Por Fátima Dávalos Salcido
El Portón de las leyendas
Las narrativas que se publican en esta sección, son productos de aprendizaje del curso-taller
“Expresión Oral y Escrita”, impartido por el Mtro. Pablo Huerta Gaytán. Fueron redactadas por
alumnos de primer semestre de la Licenciatura en Negocios Internacionales, del Centro Universitario
de Los Altos, de la Universidad de Guadalajara.

Cuando me trasladé desde Zapotlanejo
a La Barca, para quedarme a
vivir en este acogedor lugar, mis
amigos y compañeros de clase,
me invitaban a conocer un famoso
museo conocido como “La Moreña”,
donde se realizan exposiciones de
pinturas contemporáneas de artistas
reconocidos a nivel nacional; también
allí se exponen conferencias y se
organizan eventos culturales.
Me parece un lugar hermoso por
los murales que allí se observan y por
la bellísima decoración de la época
colonial; es una joya arquitectónica de
la Ciénega, porque han de saber que
este museo, no es una finca cualquiera;
en realidad es una casa de las más
antiguas de la ciudad y perteneció
a Don Francisco Velarde a quien le
conocían como “El burro de oro” y es
sobre este personaje de quien trata la
leyenda que les contaré.
Nació en Guadalajara, hijo
primogénito de una pareja de
hacendados riquísimos, dueños de
casas y fincas que se encontraban
distribuidas por todo el estado de
Jalisco, eran personas de alta alcurnia
y de gran influencia política.
Velarde, a su paso entre
Guadalajara y sus vastas propiedades,
se hizo notable por sus elegantes
carruajes y gran escolta que siempre le
acompañaban, así como por su lujosa
ornamenta y forma de vestir. Su ‘tren de
vida’ era tan refinado como ostentoso.
Hizo plasmar los más bellos murales
al temple en pasillos y corredores,
utilizando temas mexicanísimos
realizados por Gerardo Suárez, el
más notable pintor local de esa época
(1855). Estas obras de arte son
muestra del buen gusto que tuvo, tanto
por lo mexicano, como por los muebles,
vajillas, espejos y candiles que fueron
traídos desde París.
Si como dicen las malas lenguas, “El
burro de oro” hubiera sido persona de
escasa cultura y gran presunción, nunca
hubiera ordenado realizar semejantes
obras de arte en todas sus casonas.
Esto sólo denota la falsedad de la
leyenda creada en torno a él, como un
ignorante e iletrado general imperialista
y “conservador” de escasa inteligencia
y gran fortuna en oro y plata, cuyos
sueños de gloria, según se decía, lo
llevaron a tener su propio regimiento
e invitar al Emperador Maximiliano, a
conocer sus vastos dominios, sueño
que por cierto nunca se le cumplió.
Cuentan que Francisco Velarde,
famoso hacendado jalisciense del siglo
XIX, mejor conocido como “El burro de
oro”, era tan rico que muchas veces
llegó a comprar mulas de sus propias
recuas, porque simplemente ignoraba
que fueran suyas. Este personaje
poseía una enorme hacienda en La
Barca, Jalisco, pero vivía en el centro
de Guadalajara, precisamente en el
Palacio que hoy ocupa el Congreso del
Estado.
El caso es que este acaudalado
caballero, en uno de sus frecuentes
viajes a Guadalajara se encontró con
una recua de cincuenta magníficas
mulas, todas ellas alazanas. Encantado
por aquel hermoso conjunto, se encaró
con el arriero y trató de comprarlas, más
el arriero, a pesar de las tentadoras
ofertas, se negaba a venderlas; molesto
Velarde, le preguntó por el dueño de las
mulas, a lo que el arriero contestó -“pos´
la mera verdá, mi amo, yo no sé cómo
se llama mi patrón, sólo sé decirle que
lo conocemos como El burro de oro”-,
lo que ocasionó una fuerte carcajada
del patrón y que el atribulado arriero
recibiera un montón de pesos.
Otro rumor que se cuenta de él,
es que sus casas tenían túneles
subterráneos, que conectaban sus
grandes propiedades hacendarias…
El trágico final que Velarde sufrió,
al ser objeto de una emboscada,
por el general Manuel Márquez
y a consecuencia de sus ideas
conservadoras; en ese tiempo Don
Benito Juárez y su gente leal del
partido liberal, enfrentaban una cruenta
ofensiva de los enemigos del pueblo.
Así, el opulento Don Francisco Velarde
fue ajusticiado un 14 de junio de 1867,
a la edad de 58 años, en Zamora,
Michoacán y se inició la leyenda.
Como ven, este adinerado
caballero fue conocido por su poder y
presuntamente postura conservadora.
Muchas de sus casas ahora pertenecen,
o son parte, de la historia de varias
ciudades del estado de Jalisco.
YO SOY MIGUEL VELARDE , NIETO DE CONCHO VELARDE , DESCENDIENTE DE PANCHO VELARDE ALIAS BURRO DE ORO . SALUDOS !!!
ResponderBorrarJajaja no mames, se ve que no conoces de historia y menos por decir pendejadas
BorrarSaludos amigo yo soy de la barca .me da gusto saber de un descendiente del famoso burro de oro ..
ResponderBorrarY quien fue ese "burro de oro"?
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