Basados en el libro de
Tobías
De la Santa Biblia
Tobías era hijo de Tobit. Ellos eran
miembros del pueblo de Dios que
Nabucodonosor se había llevado
desterrados a Nínive (Cerca de la
actual Mosul en Irak). Era costumbre
de aquella época que cuando un país
conquistaba a otro, trasladaba parte
de la población vencida a otras áreas
de su imperio, y traían gente de otras
partes hacia la región vencida, con el
objeto de mezclarlos y que dejaran
de identificarse como una nación
determinada al asimilarse al imperio;
buscando con esto, que no tuvieran
capacidad de organizarse y revelarse.
Una parte del Pueblo de Dios, seguían
siendo fieles al Señor y esperaban que
se cumpliera el tiempo en que Él había
prometido regresarlos a su tierra, y por
ello, por su esperanza y su confianza
en Dios, nunca perdieron la identidad y
cuando se cumplió el plazo indicado por
los profetas, ellos regresaron a Israel, y
continuaron escribiendo la Historia de
la Salvación.
Esta historia sucedió en el
transcurso de los setenta años que
Dios había indicado por medio de los
profetas, que duraría el destierro de su
pueblo. Tobit era un hombre justo que
había perdido la vista cuando le cayó en
los ojos excremento caliente de algún
pajarito que hacia nido en su casa. El
gastó su dinero en médicos tratando de
recuperar la vista, pero no lo consiguió;
por lo que quedó pobre y ciego.
Tiempo atrás él había ocupado puestos
importantes en la administración
de imperio donde estaba cautivo y
habiendo sido rico, había depositado
diez talentos de plata en la ciudad de
Ragues de Media ( Antiguo imperio de
los Medos, en el actual país de Irán),
y ahora que necesitaba el dinero con
urgencia, le pidió a su hijo Tobias que
lo fuera a recoger. (Tob 1-2)
En Ecbatana, la capital de
Media (Actual Hamadan en el país de
Irán) vivía Sara hija de Ragüel que era
hermano de Tobit. Ella había tenido
siete maridos, pero un demonio los
mataba en la noche de bodas antes de
que se acostaran a dormir. Ella pedía
a Dios ayuda constantemente para que
la librara de eso que le pasaba. Dios
escuchó sus ruegos y envió al Ángel
Rafael, para devolverle la vista a Tobit y
entregar a Sara por esposa de Tobías,
“porque Sara debía ser la esposa de
Tobías”. (Tob 3:17)
Tobit le encargó a Tobías que
buscara una persona que conociera
el camino de Nínive a Media y que
lo empleara por un sueldo para que
fuera su compañero de viaje. Tobías
obedientemente salió a buscar y
encontró al Ángel Rafael (que se
presentó con apariencia humana, por lo
que Tobias creyó que era una persona
cualquiera y por lo pronto no supo que
era un ángel de Dios), le preguntó si
sabía el camino al país de Media y
éste le dijo que sí, y que había hecho
el camina varias veces y que ahora
andaba en busca de trabajo. Tobit lo
examinó y lo creyó de confianza y por
ello lo contrató, con lo que Tobías inició
el viaje de Nínive a Media, acompañado
por el ángel, que Tobías seguía viendo
como a una persona normal; y el perro
de Tobías se fue con ellos. (Tob 5 y
6:1)
Una noche, de los muchos
días que duraba el viaje, acamparon
en el río Tigris y capturaron un pez
grande, que curiosamente no tuvieron
que pescar, sino que él solo saltó del
agua y cayó a los pies de Tobías. El
ángel le dijo a Tobías que lo tomara
pronto para que no se regresara al
agua, lo abriera y le sacara el corazón,
el hígado y la hiel; y por supuesto, que
el resto del pez se convirtió en una
sabrosa cena. Tobías le preguntó al
ángel que para qué habían apartado
aquellas partes del pez y el ángel le dijo
que con la hiel curarían los ojos de su
papá Tobit al regresar, y que quemando
el corazón y el hígado en las brasas,
se ahuyentaban los malos espíritus.
El ángel le platicó a Tobías sobre la
belleza de su prima Sara, a la que él
aún no conocía por la enorme distancia
que los separaba, y de la que Tobías
sabía que habían muerto los siete
primeros maridos antes de consumarse
el matrimonio. El ángel le dijo que Sara
iba a ser su esposa, porque Dios se la
había destinado desde la eternidad,
y que en la noche de bodas pusiera
el hígado y el corazón del pez en las
brasas y que con eso el demonio que
atormentaba a Sara huiría por el olor.
