Victoria Dorenlas, una mujer indígena que encarna
a la patria en la portada en los libros de texto gratuito
de Historia de México, nuevamente no existe para los
historiadores y redactores de la SEP, como tampoco
existió en 1959 en el gobierno de Adolfo López Mateos,
que fue el encargado de ponerlos gratuitamente -16
millones en aquel entonces- en circulación nacional.
Hasta ahora ninguno de los comentaristas críticos de
los nuevos textos de Historia de México han reparado
en este detalle histórico o pedagógico. Los libros que
recuperan en la portada la imagen de Victoria Dorenlas,
omiten todo dato biográfico acerca de ella.
En el decreto expedido el 12 de febrero de 1959 por
López Mateos, en la página 7 se da crédito únicamente
al autor de la cubierta, el pintor muralista Jorge
González Camarena y una breve explicación: “Es la
reproducción de un cuadro que representa a la nación
mexicana avanzando al impulso de su historia y con
el triple empuje cultural-agrícola-industrial que le da el
pueblo”.
Victoria Dorenlas -según el investigador de la
UNAM, Antonio Luna Arroyo, autor del libro Jorge
González Camarena en la plástica mexicana, 1981-
siendo todavía adolescente, originaria de Tlaxco,
Tlaxcala, se casó con un pistolero al servicio de “un
notable político del estado de Hidalgo. A pesar de ser
casada, el pintor la cortejó insistentemente sin que
la mujer, de indescriptible belleza, respondiera a sus
requerimientos estéticos y sentimentales.
El esposo de Victoria Dorenlas murió en una refriega
y ella quedó viuda a los 19 años. Después de respetar
el luto de la hermosa indígena por 40 días, González
Camarena volvió a la carga. De aquí en adelante se
convierte en la modelo privilegiada y en la amante de
González Camarena, cuya imagen se internacionaliza
en el mural “Integración latinoamericana”, que el
artista pintó, por encargo del gobierno de Díaz Ordaz e
inspirado en el poema Canto General de Pablo Neruda,
en los interiores de la Universidad de Concepción, en
Chile.
La belleza sensual y el tipo indígena de Dorenlas, se
convirtieron en una obsesión del artista jaliscience. La
pintó y dibujó frenéticamente en óleos, tintas, estudios,
bocetos, retratos, murales, proyectos, carteles -de
hecho el de la portada del texto gratuito es uno de ellos
ellosque
se convirtieron en temas del muralismo oficial y la
propaganda gubernamental durante los sexenios de
López Mateos y Díaz Ordaz.
Su imagen se retiró de los libros de texto gratuitos
en 1972 y reaparece en los libros de Historia de México
en 1992 y nuevamente se omite toda referencia a este
personaje, emparentado con la bohemia artística de
México al lado de mujeres como Nahui Ollin, Frida
Khalo, Tina Modotti y otras compañeras de pintores
como el doctor Atl, Diego Rivera y Xavier Guerrero.
Victoria Dorenlas ahora sólo aparece en un recuadro
central.
Si las referencias concretas a personajes femeninos
en los libros de primaria son exiguas en los casos de
Sor Juana Inés de la Cruz, Josefa Ortiz de Domínguez
y Frida Khalo, aparece, eso sí, Blanca Estela Pavón,
la “chorreada”, al lado de Pedro Infante, y en el caso
de Victoria Dorenlas son inexistentes inclusive entre
las ocho mujeres que participaron en su redacción.
Actualmente se desconoce el paradero de Victoria
Dorenlas. En versiones no confirmadas por este
reportero, se dice que fue compañera de otro artista,
Cutberto Escalante, escultor, pintor y poeta, en la
vecina población de tlaxcalteca de San Martín Xaltocan,
a la que volvió después de algunas correrías parisinas,
para morir víctima del alcoholismo.
En su tierra natal, San Agustín Tlaxco, ninguna
persona pudo aportar datos sobre su destino.
