domingo, mayo 08, 2016

Historia de la salvación

Basados en el libro de
DANIEL, capítulo 1-5
De la Santa Biblia

Capítulo 1 

1 El libro de Daniel relata que cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, capturó Jerusalén, saqueó el templo y deportó a sus habitantes a Babilonia, escogió a cuatro jóvenes de las principales familias de Israel para que sirvieran en su corte. Uno de ellos era Daniel. 17 Dios les concedió a esos cuatro jóvenes la sabiduría y la inteligencia, tanto en literatura como en filosofía; Daniel era hábil para explicar las visiones y los sueños. 21 y permaneció en la corte sirviendo a varios reyes, hasta el primer año del rey Ciro. 

Capítulo 2 
El sueño de Nabucodonosor 

1 El año décimo de su reinado, Nabucodonosor tuvo un sueño que lo perturbó hasta el punto de no dejarlo dormir. 2 El rey ordenó convocar a los magos, adivinos, brujos y astrólogos para que le explicaran el sueño que había tenido. 7 Los magos le pidieron al rey que les dijera su sueño para explicárselo, pero el rey les dijo que si se los contaba, ellos se pondrían de acuerdo y le dirían mentiras y que la forma de saber si de verdad sabían interpretar su sueño implicaba que adivinaran lo que soñó. Al no poder adivinar los brujos el sueño, el rey los condenó muerte, porque pensó que sólo eran unos tramposos que siempre lo engañaban. 
17 Daniel se enteró del asunto y junto con sus otros tres compañeros oraron al Señor pidiendo que les revelara el contenido del sueño y su interpretación. 19 y Dios le reveló el misterio a Daniel en una visión durante la noche. 

Daniel interpreta el sueño 

27 «Daniel fue ante el rey y le explicó que no existía ser humano que le pudiera adivinar lo que el rey había soñado, porque sólo Dios y el que lo soñó podían conocer el sueño, y el significado del sueño, sólo Dios y a quien Él se lo quisiera revelar; pero que Daniel y sus amigos habían orado y El Señor le había revelado el misterio 28 pues es Dios, quien revela los misterios. Dios te dio a conocer rey Nabucodonosor, lo que va a suceder con el correr de los días. Estos son el sueño y las visiones que has tenido en tu lecho: 
31 Viste una estatua muy grande y de un resplandor extraordinario; estaba de pie delante de ti y su aspecto era terrible. 32 Esa estatua tenía una cabeza de oro fino, el pecho y los brazos eran de plata, el vientre y las caderas de bronce, 33 las piernas de hierro, y los pies de hierro mezclado con arcilla. 
34 Tú estabas mirándola, cuando se desprendió una roca sin que nadie la moviera; pegó a la estatua a la altura de los pies de hierro y de arcilla, y los rompió. 35 Y en aquel mismo instante se hicieron trizas el hierro, la arcilla, el bronce, la plata y el oro; el viento se los llevó sin dejar huella como se lleva la paja del trigo en la era durante el verano. Y la piedra que había golpeado a la estatua se convirtió en una gran montaña que abarcó toda la tierra. 
36 Ese fue el sueño: Ahora daremos al rey su explicación. 37 Tú eres el rey de reyes, el Dios del Cielo te dio la realeza, el poder, la fuerza y la gloria. 38 El puso en tus manos los hombres, los animales del campo y los pájaros del cielo, te hizo su dueño doquiera ellos vivan. La cabeza de oro eres tú. 39 Después de ti seguirá un reino inferior al tuyo, luego un tercero que será de bronce y que dominará toda la tierra. 
40 Después vendrá un cuarto reino que será fuerte como el hierro. Así como el hierro rompe y lo reduce todo a polvo, así romperá y lo arrasará todo. 41 Como bien lo viste, los pies y los dedos son una mezcla de hierro y de arcilla de alfarero; ese será un reino dividido. Tendrá la solidez del hierro, pues viste al hierro mezclado con arcilla barrosa. 42 Pero los dedos de los pies son mitad hierro y mitad arcilla; el reino será fuerte sólo a medias, pues también será frágil. 43 Así como viste el hierro mezclado con arcilla barrosa, así estos reinos se mezclarán debido a un matrimonio, pero no estarán unidos el uno al otro, igual como el hierro no puede unirse con la arcilla. 
44 En tiempo de esos reinos, el Dios del Cielo suscitará un reino que nunca será destruido; su poder no pasará a pueblo alguno. Derrotará y destruirá a todos los reinos y los reemplazará para siempre. 45 Viste como se desprendió una roca de la montaña sin que mano alguna la tocara, y como pulverizó el hierro, el bronce, la arcilla, la plata y el oro: eso mismo va a acontecer. 
45 El Dios grande ha dado a conocer al rey lo que algún día va a pasar; como el sueño fue así, su interpretación también es exacta». 
46 Al oír esto, el rey Nabucodonosor se echó de bruces al suelo y se postró ante Daniel, luego dio orden que le presentaran ofrendas y perfumes de olor agradable. 
47 El rey se dirigió entonces a Daniel y le dijo: «En verdad el Dios de ustedes es el Dios de los dioses, el Señor de los reyes; es Él quien da a conocer los misterios ya que tú pudiste revelárnoslos.» 48 El rey ensalzó a Daniel y le otorgó numerosos y ricos obsequios; lo hizo gobernador de la provincia de Babilonia y el jefe máximo de todos los sabios de Babilonia. 49 Inmediatamente Daniel pidió al rey que pusiera al frente de la administración de la provincia de Babilonia a sus compañeros Sidrac, Misac y Abdénago; quedando Daniel a disposición del rey. 

