Por David Marcus Báez de la Mora
Aunque había varios
asaltantes, ninguno era tan
conocido como el mismísimo
‘Chivo’; este hombre así
apodado fue uno de los más
famosos, muchos versiones se dieron sobre su aspecto
y descripción física, pero todas diferentes, aunque hubo
algo en lo que todos estaban de acuerdo, él siempre vestía
de negro, usaba un paliacate color rojo para cubrir su
rostro, por eso nadie sabía cómo era su rostro realmente.
Los testigos o víctimas del ladrón, sólo llegaban a
ver sus ojos, los cuales se comparaban a dos pedazos
de carbón encendidos. La gente llegó a pensar que en
realidad no era un hombre sino el mismísimo demonio,
con un grupo de chamucos bajo su mando. No importaba
lo que las autoridades hicieran, este hombre siempre se
escapaba y el expediente de sus acusaciones seguía
creciendo con cada nuevo atraco que cometía.
‘El Chivo’ se llegó a enfrentar muchas veces
a las fuerzas del orden, pero por lo regular él prefería
desaparecer, antes de que ellos llegaran, se escapó varias
veces de la ley, hasta que un día un famoso juez y experto
rastreador, se dio a la tarea de encontrar a este infamo
sujeto. El juez de nombre Martín y Medio con otros dos
hombres empezaron la búsqueda, se creía que ‘el Chivo’
se escondía en algún lugar de la barranca ‘El Cocolizte’,
en la jurisdicción de Pegueros.
El juez y los otros dos hombres fueron a buscar aquel
posible escondite, no duraron mucho tiempo en la zona
para encontrar pistas que los llevaba hacia ese lugar que,
resultó ser una cueva ubicada en la ladera de la barranca.
Cuando los hombres iban
dispuestos a regresar con calma
a sus caballos, una lluvia de balas
comenzó a caerles encima.
Con sus acompañantes el
juez logró enfrentar al ‘Chivo’ y
a sus secuaces en fuerte batalla
durante largo tiempo, misma que
culminó cuando el juez utilizó un
pequeño barril con pólvora que
explotó en la entrada de la cueva,
matando a todos los que estaban
adentro. El juez volvió a la
cabecera municipal de Tepatitlán
con su misión cumplida y feliz por
haber hecho bien su trabajo. Todo
volvió a la tranquilidad; durante
mucho tiempo las rutas siguieron
seguras, ‘el Chivo’ sólo se volvió
historia y leyenda que durante mucho tiempo los abuelos
contaban a sus nietos.
Un día, un buscador de tesoros escuchó la historia
del ‘Chivo’, pensó que el dinero que había robado debía
estar en aquel lugar, así que decidió ir a la cueva. Cuando
regresó de su ‘aventura’ se le notaba nervioso y asustado;
después de lograr que se calmara, contó lo siguiente: “Al
entrar, encontré un montón de esqueletos, pero no le
tomé mucha importancia, al adentrarme un poco más a
la cueva encontré un par de baúles maltratados por el
tiempo, cuando los abrí allí estaban llenos de monedas
de oro, joyas y hasta perlas; al intentar a llevarme un
par de esos baúles fue cuando escuché de repente una
voz de ultratumba, casi demoniaca me dijo” ¡¡¡¡TODO
O NADA!!!!!”, al escuchar yo esto solté los baúles y salí
corriendo”. Desde ese día aquel hombre no volvió a ser el
mismo.
Cuenta la leyenda que el tesoro sigue en aquella
cueva esperando que alguien se atreva a jugarse el todo
o nada, para quedarse con todas esas riquezas. Pero
hasta ahora, todo aquel que se ha atrevido a ir, ha vuelto
en un estado de locura total, o aún peor, simplemente
nunca volvió. En casos como este, es como muchas
personas creen que, cuando la voz dice ‘todo o nada’, se
refiere a que es tu vida la que apuestas a cambio de aquel
tesoro…¿Será?
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