viernes, septiembre 09, 2016

La historia de un gran deportista Paralímpico

Jorge Alberto Madrigal es deportista paralímpico y es tabasqueño, por cosas del destino se quedó muy cerca de asistir a la justa internacional celebrada en Londres.
La historia de un gran deportista Paralímpico Ejemplo de voluntad, lucha y pasión, Jorge Alberto Madrigal se ha acostumbrado a coleccionar triunfos, en diez años de carrera deportiva ha ganado más de 70 medallas, ha competido en Europa, Sudamérica, Estados Unidos y en prácticamente todo el país. Nació sin una pierna y lo agradece a Dios. 
“Yo soy feliz, si Dios me permitiera volver a nacer me encantaría ser así, yo disfruto ser una persona con discapacidad y la verdad es que es el nombre correcto, discapacidad, soy feliz a como soy, me gusta reírme, me gusta disfrutar, me gusta ser quien soy, y yo creo que Dios me hizo así por un propósito y ese es mi propósito ser alguien diferente, marcar una diferencia y más que nada marcarla en mi vida”. 
A los 13 años, su padre José del Carmen lo inscribió a un equipo de básquetbol en silla de rueda, fue su primer acercamiento con el deporte, fue su cita con el destino. Entrenaban en la deportiva, ahí lo invitaron a participar en la paralimpiada nacional en lanzamiento de bala, jabalina y disco, ahora su especialidad. 
Sin saber nada del deporte que le daría tantas emociones, aceptó e inició los entrenamientos. “Empezamos más que nada por la invitación del viaje, por primera vez subirse a un avión, estar en otro estado, creo que esa fue la emoción de un niño”. 
La competencia fue en Saltillo, Coahuila, ganó dos medallas de oro y una de plata que nadie esperaba para Tabasco, ni siquiera él. 
“Decidimos incursionar, nos empezó a gustar todo esto, sabíamos que teníamos potencial en paralimpiada, lo que duré en los últimos años obtuve un récord de 18 medallas de oro y tan sólo una de plata que fue la primera que tuve”. 
A sus 23 años, ha aprendido el valor de la dedicación y el esfuerzo, que cada éxito cuesta sudor, hambre, dolor, tenacidad e inclusive, lágrimas, “mi sacrificio es el factor tiempo, el no poder estar en mis mejores momentos, el no estar con mi familia que me necesita; igual económicamente, antes de llegar a este nivel que estoy, económicamente a veces no había para todo, soportar muchas cosas, soportar a veces días sin comer porque no tenía, y todo por entrenar, ha sido muy difícil pero nunca imposible”. 
Gracias a esa pasión y al apoyo de su familia logró iniciar su trayectoria internacional y regresar siempre con medallas sobre el pecho, Estados Unidos en 2008, Suiza en 2009, Brasil en 2010. 
Sin embargo, su mayor gloria deportiva fue hace un año, en Guadalajara., “con los Panamericanos cambio radicalmente mi vida, ya había cambiado pero todavía me aumento mil veces más y no solamente en lo material, sino como persona, como ser humano, lo que te llevas como persona porque al fin de cuentas las medallas son materiales, me voy a morir y aquí se van a quedar como un buen recuerdo, pero lo que me llevo como ser humano, lo que aprendo, lo que puedo aportar a mi familia, a mi sociedad yo creo que eso es lo que importa más”. 
Durante la competencia, su familia no contaba con dinero para acompañarlo en Jalisco, sólo su padre pudo hacer el esfuerzo de conseguir un boleto, se escapó del trabajo para ir a ver a su hijo, “fue un proceso difícil y cuando logré entrar a la jaula de lanzamiento de disco y cuando mencionaron mi nombre que era medalla de plata pues esa fue la euforia de mi corazón, de echo lloré, lloré y tuve nada más el gusto de que mi padre estuviera ahí, fue el único que pudo ir porque no tuvimos recursos para poder llevaros a todos”. 
“Cuando uno sube al podium es un momento de gloria en el que te pasa todo lo que hiciste en el año y es un sentimiento de alegría y dices valió la pena, valió la pena”. 
“Fue un show luego, me mandaron seguridad alrededor para sacarme del estadio porque la gente se tiraba, nunca había vivido esa experiencia de que la gente se tirara por mi, que ni conocía pero al fin de cuentas todos éramos mexicanos”. 
Al día siguiente cosechó otra medalla de plata, en jabalina. Jorge sigue soñando y trabajando, su siguiente objetivo es claro: ser medallista paralimpico, “mi debut tiene que ser Rió de Janeiro, yo quiero estar, ahí tengo que estar ahí y no llegar como un octavo, séptimo, tratar de colarme si Dios me lo permite entre los primeros tres lugares”. 
“Lo que yo he tenido como experiencia personal, como vivencia es que todo en esta vida se puede logar siempre y cuando te decidas, a veces a lo mejor parece un sueño pero despiertas y estas ahí y todos eso sacrificios valen la pena por ese momento de gloria, porque eso es dura cinco minutos el acto protocolario y bajando de eso eres nadie pero vale la pena por un instante de gloria sacrificar años, familia, amigos, novia, novio lo que tu quieras por ese momento, lo sueños sí existen siempre y cuando tú estés dispuesto a lograrlo”.

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