Capítulo 3 
El horno ardiente 

Daniel seguía siendo el asistente principal del Rey Nabucodonosor y sus compañeros Sidrac, Misac y Abdénago administraban la provincia de Babilonia, por lo que su rango era de lo más alto. 8 Entonces algunos otros funcionarios aprovechando que el rey había mandado hacer una estatua de un dios a la que todos mundo debía adorar, acusaron a Sidrac, Misac y Abdénago de que no reverenciaban la estatua, tal como lo había ordenado el rey; y estaba estipulado que quien no reverenciara al dios, debía ser arrojado a un horno ardiente. 

13 Entonces Nabucodonosor los mando llamar y les preguntó si era verdad que ellos desobedecían su orden de honrar la estatua. Ellos le contestaron que efectivamente sólo reconocían como Dios verdadero, al Dios de Israel. El rey les aclaró que si no adoraban su estatua tendría que arrojarlos al horno ardiente y 17 ellos le contestaron que tenían puesta su confianza en El Dios de Israel y que Él los libraría del las llamas, 18 pero que si no los libraba, aún así ellos seguirían confiando en su Dios. 

19 Nabucodonosor se sintió traicionado por los que eran sus principales colaboradores por lo que se enojó muchísimo y ordenó que se calentara el horno siete veces más de lo normal e hizo arrojar en él a Sidrac, Misac y Abdénago. 49 Pero Dios envió a su ángel al horno y este sopló en torno a ellos una fresca brisa, de modo que el fuego no los tocaba y 51 se pusieron en medio del fuego a alabar a Dios. 91 Entonces Nabucodonosor, asombrado de que veía a cuatro personas paseándose y alabando a Dios entre el fuego, preguntó: ¿no echamos al fuego a tres hombres? - Le respondieron que sí. 92 Dijo el rey: - Pero estoy viendo a cuatro hombres que se pasean libremente en medio del fuego, sin sufrir ningún daño, y el cuarto tiene el aspecto de un hijo de los dioses. 93 Nabucodonosor los llamó a que salieran del fuego 94 y todos vieron que el fuego no los había lastimado, ni siquiera tenían olor a humo. 