Cuando Tobías oyó esta explicación
del plan de Dios para él, quedó desde
ya enamorado de Sara. (Aunque aún
no la conocía en persona). (Tob 6)
Llegando a Ecbatana, fueron
directos a la casa de Ragüel y se
presentaron; Ragüel reconoció a
Tobías como hijo de su hermano Tobit,
por su enorme parecido y por las
explicaciones que le dieron; y pasaron a
la casa. Cuando se sentaron a la mesa
para cenar, Tobías le pidió a su tío la
mano de Sara. Ragüel aceptó gustoso,
aunque le explicó a Tobías sobre la
muerte de los siete anteriores esposos
de Sara; pero Tobías, confiando
en la palabra de Dios que le había
explicado el ángel, se mantuvo firme
en su decisión; por lo que Ragüel se la
concedió y ahí mismo trajeron un papiro
y escribieron el contrato de matrimonio
antes de ponerse a cenar. Cuando se
fueron los novios a dormir a su cuarto,
los papás de Sara se quedaron tristes
pensado que Tobías iba a morir. Tobías
puso las partes del pez a quemar en
las brasas del perfumador, e invitó
a Sara a que oraran al Señor juntos
antes de acostarse, conscientes como
eran de ser miembros del pueblo
de Dios. Ragüel se quedó con tanto
pendiente de que durante la noche
muriera Tobías, que muy temprano
se levantó para hacer la tumba en la
que pensaba enterrarlo, antes de que
saliera el sol, para que nadie se diera
cuenta de lo que pasaba en la familia.
Por la mañana, todos se pusieron muy
contentos al ver a Tobías y a Sara
vivos y felices y darse cuenta de que la
maldición familiar se había a acabado.
Iniciaron la fiesta de bodas, que en
aquellos lugares y por esos tiempos,
era asunto de una o dos semanas; y
Ragüel bien feliz, tuvo que ir rápido y a
escondidas a tapar la tumba que había
hecho en la madrugada para Tobías.
(Tob 7-8)
Mientras estaba en apogeo
la fiesta de la boda, fue el ángel a la
ciudad de Ragues a recoger el dinero
de Tobit, con lo que se resolvió el motivo
original de hacer el viaje. Terminada
la fiesta, Tobías regresó a la casa de
sus padres, llevando consigo a Sara
y con la compañía del ángel; el dinero
recuperado, la muy grande dote que
Ragüel le había entregado a Tobías
por Sara; y el perro de Tobías que
caminaba atrás de ellos. (En aquellos
tiempos y lugares, se acostumbraba
que la novia al casarse llevara una
dote, es decir una parte de la riqueza
de su casa paterna, que se unía a lo
que tenía el novio, y era con lo que se
iniciaba el capital de la nueva familia).
Cuando llegaron a Nínive, salió a
recibirlos Tobit, a tropezones pues
seguía sin ver; el ángel le dijo a Tobías
que le untara a su papá en los ojos la
hiel del pez, éste se los frotó, cayeron
unas como escamas blancas de los
ojos, y Tobit recobró la vista. En este
momento fue una gran felicidad para
todos, pues no solamente regresaba el
hijo ya casado y con riqueza, sino que
además Tobit recobraba la vista.
Tobit platicó con Tobias sobre
el sueldo que deberían darle a su
acompañante del viaje y acordaron
que se merecía la mitad de todas las
riquezas que habían traído. Le hablaron
para pagarle y este los llevó aparte y
les dijo: YO SOY RAFAEL, UNO DE
LOS SIETE ANGELES QUE TIENEN
ENTRADA A LA GLORIA DE DIOS. Le
dijo a Tobías: cuando tú y Sara rezaban,
yo presentaba sus oraciones al Señor.
Cuando dabas limosna y ayudabas a
los pobres, nada se pasaba por alto,
sino que yo estaba ahí. Dios me ha
enviado para sanarte a ti Tobit y para
rescatar a tu nuera Sara de la maldición
que la tenía cautiva. Ellos temblaron y
cayeron rostro en tierra llenos de temor
al darse cuenta de con quién estaban
hablando, pero el ángel les dijo: “No
teman. La paz sea con ustedes”.
Bendigan siempre al Señor. Cuando yo
te acompañé en el viaje, no estaba por
mi propia voluntad, sino por la voluntad
de Dios. A Él deben cantar y alabar.
Ustedes me veían comer y hablar, pero
sólo era apariencia. Bendigan ahora y
den gracias al Señor (que está siempre
al pendiente de sus hijos), yo me voy al
que me ha enviado; escriban en un libro
lo que se ha cumplido. Y enseguida
desapareció. Ellos levantaron la vista,
pero ya no lo vieron más. Proclamaron
entonces las maravillas de Dios en su
familia y cómo se les había aparecido
un ángel de Dios. (Tob 11-12)
Por Javier Contreras
No hay comentarios.:
Publicar un comentario