“Lo único que cae del cielo…es la lluvia” Mi abuelo
Profesor Carlos Salazar-Vargas
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El “Estratega Político” es una
novedosa y reciente profesión que
hoy dia se ha convertido en un requisito indispensable en y para
cualquier proceso electoral y que
por su inusitado desarollo es ya un
exclusivo signo y un real emblema de
los tiempos modernos. Pero a pesar
de su necesaria presencia dentro del
Politing, saber lo que piensa -o mejor
cómo piensa- un Estratega es una
tarea nada fácil pues este proceso se
mueve entre el conocimiento tácito y
las propias potencialidades que tiene
este raro y singular espécimen. Y es
que hoy día es inevitable peguntarse
¿Qué es lo que hace que un
Estratega tenga éxito, mientras que
otros fracasan? ¿Por qué campañas
lectorales que utilizan las mismas
estrategias obtienen resultados
diferentes: unos mejores que otros?.
Para responder a este interrogante
recurriremos a Ohmae (conocido
como Mr. Strategy) quien afirma
que “el éxito no suele ser producto
de un análisis riguroso sino de un
estado mental muy particular, que
se caracteriza por procesos de
pensamiento creativos e intuitivos
mas que racionales”. Sin embargo, el
estratega no rechaza el análisis. En
realidad, trabaja permanentemente
haciéndolo, pero lo usa sólo para
estimular el proceso creativo, para
probar las ideas que surgen en este
laberintico camino, para averiguar las
consecuencias estratégicas o para
no fallar en la ejecución de ideas
originales y hasta “locas” que tienen
grandes posibilidades y que
de otro modo no se habrían
puesto en práctica en la
política y/o en procesos
electorales en particular.
Otra conclusión
interesante es que el
punto de partida del
pensamiento estratégico
es precisamente el análisis.
El “pensador estratégico”
se enfrenta a problemas,
tendencias y/o situaciones
que parecen constituir
un todo armonioso. Él
debe, entonces proceder
a desmembrar ese todo
en sus partes constitutivas
y una vez que conoce el
significado de cada una, debe volver
a juntarlas intentando aprovechar
al máximo la ventaja competitiva
del “Ofrecimiento Político: Partido,
Candidato y Programa Político”.
Así, la solución encontrada de esta
manera, es distinta de aquella que se
podía conseguir con el pensamiento
lineal, ya que se han identificado,
estudiado y clasificado los elementos
relacionados con el asunto en cuestión
y se han organizado de una manera
relevante.
Nos comenta Ohmae
adicionalmente, que el conocimiento
o visión personal del estratega es la
clave del proceso y que como dicho
proceso es creativo, parcialmente
intuitivo y a menudo perjudicial para
el statu quo, las grandes estrategias
están más allá del alcance del análisis
consciente y los planes resultantes
pueden parecer, sin embargo,
inaceptables para el simple analista.
En todo caso, el gran estratega es
un pensador flexible que entiende
la completa gama de alternativas y
constantemente sopesa los positivos
y negativos de cada una y que para
considerar las alternativas se debe
preguntar “¿qué pasaría si...?” o “si
la situación fuera tal, ¿cuál sería el
mejor curso de acción?”.
Lo que si se
puede suponer es que de todo lo que
tiene el “Estratega
Político” lo único que no pasa de
moda es su sonrisa, por eso debe
conservarla siempre.
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