Es lamentable que a pesar de conocer la realidad
cotidiana, muchas personas desvían su mirada a
situaciones que se viven día con día en todas las ciudades
del país y también en las comunidades rurales; cada día
aumentan los niños y jóvenes que se dedican a robar o
que incurren en algún tipo de delito. No se necesita mucho
para deducir que principalmente esto se debe a la falta
de empleo y pobreza en que viven, pero a la sociedad
resulta mucho más fácil y práctico juzgarlos o tacharlos de
delincuentes sin futuro.
Un gran porcentaje de estos niños o adolescentes son
obligados a delinquir por sus propios padres o tutores,
para obtener lo necesario y algo más; así de manera
sencilla con el menor esfuerzo, buscan salir de la miseria.
¿Pero serán realmente ellos culpables de esa vida?
¿Qué hacemos nosotros como sociedad? ¿Podrían ellos
tener un futuro próspero si salieran del círculo vicioso en el
que van cayendo conforme aumentan su edad?
Si un joven, que se ha dedicado a robar, le pide trabajo
en su empresa o negocio, ¿se lo daría? La mayoría, por
no decir que todos, le diría que NO. Suena cruel pero es
la cruda realidad, es impensable tener a un delincuente
en la empresa o negocio propio porque podría manchar la
reputación de la misma y la de su trabajo, al menos esa
imagen es la que tendría la sociedad.
Un alto porcentaje de niños o jóvenes con antecedentes
penales sufrieron o siguen sufriendo violencia intrafamiliar
o callejera porque sólo algunos tienen lo más parecido a
una familia, hay miles de niños que viven en la vía pública.
Pero no es la única problemática en que pueden caer
estos pequeños, se exponen a otros graves riesgos como
drogadicción, abuso sexual, explotación laboral, etc.
La violencia se ha convertido en una forma muy
común de vida no sólo en los niños de la calle o en los
delincuentes, también en las mujeres (jóvenes y adultas)
ellas viven dramáticas historias de maltrato por parte de
familiares o cónyuges.
Uno se puede dar cuenta de mujeres víctimas de
violencia y acoso, pero lo único que hacemos, es mantener
vivos los paradigmas que la misma sociedad ha creado:
“Si te pega es porque te ama”, “si no te cela no te quiere”,
“si te toca un hombre borracho o golpeador te tienes que
aguantar”…
¡Por favor! Estamos en pleno siglo XXI y seguimos con
este tipo de ‘creencias’. Deberíamos ser más inteligentes,
apoyar los derechos y la equidad de género pero si alguien
nos pide ayuda, le sacamos la vuelta para evitar caer en
problemas. Entonces, ¿Qué es lo que estamos haciendo
como sociedad?
Es muy complicado tratar de hablar sólo de un
problema a la vez, ya que estos problemas se relacionan
entre sí; una lleva a la otra y se abre un camino muy largo
y enredado en el cual se llega a un punto donde ya no se
encuentra la salida.
Se considera que la solución a estos problemas no son
exterminios, masacres o sometimiento físico, sino más
bien el fomento de valores, la práctica de ética o conducta
moralmente buena, no sólo para tener una buena imagen
ante las demás personas sino para que, cuando se tenga
una vida mejor, se asuma esa responsabilidad; pero,
mientras eso ocurre, no hay que esquivar la mirada a esa
cruda realidad.
Por: Adriana López Conchas
2º semestre de Lic. en Administración
Materia: Universidad y Siglo XXI
Centro Universitario de Los Altos, UdeG
Profesor-asesor, Mtro. Pablo Huerta Gaytán
Correo: phuerta@cualtos.udg.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario