2º semestre de Médico Cirujano y Partero
Materia: Bioética y Universidad
Profesor-asesor, Pablo Huerta Gaytán
Centro Universitario de Los Altos, UdeG
La discriminación a personas cero positivas o
enfermas de VIH-Sida, es un problema que ocurre
cada día, debido a que, aún se tienen muchos
prejuicios sociales como creer que al tener contacto
con ellas se puede uno contagiar, a pesar de la
vasta información al respecto.
A menudo las personas con Sida se apartan por
sí mismas de la asistencia que necesitan por temor
a los pensamientos negativos de las personas. El
aislamiento suele provocar la sensación de sentirse
“único/a con SIDA” y la ansiedad, la depresión y
hasta el suicidio pueden ser algunas de las consecuencias.
Es tanto el miedo que no todas las personas infectadas
o que padecen esta enfermedad lo dicen a otros. Tal vez
por no perder un trabajo, desintegrar la familia o llegar a ser
excluido de un grupo social; o quizás por la estigmatización
social de que son objeto.
De los datos consultados (en internet) llama la atención
que 126 personas afectadas, a la pregunta ¿Se notifica
el estado serológico respecto al VIH-Sida a las parejas
sexuales y/o familiares? (*) así respondieron:
61% Lo hace sólo si la persona afectada expresa su
conformidad.
12% Depende de cada servicio.
9% Siempre, para que sus parejas puedan adoptar
medidas de prevención.
6% Sólo si la persona manifiesta que va a ocultarlo.
6% Sólo cuando la persona es menor de edad en el
ámbito sanitario.
6% Nunca.
Drogadicción, otro grave problema.
Afecta directamente a quien consume drogas pero también
indirectamente a las personas que lo rodean (familia, pareja,
hijos). Esta adicción daña a los hijos de diferentes maneras,
ocasiona desde problemas congénitos, hasta problemas de
bullying dentro y fuera de los planteles educativos.
No porque un miembro sea adicto significa que toda la
familia lo será. No todos los miembros son responsables de
que se continúe con esta situación, porque cómo ayudas a
aquel que no quiere ser ayudado. No a todos los miembros
del núcleo familiar les va a repercutir en su salud física, pero
sí en la salud psico-social.
La familia no es ajena a discusiones, conflictos, paranoia
ocasionada por uno de sus miembros. En el caso de que
los padres sean drogadictos, los hijos son los menos
responsables o culpables de que esto suceda, pero
curiosamente la mayoría de las veces, son quienes más
responsabilidad adquieren para buscar ayuda o ver la forma
de solucionar la situación.
Se dice que los niños son una esponja y repiten
inocentemente lo que escuchan de los adultos, sin saber la
mayoría de las veces de lo que se está hablando; por eso son
víctimas de la ira y del enojo, ya que reciben burlas e insultos
por parte de algunos compañeros debido a la adicción de
sus padres.
Día a día se presentan muchos tipos de bullying,
discriminación, burlas, maltrato verbal y en varios casos
desde la infancia hasta la adolescencia, lamentablemente
esto ha llegado hasta depresiones y fatales desenlaces
como los suicidios.
La mayor parte de estos insultos viene de estereotipos
marcados por la sociedad que muestran una imagen
distorsionada de la realidad.
Independientemente del lugar, origen, cultura, creencias,
historia, etc. se puede decir que todas las sociedades
están estereotipadas; entonces, si no se van eliminando
estos roles y paradigmas, seguirán existiendo el bullying, la
discriminación, los insultos, las burlas; es muy triste que la
mayoría de las veces estas conductas deriven de niños de la
“alta sociedad” hacia niños de “bajos recursos”.
El área de la salud debe asumir un papel muy importante
en este tipo de problemáticas, ya que se debe trabajar
también en aspectos psicológicos cuando se presentan
enfermedades y toxicologías como el VIH Sida y la
drogadicción, porque se debe atender y procurar la salud
física y mental a nivel familiar; tener un diagnóstico y dar
el tratamiento adecuado a personas de acuerdo al tipo de
enfermedad y/o adicción que presente.
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