Capítulo 5 
El banquete de Belsasar 

1 El rey Belsasar dio un gran banquete para miles de sus altos funcionarios, y ante esos miles de invitados, se puso a tomar vino. 2 Después de haber probado el vino, Belsasar ordenó que trajeran los vasos de oro y de plata que su padre Nabucodonosor había sacado del Templo de Jerusalén. Tanto el rey como sus altos funcionarios, sus mujeres y sus concubinas querían beber en ellos. 3 Trajeron pues los vasos de oro que habían sido robados del Templo de Dios en Jerusalén. 4 El rey y sus altos funcionarios, sus mujeres y sus concubinas los tomaron para beber en ellos: tomaron vino a la salud de sus dioses de oro, de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra. 
5 Pues bien, de repente aparecieron frente al candelero los dedos de una mano, que escribían sobre el estuco del muro del palacio real. El rey vio esa mano que escribía 6 e inmediatamente cambió de color: estaba espantado, todo su cuerpo y todos sus miembros temblaban. 7 Gritó con fuerte voz para que llamaran a los magos, los brujos y los astrólogos, y ante los sabios de Babilonia el rey tomó la palabra: «El hombre que lea lo que ahí está escrito y que me dé a conocer su significado será revestido de púrpura, se le pondrá un collar de oro al cuello y ocupará el tercer puesto en mi reino». 
8 Pero ninguno de los sabios que había venido era capaz de descifrar la inscripción y de entregar su sentido. 9 El rey Belsasar se espantó más aún, estaba ya sin colores y sus altos funcionarios estaban muy asustados. 
10 Al enterarse de las palabras del rey y de sus altos funcionarios, la reina entró en el salón del festín, pidió la palabra y dijo: «¡Viva el rey eternamente! No te perturben tus pensamientos ni cambie así de color tu rostro. 11 Hay un hombre en tu reino que tiene en sí el espíritu de los dioses santos. Durante el reinado de tu padre pudieron darse cuenta de que había en él una luz, un juicio y una sabiduría digna de los dioses. Por eso el rey tu padre lo puso como jefe de los adivinos, de los magos, de los brujos y de los astrólogos. 12 Se notaba en él un espíritu superior, una inteligencia, un juicio, el arte de explicar los sueños, de interpretar los misterios y de resolver los problemas; hablo de Daniel. Llamemos por tanto a Daniel y él nos dirá lo que significa todo esto. 
13 Trajeron pues a Daniel a la presencia del rey. El rey tomó la palabra y le dijo: «¿Eres tú Daniel, uno de los desterrados que mi padre trasladó desde Judea? 14 Me han dicho que en ti reside el espíritu de los dioses y que han notado en ti una luz, un juicio y una sabiduría extraordinarias. 15 Pues bien, acaban de traerme a los sabios y a los magos para que leyeran esa escritura y me dieran su significado, pero han sido incapaces de hacerlo. 16 Después me dijeron que tú puedes interpretar y resolver los problemas. Si puedes leer lo que allí está escrito y darme a conocer su significado, serás revestido de púrpura, llevarás un collar de oro al cuello y serás la tercera persona del reino». 
17 Entonces Daniel tomó la palabra y delante del rey dijo: «¡Guarda tus regalos o dáselos a otros! Voy a descifrar para el rey lo que está allí escrito y le daré a conocer el significado. 
18 Oh rey, el Dios Altísimo dio a tu padre Nabucodonosor la realeza, el poder, la gloria y la majestad. 19 Debido a ese poder que había recibido, los hombres de todos los pueblos, naciones y lenguas estaban llenos de terror y temblaban ante él. Mataba o dejaba vivir a su arbitrio, elevaba o bajaba a quien quería. 20 Pero cuando su corazón se infló de orgullo y se endureció su espíritu, fue echado de su trono real y se le quitó la gloria. 21 Fue expulsado de entre los hombres porque su espíritu se transformó en el de un animal; vivía con los burros salvajes, se alimentaba de pasto como el buey, y su cuerpo era mojado por el rocío del cielo. Eso duró hasta el día en que reconoció que el Dios Altísimo es el dueño de las realezas humanas y que llama a quien quiera. 
22 Pero tú, Belsasar, su hijo, no te has humillado siendo que sabías todo eso. 23 Al contrario, te alzaste en contra del Señor de los cielos, dispusiste que te trajeran los vasos de su Templo y han tomado vino en ellos tú, tus altos funcionarios, tus mujeres y tus concubinas. Y han bebido a la salud de sus dioses de plata y de oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que nada ven, nada entienden y nada saben. Pero tú no has glorificado al Dios que tiene tu vida en su mano y a quien pertenece todo tu destino. 
24 Por eso fue enviada de su parte esa mano para que trazara ese escrito, 25 y ese escrito dice: «Mené», «Téquel» y «Parsin». 26 Ahora viene la explicación de esas palabras: «Mené»: Dios ha medido tu reino y le ha puesto fin. 27 «Téquel»: has sido pesado en la balanza y tu peso ha resultado muy liviano. 28 «Parsin»: tu reino ha sido dividido y dado a los Medos y a los Persas». 
29 Entonces Belsasar ordenó que se revistiera de púrpura a Daniel, que le pusieran al cuello un collar de oro y que se proclamara que de ahora en adelante era el tercer personaje de su reino. 30 Pero esa misma noche el rey caldeo Belsasar fue asesinado (por los Medos y los Persas que invadieron Babilonia). Y recibió su reinado Darío el medo, que tenía ya sesenta y dos años. (con lo que se inició el Imperio Persa).

Por Javier Contreras

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