sábado, septiembre 09, 2017

Síndrome del niño maltratado o síndrome de Kempe

Hoy hablaremos de un tema de mucha actualidad y sobre todo de enorme relevancia como los son los niños, dada su vulnerabilidad y su riesgo a sufrir algún tipo de daño, dígase no solo abandono, sino lesiones e incluso homicidios. 
El concepto del síndrome niño maltratado (SNM) ha sufrido notables cambios en los últimos tiempos, por lo que desde el punto de vista objetivo tomaremos como definición la que al respecto establece la Organización Mundial de la Salud (OMS) que señala: 
“Es toda forma de maltrato de maltrato físico y/o emocional, abuso sexual, abandono o trato negligente, explotación comercial o de otro tipo, de la que resulte un daño real o potencial para la salud, la supervivencia, el desarrollo o la dignidad del niño en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder” 
En Francia se conoce a ésta situación con el nombre de de “Síndrome de Tardieu Silverman” ó “Síndrome de I´enfantbattu”, y en la literatura Anglosajoma se utilizan los términos de “Battered child síndrome”, “Síndrome de Caffey”, “Síndrome de Kempe” y “Cinderella´s Syndrome”. 
Pero no solo deben considerar las hipótesis descritas en la conceptualización que hacen la Organización Mundial de la Salud, sino que también existen otros tipos de conductas que menoscaban o maltratan al menor, que podemos llamar bajo el título de “Crueldad en la infancia” y que se incluirían ahí la explotación del menor,, el ensañamiento terapéutico, los niños víctimas de acciones terroristas, las agresiones por motivos políticos, los niños soldados, los niños sicarios, los niños vendedores de droga, los niños que piden limosna para sus padres o familia, etc. 

FACTORES QUE PROVOCAN EL MALTRATO (ETIOPATOLOGIA) 
EN LA VICTIMA 
POR EDAD.- La mayor incidencia de las víctimas oscila entre los 2 y los 7 años y el punto más alto del maltrato ocurre entre los 3 y 5 años de edad (datos de estudio ACTIVA, Fournier y colaboradores 1999) 
POR SEXO.- Inicialmente se pensaba que la incidencia era mayor en varones, pero la realidad ha demostrada que existe casi una paridad de victimologia entre ambos sexos, con una muy ligera ventaja de los niños varones (Knight, 1977). 
OTRAS CIRCUNSTANCIAS.- La víctima de malos tratos es con frecuencia es el primer hijo, ya sea por ser un hijo no deseado, o bien por romper el precario estado económico de la pareja. 
A veces se trata de un niño adoptado que no reunió las expectativas de los padres adoptivos. 
Pueden ser causales los llamados “niños difíciles”, niños no deseados, niños prematuros, de bajo peso o niños con enfermedades crónicas, niños hiperactivos, etc. 
Los niños discapacitados con frecuencia son maltratados, dado que son irritables o por su capacidad diferente no realizan las funciones que los adultos esperan de ellos, lo que genera frustración o culpabilidad en sus padres, lo que los lleva al maltrato. 

