Basados en el libro de
Proverbios Capítulos 1-8
De la Santa Biblia
Capítulo 1 Invitación a la Sabiduría
encrucijadas, pronuncia su mensaje en las puertas de
la ciudad:
22 ¿Por cuánto tiempo más, gente insignificante,
preferirán sus estupideces? ¿Hasta cuándo los
burlones se entretendrán con sus mofas y la gente
estúpida se negará a saber?
23 Oigan pues mis advertencias y derramaré sobre
ustedes mi espíritu. 24 Si los llamo, ¿se alejarán? Si
les tiendo la mano, ¿me rechazarán?
25 ¿Acaso no tendrán en cuenta mis consejos y se
burlarán de mis advertencias? 26 Entonces yo también
me reiré de su miseria, me burlaré cuando sean presa
del miedo, 27 cuando les alcance el huracán del terror y se
los lleve el torbellino de las desdichas, cuando queden bajo
el peso de la miseria y de la angustia.
28 Entonces me llamarán pero no responderé, me
buscarán pero no me hallarán. 29 Porque no quisieron
el saber, no eligieron el temor de Yavé. 30 La gente que
no buscó mis consejos y despreció mis advertencias 31
comerá los frutos de sus errores y de su propio parecer
hasta que no pueda más.
32 A los tontos los perderá su porfía, y a los irresponsables
su propia dejación, 33 pero el que me escucha dormirá en
paz, no tendrá que temer la desgracia.
Capítulo 2 La Sabiduría es un tesoro escondido.
1 Acoge mis palabras, hijo, guarda mi enseñanza; 2 que
tu oído se abra a la sabiduría, que tu corazón se doblegue
a la verdad; 3 apela a la inteligencia y déjate guiar por la
razón; 4 busca la sabiduría como el dinero, como un tesoro
escondido: 5 entonces penetrarás en el temor de Yavé y
hallarás el conocimiento de Dios.
Capítulo 3 Feliz el que pone en práctica la sabiduría
5 Confía en el Señor con todo el corazón, y no te fíes de
tu propia sabiduría. 6 En cualquiera cosa que hagas, tenlo
presente: él aplanará tus caminos. 7 No te creas el más
sabio: ten el temor de Yavé y mantente alejado del mal. 8
Eso será un remedio para tu cuerpo, y allí encontrarás el
vigor.
Capítulo 5 Disfruta de la felicidad con la mujer de tu
juventud
15 ¡Toma el agua de tu propia cisterna, bebe el agua que
brota de tu fuente! 16 ¿Dejarías que tus aguas se pierdan
fuera, que tus arroyos corran por las calles. 17 ¡Que sean
sólo para ti, y no para extraños junto a ti!
18 ¡Bendita sea tu fuente, y sea tu alegría la mujer de
tu juventud, 19 graciosa cierva, amable gacela! ¡Ojalá no te
canses de acariciar sus pechos y quedes siempre prendado
de su amor!
20 ¿Por qué, hijo mío, te prendarías de una desconocida,
por qué los abrazos y el seno de una extraña?
21 Yavé tiene fijos los ojos en los caminos del hombre
y vigila todos sus pasos. 22 Las fechorías del malvado lo
enlazarán, quedará preso de las ataduras del pecado. 23
La falta de disciplina será su muerte, sus excesos al final
lo perderán.
Capítulo 8 Llama la sabiduría
1 ¿Quién llama? ¿No es la sabiduría? Esa voz, ¿no es la de la inteligencia?
2 Se detuvo en lo alto, al borde del camino,
2 a la entrada de los senderos que bajan a las casas.
3 Miren cómo llama a las puertas de la ciudad,
3 en las entradas más frecuentadas:
4 «¡A ustedes, humanos, me dirijo,
4 lanzo un llamado a los hijos de los hombres!
5 ¡Aprendan a juzgar, ustedes que no saben;
5 y sean más reflexivos, ustedes que no piensan!
6 Escúchenme, les diré lo esencial,
6 nada sale de mis labios que no sea exacto.
7 De mi boca brota la verdad,
7 y aborrezco los discursos hipócritas.
8 Todas mis palabras son sinceras,
8 y ninguna dudosa o falsa.
9 El que las capta entiende que son claras;
9 el que busca el saber comprueba su validez.
10 Adquieran mi disciplina antes que el dinero,
10 elijan la ciencia y no el oro.
11 La sabiduría te es más útil que las perlas,
11 ¿qué tesoros podrían pagarla?
12 Yo, la Sabiduría, convivo con el buen juicio
12 y tengo la llave de la ingeniosidad.
13 (Aborrecer el mal es temer a Yavé.)
13 Aborrezco el orgullo y la arrogancia,
13 los caminos que conducen al mal y a la hipocresía.
14 Mío es el buen sentido, y mío el saber práctico,
14 mía la inteligencia y también el poder.
15 Por mí reinan los reyes
15 y sus ministros deciden con justicia.
16 Gracias a mí se mantienen los príncipes,
16 los grandes, y los que gobiernan la tierra.
17 Amo a los que me aman,
17 los que me buscan me encuentran.
18 Junto conmigo encuentran honor y riqueza,
18 fortuna perdurable y prosperidad.
19 Mis frutos aventajan al oro, por más que lo refinen,
19 mis beneficios valen más que la plata.
20 Voy por un camino de rectitud,
20 del que salen senderos de justicia,
21 para colmar de bienes a los que me aman,
21 y rellenar sus bodegas.
22 Yavé me creó —fue el inicio de su obra—
22 antes de todas las criaturas, desde siempre.
23 Fui formada antes de los siglos,
23 desde el comienzo, antes que la tierra.
24 No existían los océanos cuando salí del seno,
24 ni existían las fuentes de los mares.
25 Antes de que fueran cimentadas las montañas,
25 antes que las colinas, yo nací.
26 Yavé no había hecho todavía la tierra ni el campo,
26 ni el suelo fértil de la tierra.
27 Yo ya estaba cuando puso los cielos en su lugar,
27 cuando trazó un círculo en los confines del mundo,
28 cuando formó las nubes en las alturas,
28 y dio la energía a las fuentes del océano,
29 cuando le impuso sus fronteras al mar,
29 un límite que no franquearían sus olas,
29 cuando asentó los cimientos de la tierra.
30 Yo estaba a su lado poniendo la armonía,
30 y día tras día en eso me divertía,
30 y continuamente jugaba en su presencia.
31 Me entretengo con este mundo, con la tierra que ha hecho,
31 y mi gusto es estar con los humanos.
32 Pues bien, hijos, oíganme:
32 ¡Felices los que siguen mis caminos!
33 ¡Acepten la enseñanza y sean sabios,
33 no la menosprecien!
34 Feliz el que me escucha,
34 que aguarda cada día junto a mi puerta,
34 a la espera, sin apartarse de la entrada.
35 Porque el que da conmigo ha encontrado la vida,
35 sobre él vendrán los favores de Yavé;
36 pero el que me ofende atenta contra su vida,
36 y los que me odian eligieron la muerte.»
Nota:
El contenido se ha tomado textual de la Santa Biblia, “Biblia Latinoamericana” edit. Verbo Divino. Edición revisada 1995, XVIII edición. Los subrayados son míos.
Javier Contreras
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