sábado, mayo 06, 2017

José Velázquez, de albañil a fotógrafo de presidentes

Por: Eduardo Castellanos

Pudo haber sido un experimentado albañil, pero sólo llegó a ser media cuchara. Dejó la cal, la mezcla y el ladrillo por una cámara. Decidió que viviría de captar momentos con una lente. La decisión no fue errada. José Velázquez descubrió una forma de vivir haciendo fotos.
En una comunidad global en donde las nuevas tecnologías permiten hacer cientos de fotografías desde un dispositivo móvil, aun sobrevive un local en el número 55 de la calle Mapelo en Tepatitlán, en donde para sobrevivir el fotógrafo y dueño del negocio tuvo que diversificar su mercado. 
En foto estudio Velázquez hay fotos en blanco y negro o a color. Tamaños Infantil, credencial, postal, diploma o título, ocho por diez, estos son sólo algunos de los formatos testigos del paso del tiempo. 
En el negocio se conservan fotos viejas y recientes, una conmemorativa del centenario del lugar en donde surgió el famoso “Corrido de los Pérez”. Antiguos escenarios falsos que fueron reemplazados por una tela blanca indispensable para hacer fotomontajes. 
José “El fotógrafo” es el dueño del negocio. José Velázquez Luevanos, nació en el rancho San Agustín, municipio de Tototlán. Llegó a Tepa cuando tenía ocho años. Antes de dedicarse a la fotografía probó suerte como albañil, sin embargo, el trabajo “en la obra” dejaba con hambre los estómagos y vacíos los bolsillos y los sueños. 
“Antes de ser fotógrafo me gustaba la albañileada, siempre me gustó mucho desde niño, logré ser media cuchara, pero cuando tenía como 17 años se presentó la oportunidad de las fotos y hasta la fecha es lo que hago”. 
“Mi vida de sufrir fue antes de ser fotógrafo, renegaba y batallaba para vivir. No había trabajo y mal comíamos. Ganaba uno $4.00 pesos en la albañileada; para mí era muy difícil. Cuando comencé con la fotografía ganaba $7.00 u $8.00 pesos, ya de ahí pa´aca se me quitó el hambre por decirlo de alguna manera. Gracias a Dios pude sacar a mis hijos adelante”. Eran pocas las personas que contaban con una cámara fotográfica, gente de alto poder adquisitivo eran los únicos que tenían un aparato, incluso se daban el lujo de cambiarlos cuando salía al mercado una nueva versión. 
Don José empezó a trabajar como fotógrafo en los años sesenta, cuando unos jóvenes michoacanos se acercaron a él para enseñarle el arte de hacer fotos. Era la época en donde capturar imágenes era casi una odisea, para algunos: brujería. 
“Llevo de fotógrafo desde 1963, en aquellos tiempos era muy difícil para ser fotógrafo, porque no había cámaras, no había flash, tenías que medir la distancia, poner velocidad, poner el diafragma, medir la luz. Era un show para tomar una foto. Era muy difícil manejar una cámara. No cualquier hombre tomaba una”.Después de un año de haber iniciado en la fotografía, José conoció el flash. Eran los mimos años en que según el fotógrafo de la calle Mapelo, la gente veía a los trabajadores de la cámara como seres de otros mundos, por el simple hecho de hacer fotos. 

