miércoles, julio 05, 2017

Puede ser otro

Por José Alvarado Montes

Desde siempre he escuchado los deseos vehementes de muchos paisanos que por años han radicado
en Estados Unidos. El deseo de volver a su pueblo y encontrarse con su gente, con sus recuerdos, con lo que más quieren y morir en donde nacieron. La gran mayoría no lo logra.
Nací en el lugar donde se venera una imagen con gran fama de milagrosa que preside en el altar mayor de su Catedral Basílica, sin embargo a mi parecer el pueblo por ella escogido no ha podido o no ha querido corresponder a lo mucho que le ha dado y así lo he escrito: 
San Juan puede ser otro 
Cuando el amor lo trasfigure 
Si el amor se va y no vuelve 
La ciudad cargara con su otoño 
Le quedaría solo el duelo 
Y el recuerdo del amor perdido. 
En 1669 una de las primeras fuentes de nuestra historia escribió: “Estando esta Señora en un lugar tan incómodo que ni aun hospedaje puede tener, con tanta falta de bastimentos y de lo más necesario, vienen con tantas incomodidades desde México, Puebla, San Luis Potosí, Zacatecas, Guanajuato, Guadalajara, Sombrerete y de todas las demás partes, de los reinos de Nueva España y de Nueva Galicia sin que les traiga otro motivo más que la devoción de esta Sagrada Imagen, sin reparar en lo incomodo del lugar y viniendo muchas leguas a pie y algunas veces descalzos en tanta cantidad y tan a tropel que vienen bajando por las lomas y los cerros que rodean a este Santo Lugar que parece que se han despoblado las ciudades”. 
El Santuario construyó una casa, de la que tengo poca información, para que se alojaran los peregrinos. En 1767 fue construido otro edificio más grande donde se hospedaban cuando llegaban los señores obispos en sus visitas pastorales y los mayordomos encargados de costear la fiesta titular de la Virgen. El Capellán Mayor Don Vicente Ferrer de Cuellar y González fue un incansable trabajador en las obras que faltaban al Santuario, entre ellas deja terminada la torre del lado norte. El 24 de Octubre de 1784 dio comienzo al llamado Mesón de la Virgen, ahora Escuela Rita Pérez, ya que murió un año después. El trabajo lo continuaron los capellanes que siguieron. Es una sólida construcción de dos pisos. En 1798 el Padre y Bachiller don Ignacio Cervantes le aumentó un tercer piso, mas este no fue muy satisfactorio ya que se tuvo que demoler por temor a que se derrumbase. Se trajo un perito que recomendó algunos refuerzos que no se ejecutaron. Este piso fue demolido después de que termin La Guerra de Independencia. 
Hubo también otras construcciones importantes que perduran hasta la fecha. El Puente Grande, como otros pocos edificios Coloniales que aún quedan en la ciudad, ha sido maltratado por el tiempo y abandonado por todos, como si cumpliera una condena, sin importar sus años de servicio y su arquitectura, mas ahí sigue en pie, testigo de tiempos pasados y que hoy parecen ajenos a la ciudadanía que cierra ojos y oídos y que no hay conciencia para pedir su reconstrucción. 
Historiadores pasados señalaron que la construcción de éste se había hecho con dinero del Santuario, mas el estudio de otros documentos aclara su construcción. El martes 15 de Julio de 1779 el Alcalde Mayor de Santa María de los Lagos, Francisco Javier de Arriola y demás miembros de su cabildo convocaron a los vecinos de Lagos y San Juan entre ellos a Don José María Pérez Franco Para tratar asuntos concernientes a la construcción de sendos puentes en estas poblaciones. Las negociaciones siguieron resolviendo los contratiempos que se interpusieron y después de años el resultado fue la construcción de los puentes de Lagos, San Juan y Puente Grande y aún siguen en servicio. 
Recuerdo el Río San Juan con sus orillas arboladas de altísimos álamos, carrizales y diferentes especies de plantas medicinales, venenosas y de ornato, sus aguas con una abundante fauna acuática y aves propias del río, patos, garzas, gallaretas etc. En sus grandes crecientes chicos y grandes demostraban cruzándolo sus habilidades de buenos nadadores aunque muchos murieron ahogados, en época de verano se hacían paseos a las huertas y se amenizaban por diferentes conjuntos musicales, sus grandes playas de arena se convertían en canchas de juego predominando el beis- bol ahora de aquel majestuoso rio lo han aterrado y lo han convertido en un hilo pestilente de aguas negras. 
San Juan puede ser otro 
Cuando el amor lo transfigure 
Si al amor se va y no vuelve 
La ciudad cargara con su otoño 
Le quedaría solo el duelo 
Y el recuerdo del amor perdido 
SAN JUAN PUEDE SER OTRO………CUANDO EL………….

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