sábado, mayo 06, 2017

No desviar la mirada a la cruda realidad

Es lamentable que a pesar de conocer la realidad cotidiana, muchas personas desvían su mirada a situaciones que se viven día con día en todas las ciudades del país y también en las comunidades rurales; cada día aumentan los niños y jóvenes que se dedican a robar o que incurren en algún tipo de delito. No se necesita mucho para deducir que principalmente esto se debe a la falta de empleo y pobreza en que viven, pero a la sociedad resulta mucho más fácil y práctico juzgarlos o tacharlos de delincuentes sin futuro. 
Un gran porcentaje de estos niños o adolescentes son obligados a delinquir por sus propios padres o tutores, para obtener lo necesario y algo más; así de manera sencilla con el menor esfuerzo, buscan salir de la miseria. 
¿Pero serán realmente ellos culpables de esa vida? ¿Qué hacemos nosotros como sociedad? ¿Podrían ellos tener un futuro próspero si salieran del círculo vicioso en el que van cayendo conforme aumentan su edad? 
Si un joven, que se ha dedicado a robar, le pide trabajo en su empresa o negocio, ¿se lo daría? La mayoría, por no decir que todos, le diría que NO. Suena cruel pero es la cruda realidad, es impensable tener a un delincuente en la empresa o negocio propio porque podría manchar la reputación de la misma y la de su trabajo, al menos esa imagen es la que tendría la sociedad. 
Un alto porcentaje de niños o jóvenes con antecedentes penales sufrieron o siguen sufriendo violencia intrafamiliar o callejera porque sólo algunos tienen lo más parecido a una familia, hay miles de niños que viven en la vía pública. Pero no es la única problemática en que pueden caer estos pequeños, se exponen a otros graves riesgos como drogadicción, abuso sexual, explotación laboral, etc. 
La violencia se ha convertido en una forma muy común de vida no sólo en los niños de la calle o en los delincuentes, también en las mujeres (jóvenes y adultas) ellas viven dramáticas historias de maltrato por parte de familiares o cónyuges. 
Uno se puede dar cuenta de mujeres víctimas de violencia y acoso, pero lo único que hacemos, es mantener vivos los paradigmas que la misma sociedad ha creado: “Si te pega es porque te ama”, “si no te cela no te quiere”, “si te toca un hombre borracho o golpeador te tienes que aguantar”… 
¡Por favor! Estamos en pleno siglo XXI y seguimos con este tipo de ‘creencias’. Deberíamos ser más inteligentes, apoyar los derechos y la equidad de género pero si alguien nos pide ayuda, le sacamos la vuelta para evitar caer en problemas. Entonces, ¿Qué es lo que estamos haciendo como sociedad? 
Es muy complicado tratar de hablar sólo de un problema a la vez, ya que estos problemas se relacionan entre sí; una lleva a la otra y se abre un camino muy largo y enredado en el cual se llega a un punto donde ya no se encuentra la salida. 
Se considera que la solución a estos problemas no son exterminios, masacres o sometimiento físico, sino más bien el fomento de valores, la práctica de ética o conducta moralmente buena, no sólo para tener una buena imagen ante las demás personas sino para que, cuando se tenga una vida mejor, se asuma esa responsabilidad; pero, mientras eso ocurre, no hay que esquivar la mirada a esa cruda realidad.

Por: Adriana López Conchas
2º semestre de Lic. en Administración
Materia: Universidad y Siglo XXI
Centro Universitario de Los Altos, UdeG
Profesor-asesor, Mtro. Pablo Huerta Gaytán
Correo: phuerta@cualtos.udg.mx

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