(Historia Real)
El príncipe era hijo del Rey Más Sabio, y como es bien
sabido: el destino natural de todo príncipe es heredar el
reino de su padre y gobernar en su nombre y en el propio.
El Rey, en su sabiduría creyó conveniente preparar a su
hijo para gobernar, antes que soltarle el mando de su
reino sin preparación previa: era la única forma de lograr
que en el día de mañana, el príncipe fuera un gobernante
sabio y prudente. Así que, en otra parte de su dominio,
creó una ciudad alterna a su reino, donde más de sus
súbditos estudiarían también.
El príncipe se fue a vivir a ese lugar y ahí empezó
su preparación. Vivía como una persona común y todos
lo trataban como a cualquier compañero, pues nadie sabía que él
fuera el príncipe. Su vida era bastante normal, tan común como
la de cualquiera, y le pasaba como a todos, que a veces se nos
figura que los otros tienen una vida más interesante, o más exitosa,
y como todos, algún vez llegó a envidiar las situaciones que otros
vivían y creer que él era quizá la persona menos interesante de
todas. Así pues sucedió que con el paso del tiempo y el batallar de
la vida cotidiana, al mismo príncipe se le olvidó su alta alcurnia, y
llegó a creer que era una persona común y corriente.
Un día, el príncipe empezó a sentir que la vida era muy difícil
de vivir, y como él no se acordaba que era un príncipe y que estaba
lejos de su casa sólo porque se estaba preparando para reinar,
empezó a preguntarse, sobre cuál era la razón de vivir, sobre qué
caso tenía estar viviendo esa vida que a él le parecía miserable y
sin sentido; y hasta en eso, su cotidianidad era como la de toda la
gente.
El rey estaba siempre al pendiente de que el príncipe tuviera lo
necesario para vivir, pero no más que los demás, pues quería que
su vida fuera lo más normal posible; pero el príncipe sentía que era
pobre, a veces se sentía más pobre que los demás. Pero sobre todo,
lo que más le angustiaba era el sentir que su sufrimiento no tenía
sentido y se empezó a preguntar sobre la razón de vivir, de estudiar,
de trabajar, y de ser; y desde luego, por más que le buscaba, no le
hallaba la punta a la hebra, y cada vez estaba más confundido en
lo que respecta a las preguntas que todos nos hemos hecho alguna
vez, si somos entes pensantes: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A
dónde voy? ¿Cuál es mi razón de ser y de vivir?
Un día que estaba muy triste le llegó un mensajero de su Padre
que le decía una Buena Nueva: Le recordaba que él no era cualquier
persona, que era el hijo del Rey Más Rico, Poderoso y Sabio: y por
tanto, su heredero; que al contrario de lo que a veces él sentía,
su Padre nunca lo había olvidado, sino que siempre había estado
al pendiente de él, y que el tipo de vida que había vivido, no era
producto de la casualidad, sino específicamente diseñado así, para
lograr que el príncipe adquiriera las virtudes que su Sabio Padre
creía necesarias para él; que todas las personas que le habían
estado aconsejando en diferentes momentos, eran sus enviados;
que los que le habían dado de comer y los que habían visto que
tuviera lo necesario, también eran
servidores de su Padre y que por
orden de Él actuaban.
Y entonces el príncipe se dio
cuenta de que en realidad, durante
toda su vida, cuando se sentía más
solo o más necesitado, siempre
había habido alguien que de forma
providencial lo había cuidado
o socorrido; y entendió que
efectivamente, siempre su Padre
había estado al pendiente de él,
aunque lo hacía, no en persona
física, sino con la apariencia de
servidores que Él le había estado
enviado siempre.
Obviamente, el príncipe no se la podía creer. ¿Cómo, si toda
la vida había creído que era una persona común y corriente, de
repente alguien le salía con la Buena Nueva que era un personaje
de sangre real, que no era un tipo mediocre y pobre, sino un rico
heredero y no cualquier rico, sino el hijo del Hombre Más Rico y
que había todo un reino esperando para ser gobernado por él, en
cuanto terminara su preparación?
Tardó en darse cuenta y aceptarlo, pero sí; el sentido y la razón
de su vida enfadosa y llena de trabajos; no era otro más de que: él
se estaba preparando para gobernar junto con su Padre, un reino
rico y maravilloso, y allá lo esperaban con ansia, de que pronto
terminara su preparación para que volviera a su heredad. (quizá
con más deseo vehemente de verlo llegar, que lo que él nunca
podría imaginarse.) Desde esa lógica, nada de lo que hiciera o
tuviera aquí, tendría otro sentido más que el de prepararlo para su
vida verdadera, de la que había salido y a la que volvería.
Fin
P.D. Como aclaramos desde el título, esta es una Historia Real;
y lo es doblemente real: primero porque sucede en la realeza,
y segundo porque sí sucede en la vida real. Queda al lector
aprovechar sus muchos conocimientos y responderse a sí mismo:
¿En que país sucede?
¿En qué tiempo?
¿Quién es el Rey?
¿Quién es el príncipe?
Claves para Respuestas: Si para alguna de las preguntas
no encuentra respuesta, ésta se puede encontrar en la Santa
Biblia. Si no encuentra usted por sí mismo las contestaciones
a ellas, hay muchas personas de diferentes religiones que
gustosamente le querrán ayudar.
Ayuda extra: El que está leyendo, es el príncipe o la princesa.
Javier Contreras
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