Por Ana Laura Jiménez
Lic. en Negocios Internacionales
Universidad y Siglo XXl
Mtro. Pablo Huerta Gaytán
Centro Universitario de Los Altos
Universidad de Guadalajara
“El hombre es heredero, vive de ideas recibidas
o creencias en las que estructura su vivir y pensar”:
Ortega y Gasset.
Antes de cuestionar la identidad de alguna persona,
es necesario saber qué es y de dónde se obtiene.
Por identidad se entiende el comportamiento que
asumen las personas en función de sus valores,
tradiciones, principios, creencias y modos de pensar
que generalmente un individuo aprende de un grupo
social como la familia, compañeros de cualquier grupo
de actividades, particularmente de un centro educativo.
Cada uno de estos factores influye en la persona,
que a su vez, se relaciona con los demás y poco a poco
empieza a cambiar su identidad y hasta su manera de
pensar, pero no siempre esos factores se quedan en
nosotros, porque nosotros elegimos con qué quedarnos,
y eso es lo que nos identifica
La diversidad de comportamientos creencias,
normas y costumbres en los diferentes grupos sociales,
influyen para que nos adaptemos a ellos. Pero, no sólo
adaptemos sino más bien adoptemos, es decir, que
estos “modos” se formen junto a nuestra identidad.
Otro punto importante en la persona es la edad ya
que conforme vamos creciendo, nuestra apreciación
sobre el entorno empieza a cambiar, y por lo tanto,
también la visión que se tiene de los grupos sociales a
los que pertenecemos.
Por ejemplo, al tener dos años de edad, el único
grupo social es la familia; al tener cuatro años, el o la
niño/a entra a preescolar y conforme va pasando el
tiempo se empieza a tener amigos y compañeros que
influyen en las ideas que se van teniendo.
Al cumplir 18 años de edad, ya se forma parte
de otros grupos sociales, seguirá el vínculo familiar
pero se presentan relaciones más estrechas con los
compañeros de preparatoria o universidad, aumentan
los amigos de algún equipo deportivo o cultural y muy
posiblemente compañeros de trabajo.
Según las relaciones con compañeros de niveles
más avanzados al entrar a la Universidad, la forma
de vivir y de pensar cambian, a veces drásticamente,
y se presentan rasgos que hacen darse cuenta de
una conducta más formal y madura. Esto se explica
mejor si recordamos lo dicho por Glasgow: “Uno de los
principales objetivos de la educación debe ser ampliar
las ventanas por las cuales vemos el mundo”.
La Universidad hace despegar tu lado crítico,
aprehender los conocimientos y enseñanzas del día
a día, cuestionar y analizar cualquier actividad. Nos
proporciona los elementos para estimular nuestra
identidad como estudiantes. La formación de la identidad
como universitario se logra a través de la estancia y
experiencias que se adquieren en la misma institución
ya que nos da el sentido de pertenencia.
Podría decirse que esta identidad permite dar a
conocer a los otros, en este caso ya como universitario;
es decir, que seas capaz y posteriormente se te
categorice socialmente a partir del trabajo que sabrás
desempeñar y la institución que te respalda; pues
la identidad implica una determinación dada por la
pertenencia al grupo dentro del cual eres miembro,
es decir, involucra un rol que confiere una referencia
importante para el individuo. (Salazar, 1996).
Como ya se ha mencionado ésta se obtiene a partir
de cuestionamientos, como el quedarte con esos
pensamientos o costumbres. No hay que dejar de tener
en cuenta que el tema de la identidad no puede ni debe
ser visto solamente como “un modelo de lo que es
posible en un conjunto concreto de relaciones sociales”
(Reicher en Turner, 1990).
Ahora bien, el individuo elige qué creer, qué ideas
o qué normas seguir. No todo lo que escuche va a ser
productivo sino que cada persona adopta, nuevamente,
estos modos. Pero según la edad que se tenga,
siempre se tendrán nuevas ideas, costumbres, normas
o creencias, distintas a las que te han inculcado y
adoptado a tu identidad. Cada experiencia de cada día
es un nuevo aprendizaje que va a modificar tu forma de
vivir y tus ideales en ocasiones sin darte cuenta.
Referencias: Salazar, J (1996). Identidad social y
nacionalismo.
Vargas, M. (2011). Estudio sobre la identidad
universitaria de egresados de Ajusco. México UPM.
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