EN EL AGRESOR: 
En el 80 o 90% de los casos los autores del maltrato son los propios padres de la víctima, normalmente son jóvenes incompetentes para asumir y desempeñar la paternidad (Caffey, 1972). 
En ocasiones nos encontramos que el hombre no sea el padre biológico del menor, sino que cohabita con la madre y aunque al principio es afectuoso, a la larga la relación se convierte en un triángulo emocional, con resentimientos y mal trato al menor. 
Se considera que el status social es un relevante factor, dado que el maltrato es más frecuente en ambientes socioeconómicos bajos, en familias monoparentales (sin el padre o sin la madre), familias numerosas en espacio reducido o bajo un aislamiento social (no amigos, no parientes). 
El desempleo también es un factor importante que afecta la relación intrahogar. 
Un factor detonante lo constituye el estado psicológico del agresor, dada su personalidad inestable, inadaptado la responsabilidad que lleva la paternidad. 
Otros factores que generan el maltrato de parte del adulto, es la situación de abuso de sustancias psicoactivas, o el hecho de haber sido educados en ambientes de promiscuidad sexual, o que fueron víctimas de tratos similares durante su infancia, por lo que han crecido en un falso concepto de la educación. 
De igual manera la falta de cuidado o de atención de parte del adulto hacia el menor constituye un maltrato hacia éste, independientemente de no ser una conducta deliberada, pero lo cierto es que se omite salvaguardar la salud, la seguridad y el bienestar del niño. Aunque hay ocasiones que la negligencia física no se limita solamente al abandono alimenticio y falta de higiene y atención médica del niño, sino también a la omisión de cuidados contra riesgos físicos (accidentes). De igual manera debe considerarse la negligencia nutricional, cuando en el supuesto no se le proporcionan los alimentos adecuados a su condición de niño y en su caso de tener alguna enfermedad o padecimiento que requiera una dieta especial, situaciones anteriores que ponen en un latente riesgo no solo su salud, sino su vida misma. 
Ahondando respecto a la falta de higiene como parte del maltrato de debe citar la presencia de parásitos, ulceraciones generadas por mala atención en bebes en zona de uso de pañal. 
Igualmente la falta de atención en los calendarios de vacunación, el agravamiento de padecimientos por falta de atención médica, dado que una enfermedad tratable, puede volverse crónica ante la falta de atención especializada. 
El maltrato emocional, constituido por castigos, advertencias o reprimendas verbales constantes, que golpean la mente del niño como si fuera una gota de agua que horada su psique y por lo intangible del daño es difícil su identificación, sin el auxilio de un especialista medico en la materia. 
Lo anterior se genera en ambientes carentes de cariño y afecto al niño, muestras muy necesarias para que el menor crezca en condiciones de de equilibrio moral y psicológico. 
Pero el maltrato no es exclusivo del seno familiar, también se encuentra en colegios, instituciones u hospitales, donde los niños frecuentemente se encuentran en ausencia de sus padres y son sometidos a tratos no solo violentos, sino degradantes y humillantes a su condición de vulnerabilidad, frases como “eres un tonto”, “no sirves para nada”, “nadie te quiere”, etc. Laceran la autoestima del menor con impactos permanentes sino son tratados por un especialista médico, generándose una patología emocional con trastornos de hiperactividad, trastornos del sueño, tartamudez y por supuesto bajo rendimiento escolar y quizás la presencia de un candidato a delincuente. 
Podemos encontrar niños con actitud de tristeza, apatía y temor, que evitan el contacto con sus maltratadores y reaccionan con actitudes defensivas y ocasionalmente presentan retraso en sus funciones motoras por estimulación insuficiente. 
Sucede en ocasiones el maltrato a menores para poder obtener confesiones de sus padres y más aún daños o violencia grave en su frágil persona por motivos políticos. 
Nuestra Legislación mexicana ha asumido una actitud activa, estableciendo diversas normas en pro de la protección del menor y castigando severamente a sus agresores, incluso a rango penal, sin embargo reiteramos que la solución no es tanto el castigo, sino la prevención, buscar la preparación, la terapia preventiva de los padres ó quién tenga la custodia o patria potestad del menor, lo que evitaría el daño, que a posterioridad es difícil de reparar. Estrategias como Las escuelas de padres, las convivencias con fines motivaciones, de información o de cultura en el trato al menor serían ideales. 
Nuestro País requiere hombres sanos y para lograrlo debemos cuidar desde la infancia su formación. 
Las conductas antisociales (delitos) son generados generalmente por gente baja de valores, de autoestima, cargada de resentimiento, primeramente hacia sus agresores y después hacia todas las personas con que se relaciona, dado que tiene una capacidad de amar disminuida.

LIC. JOSÉ GUADALUPE LOMELI DE LA TORRE
Consulte: James R. Leadbeatter S: The forensic examination
of the infant and Young child. Current Diagnostic Pathology 2002.

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