Para quienes nos dedicamos al ejercicio medico desde hace varios
años y sobre todo en la provincia mexicana este término sigue siendo de
uso común entre los familiares de nuestros niños y es prudente hacer unas
anotaciones al respecto. Dado el manejo que se le ha dado, su carácter
oculto y sobre todo por los riesgos que nuestros niños corren con algunas
de estas curaciones caseras.
El empacho situación o condición infantil conocida entre la población
mexicana desde antes del siglo XVI. Tradicionalmente se ha sugerido
como malestares de origen abdominal, que les decían dispepsias,
crudeza estomacal, flaqueza gástrica. Indigestión. Los medico siempre
han querido encontrar una explicación a este fenómeno tanto en niños
como en adultos.
El médico y dramaturgo yucateco José Peón y Contreras. Describía
este fenómeno más o menos así “Los pequeñuelos, como se sabe bien,
se hartan de leche, y cuando no vomitan el exceso, indudablemente
sus digestiones se entorpecen. Por lo general el niño, primero inquieto,
se queja en seguida débilmente; después llora y grita; pero a intervalos
irregulares quedándose frecuentemente dormido, pasando ya el acceso
doloroso. En los momentos del dolor se despierta bruscamente y contrae
las piernas dobladas contra los muslos y éstos sobre el abdomen. Prefiere
la posición horizontal, es decir, acostado sobre el dorso; no tardan en
aparecer náuseas y vómitos de leche cortada de un olor agrio, penetrante,
y parecido al del coco rancio. Rechaza el seno, se lo aleja de los labios,
y sólo cuando la fiebre enciende, más o menos alta, lo toma con avidez
para aplacar su sed y empeorar su situación, pues toma inmoderadamente
grandes cantidades y las indigestiones se suceden las unas a las otras. El
abdomen se meteoriza, su volumen adquiere proporciones considerables
y sólo desean los pequeños pacientes refugiarse en el regazo materno,
con el vientre apoyado contra el seno, porque su calor les consuela.
El tema del empacho es llevado por uno de los más jóvenes y
prometedores de los médicos recién egresado de la Escuela Nacional de
Medicina: el doctor Eduardo Liceaga, quien además fue de los iniciadores
de la pediatría en México. Y por si fuera poco, se agrupaban otros seis
connotados médicos que darían fama a la medicina, entre ellos Juan
María Rodríguez, pionero de la obstetricia mexicana.
Así es como se inicia un trabajo sistemático de los médicos agrupados
en la Sociedad Familiar de Medicina, que desemboca en la tesis para
obtener el título de médico de Gregorio Vargas titulada “Existe el empacho
en los niños” 1873 concluía con una rotunda afirmación clínica: el empacho
sí existe y es necesaria la inclusión de dicha enfermedad en la nosología
médica ya reconocida.
Se asumía que la causa del empacho es por substancias ingeridas que
se quedan adheridas al estomago o intestino y que causan obstrucción, que
puede ser chicharos, frijoles, leche en exceso, granos de elote, huesos de
capulín, de tuna, endocarpio de cítricos o alimentos no digeridos, hebras
de tela, pelos, tierra, papel o cuanto cosa se lleve el niño a la boca.
Así pues el tratamiento del empacho tenía como objetivo central
expulsar aquello que lo estaba causando. Utilizando históricamente para
este fin
- Plantas medicinales: Añil (Indigofera suffruticosa) Mil o
xiuhquilitlpitzaoac Linaza Linum usitatissimum, Manzanilla Matricaria
recutita L.Hojas de naranjo Citrus sinensis, Osbeck.
- Purgantes: Aceite de ricino, tequesquite.
- Lavativas: Valeraniato de amoniaco.
- Vomitivos: Ipecacuana, tarataro emético
- Linimentos: Blasmoa tranquilo.
- Emolientes: Aceite de almendras, jarabe de goma.
Además para disminuir el dolor abdominal, los lienzos calientes,
lavativas oleosas, unturas con aceite de beleño, de belladona o
alcanforado, y supositorios diversos.
Después -con el inicio del siglo XX- el silencio académico relativo
a esta enfermedad sería absoluto. Para los médicos académicos el
empacho será en todo caso
una gastroenteritis de origen
infeccioso, desdeñando la
causalidad mecánica. Para las
amas de casa, según Vega-
Franco, el empacho es originado
porque “...el paciente ha comido
fruta verde, alimentos con
cáscara, o bien, que tienen una
consistencia masosa como la
tortilla o el pan, los cuales se
“pegan” en el estómago”.
Es evidente la inexistencia documental de mortalidad por empacho en
el siglo XX y en estos principios del siglo XXI. No obstante, el problema que
representa el empacho no ha desaparecido. Los enfermos empachados
escasamente llegan hasta el consultorio de los médicos generales,
familiares y especialistas pediatras, pero la morbilidad es elevada. Esto se
afirma por la venta constante, permanente y sin publicidad del pan puerco
en la mayoría de las boticas de la Ciudad de México (pomada envasada
por pequeños laboratorios, que contiene manteca animal, raíz de jalapa,
jengibre y otros componentes minoritarios, que cuesta menos de diez
pesos). Así como de otras curaciones caseras.
Por ello, se destaca que el empacho era (y es) una enfermedad que
afecta sobre todo a los niños, en especial aquellos menores de dos años de
edad, cuando son liberados en forma paulatina de la tutela y los cuidados
maternos. Y que como médicos y padres debemos estar informados
para acudir con nuestro pediatra y ser asesorados claramente así poder
tomar la mejor decisión en el cuidado de nuestro hijo, evitando prácticas
potencialmente nocivas como el uso de añil entre otros. Haciendo un buen
diagnostico y manejo de nuestros niños, llámese empacho, bezoares o
dispepsias
Para finalizar una reflexiones que transcribo del artículo original
publicado por el hospital infantil de México, Federico Gómez, a propósito
del tema.
Desde el punto de vista epidemiológico, se concluye que el empacho
era una “enfermedad” trascendente para el análisis de la mortalidad, ya
que se ubicaba dentro de las primeras diez causas de mortalidad general;
endémica (es decir, que se presentaba en forma continua); con mayor
riesgo en la edad infantil (especialmente en mayores de un año y menores
de cinco); estacional (con incrementos al final de la primavera, todo el
verano y parte del otoño); y diferenciable (en cuanto se distinguía de otras
entidades diarreicas parecidas).
Desde el punto de vista clínico, el empacho es una entidad desconocida
por la medicina académica europea; inicialmente descrita y discutida
por médicos mexicanos, desde 1870; reconocida como una condición
clínica con características propias; con una causalidad relacionada con
sustancias o alimentos difíciles o imposibles de digerir; con un cuadro
clínico que incluye diarrea o constipación, dolores abdominales tipo cólico,
vómitos, meteorismo, hipertermia, agotamiento, irritabilidad y presencia
de una tumoración abdominal palpable fija o móvil, siguiendo el tránsito
intestinal; y el tratamiento fundamental es purgante, provocando el vómito
o la evacuación de la sustancia causal.
Desde una perspectiva socio-cultural, el empacho es una enfermedad
que pertenece a los saberes y prácticas de los conjuntos sociales
populares; que se ha reproducido de una generación a otra, mediante la
transmisión verbal; que forma parte de una amplia -y hasta ahora poco
estudiada- red social de solidaridad; y que mantiene una asombrosa
vitalidad y continuidad, pues los conocimientos populares siguen siendo
válidos -en su mayoría- hasta estos albores del siglo XXI.
Dr. Enrique Sigala Gómez
Pediatra-Cirujano Pediatra
E mail: drsigala@hotmail.com
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