El Ivolginsky Datsan, un templo budista
cercano a las orillas del lago Baikal, en Siberia,
generó muchas noticias hace 10 años cuando
exhumaron el cuerpo del lama Dashi-Dorzho
Itigilov, aún sin descomponer.
“Según lo que nos han dicho a través del
tiempo, Itigilov nació en 1852”, dijo su familiar
Yanzhima Vasilieva. “Él fue el líder de los budistas
rusos, estudiantes, políticos y doctores. Este
año cumple 160 años. Sin embargo, ahora está
con nosotros de nuevo, como una persona viva.
Presta muchos servicios y conoce a infinidad de
personas de todo el mundo”, añadió.
En 1927, a la edad de 75 años, Dashi-Dorzho
Itigilov reunió a sus discípulos y les pidió que
recitaran oraciones para acompañar su muerte.
Los estudiantes se negaron. Luego Itigilov
empezó a leer y murió.
Según su último deseo, fue enterrado en una caja
de pino en la posición del loto y sepultado en una villa
ancestral.
“Siempre escuché historias sobre él, de familiares,
pero era retratado como Vladimir Lenin en el mausoleo:
embalsamado y sin órganos internos”, recordó Vasilieva.
“Sólo después me enteré de que su sarcófago fue
abierto dos veces, en 1955 y 1973. No había signos de
descomposición, pero lo escondimos bajo tierra, por
miedo a los comunistas, a una profundidad cercana a
tres metros. Hace una década el cuerpo fue finalmente
desenterrado”, agregó.
La exhumación se llevó a cabo en presencia de
expertos forenses.
Los patólogos tenían la seguridad de que el cuerpo
se convertiría en cenizas en un par de días.
Usualmente, con los cambios bruscos de clima
tendrían que haberse producido modificaciones. Pero
con Itigilov no pasó nada: “Dos años después de la
exhumación de la Universidad Estatal de Humanidades
de Rusia se realizó un estudio bioquímico del cabello,
piel y uñas”, aseguró Vasilieva.
“Los análisis no revelaron nada en los tejidos de sus
órganos que lo distinguieran de un hombre vivo”, añadió.
“Como budistas creemos que está vivo, sólo que
permanece en un estado de meditación profunda, un
estado profundo de nirvana”, concluyó Vasilieva.
“Siempre está de un humor diferente”, dijo el lama
local Zhalsan Nikolaev.
Ocho veces al año, durante las fiestas más
importantes de los budistas, Itigilov es exhibido al público.
“Un grupo del Ministerio de Educación, por ejemplo,
pensó que Itigilov guiñó el ojo y movió la rodilla”, señala
un monje. Cuando el presidente Dmitry Medvedev hizo
su visita, se quedó sólo durante 15 minutos con él. La
cita sucedió en completo silencio y dejó al mandatario
muy pensativo.
Itigilov::Nació en 1852 en Ivolginsky.
Estudió en el templo de Aninsky. En 1898 se enroló
como un lama común. En 1911 fue elegido líder del
templo de Ivolginsky, el centro principal del budismo ruso.
En su última voluntad, Itigilov pidió a sus descendientes
que exhumaran su ataúd 75 años después. El 10 de
septiembre de 2002 el cuerpo fue desenterrado por sus
discípulos.
“Lo untamos con aceite de cedro”, dijo el lama
Zhalsan Nikolaev, jefe del templo. “Durante 75 años,
Itigilov permaneció en una caja de cedro. Durante los
días feriados, suda bastante por la cantidad de trabajo,
dando su energía curativa a las personas”.
La temperatura en la habitación es medida a diario
con un termómetro especial. En días ordinarios es de 22
a 24 grados centígrados y durante el servicio sube hasta
35 grados. Los científicos locales calculan que Itigilov
realizó un cuarto estado de muerte.
“Pruebas con rayos infrarrojos muestran que las
fracciones de proteínas dan una apariencia de vida
similar a las muestras que tomamos de nuestros
empleados”, dijo Viktor Zvyagin, del Russian Institute of
Forensics
No hay comentarios.:
Publicar un comentario