Prácticamente desapareció sin dejar rastro. Ni siquiera
la abultada y lujosa obra de 16 volúmenes de la Historia
de Tlaxcala, patrocinada por la exgobernadora
Beatriz Paredes Rangel, Sin embargo, su figura fue
utilizada por el gobierno federal: cuando se conmemoró
el Quinto Centenario del encuentro de dos mundos,
siendo presidente Carlos Salinas de Gortari, en acto
solemne, canceló una serie postal en la que Victoria
Dorenlas aparece en uno de los timbres que forma la
serie intitulada “La cultura humana”. Se trata de “Las
razas y la cultura”, mural que se encuentra en el Museo
Nacional de Antropología e Historia de la ciudad de
México.
Victoria aparece centralmente, al lado de otras
mujeres pertenecientes a las distintas razas indígenas
en el mundo, completamente desnuda, con un tocado
en la cabeza. El timbre en ese entonces tuvo un
costo de 7,000 pesos y se vendió prácticamente a
coleccionistas
Artículo de Willebaldo Herrera: en, Revista Proceso,
Semanario de información y análisis, No. 827, 7 de
septiembre de 1992, Cisa Proceso, México, p. 11.
Mural Integración de América Latina.
“Presencia de América Latina, también conocido
como Integración de América Latina, es un mural
de 300 metros cuadrados, pintado en acrílico sobre
estuco áspero, por el artista mexicano Jorge González
Camarena entre noviembre de 1964 y abril de 1965. La
obra está ubicada en el vestíbulo de acceso de la Casa
del Arte de la Ciudad Universitaria de Concepción,
Chile, y su temática principal, de fuerte carácter
simbólico, es la unidad y fraternidad de las distintas
culturas latinoamericanas.
Fue declarado Monumento Histórico por el Decreto
147 del 30 de abril de 2009.
En 2010, fecha del bicentenario de Chile, la obra fue
reconocida bajo este estatus por el Gobierno de Chile,
situándose en la obra una placa que la destaca como
tal.”
El mural se pintaría a partir de la realización de un
modelo a escala, no solucionado del todo, y varias
partes se irían improvisando durante el proceso, bajo la
supervisión de Jorge González, pero también dejando
algunos rangos de libertad a los demás muralistas
mexicanos. El mural contendría, no obstante, muchos
rostros y cuerpos de mujer, que no debían ser tratados a
la ligera. Por ello, se escogió para trazar estas figuras a
la joven modelo mexicana Victoria Dorantes, originaria
de Tlaxcala, la cual poseía los finos rasgos indígenas
que Jorge González estaba buscando.
“Cuenta la versión más divulgada de esa historia,
que Victoria trabajaba en un bar en el que solían
reunirse, entre otros, el propio González Camarena, el
Dr. Atl y Diego Rivera.

“Olvídese. Si mi marido descubre que estoy posando
para usted, al día siguiente habría dos entierros. El
suyo y el mío“. Fueron, al parecer, las palabras con
las que Victoria intentó hacer desistir al pintor de sus
intenciones hacia ella. Explicándole asimismo cómo,
previo a alguna de las frecuentes ausencias de su
marido, éste llegó a descargar una pistola a los pies
de la atemorizada mujer, en señal de advertencia de
cualquier posible intento de infidelidad.
Finalmente, González Camarena advirtió un día
que en casa de Victoria había un velorio. Presintiendo
que aquel ser primitivo había ultimado a la mujer, el
pintor se acercó a tal escenario descubriendo con
asombro que el difunto era el violento marido de la
tlaxcalteca.
Lo demás ocurrió a manera de epílogo. Victoria
se convirtió en la Madre Patria para muchas
generaciones de mexicanos. Y, de paso, en la ilustre
amante de González Camarena durante muchos,
muchos años. Cuentan que ella estuvo luego viviendo
en París, y que a su regreso era una consumada
alcohólica que murió de justificada cirrosis hepática.”
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