Por Eduardo Castellanos
Noé Reyes es el autor de esta novela. Es egresado de la
Escuela de escritores SOGEM Guadalajara. La historia de
“polvos de marzo” inicia en un México post-revolucionario,
endeudado con Inglaterra, Francia, Estados Unidos y las
grandes petroleras. La nación no tiene recursos. El único
que tiene capital es el clero, Plutarco Elías Calles decide
quitárselo. La iglesia no se quedaría con los brazos cruzados
y tomará cartas para no perder sus riquezas e inicia un
conflicto que según el escritor nunca debió ser.
“Una guerra sin sentido, muy traicionera por parte de los
dos bandos, en los dos hubo traiciones horribles. Los que la
llevaron fue el pueblo”, dice el escritor.
Polvos de marzo es una novela que surgió por encargo
de la ya fallecida madre del autor, según Noé Reyes, entre
escritura, lecturas y relecturas la novela tardó ocho años en
ser concluida.
El también médico es coautor de las antologías de
cuentos De tanto contar III y De tanto contra IV. Es autor de
las novelas “Los amos del cielo” y “11-Lagartija”, esta última
publicada por la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco.
Publicó cuentos en el diario El informador.
En entrevista, el médico de descendencia tepatitlense,
habló sobre el proceso creativo Polvos de marzo.
¿Por qué tomar la guerra cristera como eje central en
la novela?
“La guerra Cristera es el pretexto para describir ese
conflicto que se vivió en Jalisco y otros estados, pero es
encontrarnos dos generaciones: una que es ´El pollo´ y la
otra su hijo que quiere ser sacerdote. Intentamos demostrar
que en una misma familia tenemos esas dos disyuntivas, las
dos formas de pensar que fueron las de muchas familias en
esa época de la no federal y la no cristera.
Es una historia
de Tolerancia y de amor a final de cuentas. Al final de la
novela hay esa palabrita que siempre nos mueve a los seres
humanos: Amor, aunque no estés de acuerdo, no te guste lo
que hace tu sangre, es tu sangre”.
“En torno al tema hay muchos mitos, ni están todos los
que son, ni son todos los que están, ni fueron tantos los
muertos en algunas ocasiones y ni fueron tan pocos en otras
ocasiones, ni fueron miles de muertos en la batalla que se
dio en Tepatitlán, ni son dos o tres como dicen en la batalla
de San Julián, ni tampoco sin unos cuantos niños los que
murieron en el descarrilamiento del tren de La Barca”.
¿En la novela aparecen dos tipos de narrador, uno
en primera persona y otro omnisciente (tercera persona)
por qué hacerlo de esta manera?
“Cuando escribimos historia, siempre como que le
echamos el verso en tercera persona, alejamos un poco
al lector de ese mundo, es algo que ya pasó y está muy
lejano y podemos irlo rescatando y aunque sea totalmente
omnisciente no deja de ser en tercera persona lejano, pero
el narrador personaje o primera persona te mete al mundo,
te explica su forma de pensar. Entonces hice los dos matices
para conseguir eso, que el lector se sienta dentro de la
novela”.
¿Es imparcial en los polvos de marzo?
Si, los personajes, los Barba que son muy católicos,
enamorados del Señor, tienen sus propias opiniones y
expresan su amor hacia Cristo y sus ideas, su religión. La
otra parte es ´El pollo´ un federal que es ateo y tiene la
misma forma de pensar contrario a los Barba, él se aferra
a sus ideales y piensa que la Iglesia es lo peor que hay en
este mundo.
¿Puede un médico ser escritor?
“Si, si puede. Hay muchos ejemplos a través de la
historia de médicos escritores. Es difícil, tienes que ser muy
apasionado, debe apasionarte la escritura. No es nada más
me pongo a escribir y ya, en mi caso me lleve doce años
en la escuela de escritores en la SOGEM, de la mano de
la Maestra Martha Cerda. Han sido regañadas, jalones de
orejas, de vuelve a escribir este texto, esto no está bien”
Dices que admiras y lees a autores como William
Faulkner, Mario Vargas Llosa, Rómulo Gallegos, Juan
Rulfo, Fernando del Paso y Haruki Murakami ¿Consideras
a La lectura y la escritura como una forma de ejercitar la
creatividad?
“Si, mil veces, ese el orden. Cualquiera que se meta a
leer y empiece a escribir se va a dar cuenta que es un vicio
que no se llena. Es un vicio enorme, lees y cada vez lees
mejores novelas y cada día hay algo mejor que leer. Cuando
empiezas a escribir y te salen un par de oraciones bonitas
o llegadoras que a ti te gustan, se vuelve otro vicio, ya no
quieres parar”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario