Centenario de la Constitución:
Por: Mtro. Pablo Huerta Gaytán
Departamento de Ciencias
Jurídicas, Sociales y Culturales
Centro Universitario de Los Altos
phuerta@cualtos.udg.mx

Sin embargo, este conocimiento no
es exclusivo para quienes ejercitan el
Derecho, ¡no!. Es muy importante que se
divulgue el contenido de la Constitución
entre la sociedad. El empresario, artista,
escritor, agricultor, ganadero, avicultor,
comerciante, industrial, periodista,
pintor, mecánico, médico, administrador,
psicólogo, enfermero, nutriólogo, todo
profesionista, deportista, profesor,
estudiante de todos los niveles, ama
de casa, en fin, todos los mexicanos en
general mujeres y hombres de todas
las edades, usted y yo amigo lector,
debemos conocer más de nuestra
Constitución que este 5 de febrero de
cumple 100 años.
El año pasado durante el acto
protocolario de la celebración de 99
años de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, en el
Congreso de la Unión el diputado Jesús
Zambrano refirió que ésta representa el
pacto social emanado del movimiento
armado de 1910 y que la visión de
los constituyentes en la definición
del proyecto histórico de la nación
mexicana, trascendió a vencedores
y vencidos; con ella se honra con
respeto a todos aquellos movimientos
y causas que costaron muchas vidas,
plasmando los derechos y libertades
de enorme trascendencia derivados del
texto constitucional que ha tenido mayor
vigencia en México.
La Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos
de 1917 es conocida también
como la Carta Magna, Contrato
Social, la Norma Fundamental
o Norma Suprema de la Nación,
así la han llamado y hecho
público varios investigadores
o estudiosos de la misma.
No es un simple conjunto de
artículos o preceptos jurídicos
y políticos establecidos para
regir jurídicamente al país,
fijando los límites y definiendo
las relaciones entre los poderes de la
federación, sino todo un compendio o
conjunto de valores y principios que
orientan la convivencia entre nosotros
los ciudadanos y entre los gobernantes
y los gobernados.
Todas las instituciones educativas
de México de todos los niveles, sean
públicas o privadas, en especial las de
estudio superior como la Universidad
de Guadalajara (UDG) en este caso,
máxima casa de estudios de Jalisco,
tiene y asume responsablemente la
misión de educar, investigar y difundir
los beneficios de la Constitución para
contribuir en la formación de ciudadanos
útiles a la sociedad en diferentes
campos del saber humano; la ciencia, las
humanidades, las artes, la recreación,
la música, el deporte, el teatro y el
desarrollo de la tecnología, entre otras
diversas y muy amplias áreas del saber
humano.
En un video alusivo al “Impacto de
la Constitución en la Sociedad” que
aparece en la página web (internet) del
Instituto de Investigaciones Jurídicas
de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM) Luis Raúl González
Pérez, presidente de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos
2014-2019, comienza con la pregunta
“¿Sabías que nuestra Constitución es
una de las más avanzadas del mundo?”
y estamos a 100 años de celebrar su
nacimiento, en la ciudad de Querétaro,
el 5 de febrero de 1917.
Nuestra Constitución por su contenido
y espíritu ha marcado caminos y se le
reconoce como un ordenamiento que ha
recogido disposiciones avanzadas para
los derechos individuales y los derechos
sociales.
Como en otras instituciones, en la
Universidad de Guadalajara se estudia,
considera y analiza a la Constitución
como el conjunto de normas o
lineamientos que nos indican por dónde
ir y cómo conducirnos para hacer posible
la realización del proyecto de nación que
está comprendido en ella.
En las cátedras e investigaciones
jurídicas, sin embargo, se debe poner
especial interés y darle mayor énfasis a
los contenidos de las normas protectoras
de la sociedad, lineamientos laborales en
general y del campo en particular porque
antes que otras constituciones de otros
países del orbe, tuvieron espacio en
los artículos de nuestra Constitución de
1917 y porque desde entonces en ella
se precisa y reivindica su contribución
al desarrollo, además de plasmar la
preocupación por las condiciones
desfavorables en las que se prestaban
(se prestan) los servicios.
Sin desdeñar los innegables avances,
la Constitución mexicana ha estado
marcada por constantes reformas y
procesos de políticas públicas sin
acabar y que es urgente impulsar,
pero hay que reflexionar sobre estos
fenómenos y sobre el cruce dialéctico
entre lo que se establece en la norma y
lo que se vive en la realidad, para estar
a tono y en armonía con lo que demanda
la sociedad actualmente.
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