de sangre con más
frecuencia de la conveniente.
Hay carreteras famosas por diversas
razones; en los Altos de Jalisco, contamos
con la llamada “ Carretera del Amor”, de
muchos conocida y que será tema de otra
ocurrencia, y que parte de la carretera
federal 80, de Tepatitlán a Arandas y que
hay razones valederas para llamarla así.
Pero hay otras a las que se les
llama “ las carreteras de la muerte”, por la
gran cantidad de accidentes que ocurren
en ellas. En realidad no hay carreteras
peligrosas; lo que sí hay y muchos son
conductores peligrosos pues en ocasiones
manejamos inadecuadamente de acuerdo
a las circunstancias. No es lo mismo
conducir en tiempo seco que con lluvia
y no se puede manejar igual en caminos
rectos que sinuosos.
Teóricamente no debieran existir
los accidentes carreteros que tantas vidas
cuestan y daños causan. Veamos: En los
choques, la causa principal es rebasar
donde y cuando no se debe, principalmente
por la impaciencia del conductor y el deseo
constante de llegar pronto; ¿para qué? No
sé, pero hay que llegar pronto.
Si tiene que llegar pronto porque
lo exige un horario de llegada, déle
tiempo al tiempo y parta más temprano,
no arriesgue a tener que manejar a
velocidades inconvenientes, porque lleva
el tiempo “recortado”. Recuerde que la
línea continua nos indica que no se debe
rebasar. Si un Policía Federal lo encuentra
rebasando en estas circunstancias, seguro
que lo infracciona, así tenga visibilidad
suficiente.
En las volcaduras, la causa
mayoritaria es el exceso de velocidad y el
desconocimiento de las carretas en cuanto
a las curvas. Si circulamos por una carretera
que no conocemos, debemos poner mayor
concentración en la conducción, pues no
sabemos las circunstancias en cuanto
a si son curvas muy cerradas o curvas
“normales” o el camino está en muy mal
estado. Todo influye.
Referente a los accidentes causados
por fallas mecánicas, teóricamente
tampoco debieran ocurrir. Se supone
que un vehículo debe recibir servicios
de mantenimiento programados que
garanticen el buen funcionamiento y
duración de las partes que lo componen;
así el margen de seguridad es muy bueno,
referente a la prevención
de accidentes por
desgaste de las partes.
Otra causa más
frecuente de lo que se
cree, es el cansancio, que
produce sueño y una gran
cantidad de accidentes
con sus inevitables
y desagradables
consecuencias. No
se sienta Supermán
y tome descansos en
escalas, sobre todo en
viajes largos. Si siente
sueño al conducir, no le
dé vergüenza y dígalo
a sus acompañantes
o pasajeros y duerma aunque sea unos
minutos y despabílese, lávese la cara y
continúe su camino.
Se recomienda manejar a la
defensiva, esto es, pensar que en cualquier
momento otro conductor puede cometer
un error y con frecuencia es verdad. No se
trata de catalogar a los demás conductores
como una bola de babosos, pero en
ocasiones todos cometemos algún tipo de
error, que si lo prevemos al observar las
circunstancias del momento, podemos
suponer que es posible que ocurra y lo
podemos prevenir y evitar.
Entonces podemos afirmar que la
causa principal de los accidentes, no son
las carreteras sino el factor humano y todo
es cuestión de actitud y prevención.
Cuando al iniciar un viaje oramos a
Dios para que nos cuide, recordemos que
le estamos pidiendo que nos cuide de los
demás y que nosotros nos encargamos de
nuestra propia responsabilidad, haciendo
exactamente lo que nos corresponde para
tener un viaje placentero y seguro.
Si va a viajar, revise bien su vehículo
siempre y tómese su tiempo para poder
gozar del enorme placer de conducir con
toda calma y seguridad.
Gonzalo “Chalo” de la Torre H.
chalo2008jalos@hotmail.com
Jalostotitlán, Jal.
A 20 de Septiembre de 2011
chalo2008jalos@hotmail.com
Jalostotitlán, Jal.
A 20 de Septiembre de 2011
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