domingo, febrero 07, 2016

Barre que barre y sigue barriendo

¿Para qué sirven las escobas? Pues para barrer, obviamente. Sí pero pueden tener muchos otros usos muy útiles. Hay quienes les atribuyen propiedades voladoras sobre todo a las brujas. También sirven para que las señoras que son golpeadas por el marido, se puedan defender y acabar con las agresiones intrafamiliares. Al terminar su ciclo útil como barredera, el palo sirve en navidad perfectamente para tratar de romper las piñatas. En fin, su imaginación es el límite de lo que se puede hacer con una escoba. 
La escoba ha sufrido grandes transformaciones a través de su historia; desde aquella hecha con simples ramas o zacates grandes (esos son lo zacatones) atadas por una simple cuerda o fibra vegetal, hasta las actuales, planas y de plástico, con una capa ancha para abarcar y recoger más suciedad. La era del plástico, pues. 
Para la mayoría de las familias, una escoba es simplemente un utensilio necesario que facilita la recolección de los desechos domésticos y debido a su origen no es nada importante (salvo cuando no hay una a la mano). Pero hay un grupo de personas para quienes la escoba es algo más que un simple artefacto para hacer acopio de la basura. Es su herramienta principal y su medio de servir a miles de personas. Sí, miles de personas. 
Los barrenderos (dicho sea con el mayor de los respetos) viven de la escoba y el recogedor pero su trabajo no es recoger la basura propiamente; su servicio social es mantener limpios los espacios públicos que usted y yo ensuciamos imprudentemente (si no le cae el saco, no se lo ponga), ya que como alguien dijo atinadamente, la ciudad más limpia no es la que más se barre sino la que menos se ensucia. Por doquier vemos restos de basura de las más diversas índoles; envolturas de papitas o gansitos, chicles pegados dondequiera que pise, papeles arrugados, pañales usados, toallas femeninas a media calle que indican que quien la portaba andaba en “sus días”, cáscaras de frutas, semillas diversas o sus cascaritas, restos de guasanas, billetes del Melate no premiados y en fin, toda la basura que se pueda imaginar. 
Es increíble que podemos ver a personas que tiran la basura al suelo, habiendo un depósito para ese fin, a escaso un metro de la mano que arroja un desecho cualquiera. 
Pues lo señores barrenderos, se encargan de levantar esos desechos que cada día se ven con más frecuencia. ¿Nos estamos haciendo más cohinones o simplemente nos vale? 
No cabe duda; la limpieza se nota más porque no se nota. Parece una pendejada lo que acabo de decir, y tal vez lo sea, pero nos fijamos en la limpieza solamente cuando no la hay, o sea, se nota más cuando brilla por su ausencia. 
Nunca he podido comprender el por qué ese oficio de importancia fundamental en nuestras vidas, pasa desapercibido… ¡qué digo desapercibido!¿por qué es menospreciado y despreciado? 
¿Se ha fijado que cuando usted se levanta las calles ya están limpias, al menos las calles principales o más céntricas?, ¿los espacios públicos ya lucen presentables al amanecer? ¿sí?, pues eso se debe a que los señores barrenderos, sacrifican horas de su sueño levantándose de madrugada, para que usted y yo, gocemos de un ambiente limpio y agradable para comenzar el día. 
Algunas personas me han comentado que no debe ser nada agradable para quienes realizan ese trabajo de recolectar los desechos hediondos que producimos por toneladas al día; claro, no hay basura que huela bonito. Además la basura lleva un sinfín de gérmenes y bacterias que pueden afectar seriamente el estado de salud para quienes conviven con ella todos los días. Por supuesto que no es agradable; pero alguien lo tiene que hacer. Razón de más para estar agradecidos con ellos. Ellos hacen lo que nosotros no hacemos por nuestro ambiente. 
Ellos hacen el trabajo sucio en lugar nuestro. Ellos arriesgan su salud por nuestro bienestar. ¿No sería justo que de vez en cuando les manifestemos por algún medio nuestra gratitud? ¿No sería de justicia hacerles ocasionalmente algún obsequio que llevara no sólo un bien material sino el símbolo de nuestra gratitud? 
Ya hace tiempo que hay personas que tratan de hacer comprender a la sociedad, que los barrenderos son personas como usted y como yo; con necesidades materiales, afectivas, familiares y de desarrollo y que realizan una labor realmente benéfica para los ciudadanos. Desde aquella película del compadre Cantinflas, que trata de hacer ver a la sociedad que el barrendero es uno más de los integrantes escenciales de una sociedad y su importancia no desmerece; por el contrario, crece, pues es una de las labores de mayor beneficio popular y cotidiano. 
En pleno siglo XXI , aún hay quienes ven a los y las barrenderas, como personas escasas de cualidades intelectuales o incluso hay queines los tildan de retrasados. ¡Cosa más falsa! E insultante. 
Hay quien supone que quienes trabajan en eso, lo hacen porque sus capacidades no dan para más. ¡cosa más falsa!. Entre personas de esa actividad, conozco personas que han concluido la preparatoria, es sólo que las oportunidades no llegan siempre a quien las pueden aprovechar. La vida no siempre pone oportunidades iguales a todos. Entre esos barrenderos, se encuentra un buen amigo mío a quien admiro y que se dedica a mantener limpia todos los días el área de La Alameda, don Pancho, que no sólo es un cautivo de la lectura diaria sino que escribe cuento y poesía y posee más cultura que más de cuatro. 
Si hay el día del amor, el día del cartero, el día del jardinero, el día del compadre, el día de la secretaria, el día de los albañiles, el día del servidor público, hasta el día del árbol; ¿cómo es que no hay un día del barrendero y festejarlo como merece? Digo, yo digo.

Gonzalo “Chalo” de la Torre Hernández
chalo2008jalos@hotmail.com
Jalostotitlán, Jal. a 10 de diciembre de 2015

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