En un edificio de departamentos, habitaba uno de
ellos una señorita que vivía sola, pues era partidaria del
refrán que reza: más vale sola que mal acompañada.
Cabe mencionar que era poseedora de un rostro
de gran belleza y de cuerpo escultural. Su casero era
muy puntual al llegar a cobrar la renta mensual y la
damita siempre pagaba también puntualmente, pero en
esta ocasión no disponía de recursos para cubrir su
cuota mensual del alquiler del departamento.
Fiel a su costumbre, el casero llega muy puntual
esperando recibir una cantidad de dinero en efectivo.
Toca a la puerta y al salir su inquilina, la ve más hermosa
que nunca; algo tenía de especial. Además portaba un
abrigo de piel, que hacía resaltar su hermosura.
Al solicitar el pago a su inquilina, ésta le dice:
Ha de disculpar pero hoy no tengo efectivo para cubrir
la renta, pero creo que con esto tengo mucho para
pagarle: diciendo y haciendo, abre completamente el
abrigo, dejando ver con claridad que debajo no portaba
ninguna otra prenda de vestir.
Ante lo inesperado de la situación e impresionado
por la belleza de lo que veía, el casero, cuya longevidad
ya rebasaba la llamada “tercera edad” responde a
su inquilina, con un tono un tanto lastimoso; Pues sí
mi estimada; Usted tiene muchísimo con qué pagar.
¡Lástima que yo no tengo con qué cobrar!
Este tal vez sea uno de esos casos en que
de verdad algo no se puede. Pero hay una infinidad
de tareas o labores que nos parecen imposibles de
realizar. Para no hacer las cosas o comisiones que
nos encomiendan, hay una gama impresionante de
pretextos y formas de cómo NO hacer algo.
Eso no tiene chiste. Cómo no realizar alguna
labor, cualquiera lo sabe y hay un millón de formas
y pretextos para la justificación de la abstinencia de
obras o resultados.
Lo que realmente vale en las personas y sirve
para el desarrollo de la comunidad, es la búsqueda de
soluciones a situaciones aparentemente imposibles.
Tanto en la vida diaria, como en el ámbito laboral o
familiar, o en los equipos deportivos, lo que realmente
proporciona satisfacciones es el buscar y encontrar
formas de solución donde aparentemente no las hay.
Recuerdo de mi infancia (uhhhhhhh), una
revista de gran circulación y mejor aceptación, de un
superhéroe diferente a los importados de gringolandia,
como Supermán y Batman y toda esa serie de
personajes dueños de poderes que desafían las leyes
de la física. Este personaje, llamado Kalimán basaba
sus “poderes” en la mente y su inteligencia. Una de
sus frases célebres y cotidianas era: “siempre hay un
camino cuando se mira con los ojos de la inteligencia”.
Y casi siempre añadía: “serenidad y paciencia”.
Por cierto, este héroe producto de la imaginación,
era siempre acompañado por un niño llamado Solín,
que pretendía adquirir la sabiduría de su “Maestro”.
Nunca supe cómo fué que se hicieron compañeros o si
el niño era huérfano o le dieron permiso de acompañar
en todas sus aventuras salvadoras de este planeta,
a este singular personaje del turbante. Nunca supe
si usaba esa prenda, porque estuviera pelón o tenía
caspa. ¡jamás lo sabré!
Claro, para todo superhéroe debe haber al menos
un villano. En este caso, el eterno rival de toda la vida y
hasta la muerte, era el Doctor Kiro, un enano pelón, de
lentes pequeños y mente grande, pero utilizada para el
mal, porque, por supuesto, su intención era adueñarse
del mundo. No sé para qué pero quería el mundo.
Volviendo al asunto que nos ocupa, es verdad
que siempre se encuentra un camino si se analiza
con paciencia cada situación y se buscan alternativas.
El factor indispensable y complementario de la
inteligencia, serenidad y paciencia, es sin duda la
actitud y voluntad de SI querer solucionar tal o cual
situación. Todo es cuestión de pensar y analizar. De
esta forma, a cada reflexión, lo más probable es que
corresponderá una acción.
Tarde o temprano, los jefes o compañeros
apreciarán el valor de las personas que tienen iniciativa
y primero solucionan las situaciones y ya después se
deslindarán responsabilidades, si es que las hubiese.
Lo que sí podemos afirmar categóricamente, es
que son más útiles a los grupos humanos, las personas
que no se escudan en el cómo no, sino los que buscan
siempre el cómo sí. El título de esta ocurrencia se lo
debo a Susy, recepcionista del CRIT Aguascalientes.
Muchísimas gracias, apreciadísimo lector.
Agradeceremos tus comentarios y críticas que me
ayuden a mejorar, al correo electrónico de este servidor.
Gonzalo “Chalo” de la Torre Hdez.
chalo2008jalos@hotmail.com
Jalostotitlán, Jal. a 21 de junio de 2012
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