“Era tanto el susto que a los niños les querías tomar una foto y corrían. Les decías: mira mijo te vamos a tomar una foto. No había quien los alcanzara. No era usual lo de las fotos”. 
Don José está por cumplir 75 años de edad. Padece diabetes mellitus. Hace más de 30 años perdió un ojo cuando una munición en la cacería le rosó el globo ocular. Padre de 17 hijos. La hija menor y una nieta le ayudan atendiendo el local. 
El tres veces fotógrafo de la Presidencia Municipal. 
Entre recortes de la desaparecida revista “Tierra roja”, Velázquez conserva y presume una imagen de su autoría: un sacerdote y el ex alcalde José de Jesús González Martín. La imagen logró captarla mientras se desempeñaba como fotógrafo oficial del Gobierno Municipal. Fue en los tiempos en que no existían las oficinas de comunicación social. 
“Cuando el Doctor Chuy (José de Jesús González Martín) fue presidente yo fui su fotógrafo; cuando Jesús Muñoz yo fui su fotógrafo; cuando Abelardo de Loza yo fui su fotógrafo. Estuve muchos años como fotógrafo en la presidencia. Durante tres periodos o nueve años me dieron chanza de hacer mi trabajo, pero yo estaba al pendiente de lo que pasaba ahí (en la presidencia). 
“Don Jesús (González) me decía el artista, ¡artista vente para acá! ¡artista vamos para allá! me decía. Yo anduve en su campaña, me trató muy bien”. “En giras que tenían me hablaban y me llevaban. Iba y me reportaba todas las mañanas, les decía: ¿A dónde vamos a ir? A veces nos íbamos a Tecomatlán, a la Capilla, al Valle, a Mezcala, así siempre andábamos de gira. Yo me sentía muy a gusto porque llegabas y te recibía la gente, te daban de tomar, de comer de lo mejorcito. Siempre al lado del presidente, ¡imagínate que sentías! 
“Mucha gente me preguntaba en aquellos años: ¿Oye José que nos van a hacer un camino aquí? Yo les decía: no nomás un camino, ya les vamos a hacer un pozo y la carretera. ¿Oye y el puente para pasar el arroyo?, también el puente para pasar el arroyo, les decía yo, nunca les decía que no. 
Políticos y líderes sindicales fueron retratados por José “El fotógrafo” en el periodo en que se ganó el mote. Caminó al lado de personajes importantes de la vida política de la época. Velázquez también sirvió de escolta. No sólo sabía disparar la lente de la cámara, podía hacer lo mismo con un arma de fuego. 
“En ese entonces andaba la Prieta Aguirre también con nosotros, porque también fue política la señora, igual que otros señores que eran del sindicato de la CTM, pero pos ellos traían otros pensamientos de agarrar huesito, yo no, yo quería trabajar, yo era feliz tomando fotos”. 
“Eran los tiempos en que todos podíamos traer armas, andábamos todos armados. Íbamos por delante para proteger al Presidente. Yo en ese tiempo fui muy feliz. Nueve años me aventé ahí, un buen retazo de mi vida. Desde entonces la gente me conoce como José el fotógrafo”. 
En el periodo 1971-1973 mientras trabajaba haciendo fotos para el Gobierno Municipal le fue otorgada una credencial de fotógrafo, con ella logró cruzar a los Estados Unidos. 
El fotógrafo callejero y las fotos de a peso 
José Velázquez aseguró ser el primer fotógrafo de Tepatitlán que trabajó por las calles enzacatadas, destruidas por las lluvias, sin pavimento; casi imposibles para caminarlas, avenidas de pocos coches y mucha pobreza. La miseria también fue captada una y mil veces por la lente de Don José. 
Fue en el tiempo en que vendían agua en burros o en pipas que, la que salía en la llave no servía para tomar porque era colorada, había que ponerle cal para que se asentara. La luz era poca, la que había era amarilla, iluminaba poco. 
El pueblo era pequeño y se cruzaba rápido, narró, Velázquez. El fotógrafo trabajó varios años en la calle. Por mucho tiempo su oficina fue el portal del extinto Cine Alteño. Bodas, bautizos, quince años y primeras comuniones en un flash. 
Era la época en que la falta de luz hacia casi imposible el oficio de ser fotógrafo en los templos. Las bodas se realizaban antes del alba y los casados, la mayoría de las veces preferían un cuadro pintado que contratar los servicios de la lente. 
“Era un show tomar fotos en los templos. Yo comencé a ir a los templos con lámparas de esas con las que hacen las carnitas, que calientan, ponías a sudar a la gente (ríe con una carcajada corta) solo así salían las fotos. Luego llegaron unas camaritas con un cubo flash, luego una torrecita de flash, pero a veces hacían mal contacto y ¡pas! Volaban papeles para todos lados y la gente decía: ¡ya quebraron la cámara los novios!, entonces pos a uno le daba vergüenza”. 
“En otra época, cada foto que tomabas era un foco el que gastabas. Al tomar la foto se quemaba el foco. Tenías que traer una bolsa para focos nuevos y focos quemados, ni modo de tirarlos en el templo. Era un show, también te divertías y la gente te admiraba”. 
La falta de centros de revelado en la ciudad hacía más caro el costo de ser fotógrafo, a Velázquez al igual que a los fotógrafos de la época, también les tocó viajar a la capital del estado a revelar sus rollos en todos los formatos. Los trabajos se entregaban una o dos semanas después de haberlos llevado a imprimir. 
Cuando todo se volvió un montaje 
Desde hace más de una década en foto estudio Velázquez se tomó la opción de cambiar los fondos de falsos jardines por una tela blanca, que les ha dado la oportunidad de gracias al photoshop de elegir entre miles de fondos para adornar la imagen de quien requiera algún retoque o efecto especial para sus fotografías. Una nieta de Don José es quien realiza la titánica labor de embellecer las fotos. 
“Eso acaba de salir, no tiene mucho, esos japoneses no dejan orilla. Tan solo con el celular que ya puedan ver cuando estás hablando, es lo mismo en la fotografía”. 
“Llevamos más de diez años haciendo fotomontajes. Ya nomás tomamos las fotos en la manta blanca y hacemos los fotomontajes y usamos una cosa que se llama fotoshop. Ya ahora a las fotos las haces casi hablar con tantos avances que hay. Ahora si como dicen por ahí los cholos: ¡es una chingonería! Ya todo está muy avanzado y lo que nos espera. Esos japoneses no dejan orilla. Tan solo con el celular que ya hasta te pueden ver cuando estás hablando, es lo mismo en la fotografía”. 
A José Velázquez Luevanos se le puede ver en bautizos comunitarios, bodas, quince años y primeras comuniones. Compite con los amigos y familiares, que con teléfono en mano hacen foto, video y hasta transmiten en vivo en las redes sociales. Sin importar los avances tecnológicos que han mermado el negocio, José “el Fotógrafo” continuará capturando los mejores momentos, las mejores sonrisas.

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